No basta con una gran idea: ¡Debe ser sostenible!

Hoy estamos en la era de las grandes ideas que han revolucionado el mundo, sin embargo, si nos detenemos un momento, nos daremos cuenta que las grandes ideas son sólo es el primer paso de la consolidación de una empresa, seamos claros:

Hay un camino enorme entre tener la idea y ejecutarla, y otro camino más largo en hacer que se convierta en algo sostenible.

El mundo desde hace un par de décadas se ha acelerado y con ello, las expectativas de tener “éxito” inmediato sin tanto esfuerzo, sólo basados en una idea que sea inteligente y disruptiva.

Por supuesto que hay ejemplos de personas que lo han ese “éxito”, ahí están los influencers y demás creadores de contenidos en redes sociales.

Sin embargo, habría que cuestionar si esas ideas que en su momento han sido brillantes, lograron mantenerse como una marca o empresa sostenible.

 El caso WeWork

Para muchos no es una sorpresa que WeWork, la empresa que en su momento fue la startup de mayor valor en EE. UU. se declare en quiebra.

De estar valuada en 47,000 millones de dólares, hoy tiene una deuda de 50,000 millones de dólares.

 La base de este modelo era la renta de espacios para trabajar, lo que conocemos como coworking.

Algo común hoy en día, y que en 2010 prometía revolucionar el concepto de la oficina tradicional y lo lograron.

Todo parecía ir de maravilla, sin embargo, el liderazgo de su fundador, Adam Neumann generaba dudas.

Ya que su modelo incluía excentricidades, fiestas de alto costo, un ambiente relajado y sobre todo, darse sus gustos personales, a costa de la empresa.

La idea, en su momento, era deslumbrante y así consiguió a una enorme cantidad de inversionistas, sobre todo SoftBank a través de su fondo Vision invirtió una cantidad sustancial en WeWork, lo que contribuyó a la valoración masiva de la empresa en un momento dado.

Todos estos inversores no se daban cuenta que detrás del estilo desenfadado de Neumann había toda una serie de disfuncionamientos.

Gastos excesivos, la mala planeación y el no adaptarse a la realidad financiera de la compañía que por más éxito reflejado en medios no llegaba siquiera al punto de equilibrio.

Con la pandemia vino la caída libre, ya que el trabajo desde casa hizo innecesario tener oficinas o espacios de coworking.

WeWork terminó con una deuda billonaria que hoy en día los tiene al borde del colapso al menos en Estados Unidos.

Claro que está bien ser relajado, tener un ambiente divertido, no obstante, cuando conviertes tu trabajo en un juego, es de esperarse que tarde o temprano vas a perder.

Además, si crees que no es necesario adaptarse a las circunstancias financieras, por más arriesgado que seas, estás perdido.

Este caso nos demuestra la importancia de:

• El autocontrol en el liderazgo: Por extraño que parezca, algunas personas tienen más dificultades para saber dirigir cuando las cosas van bien, que cuando hay dificultades. Es decir, no saben manejar el “éxito” que han estado buscando.
• La innovación como medio de adaptación en una organización: Grandes empresas, como Kodak o Blockbuster, que creyeron llegar “a la cima”, y que ahí se mantendrían haciendo lo mismo, se quedaron atrás de los cambios que el mercado y el mundo estaban experimentando y no lograron adaptarse.

 Y por supuesto, el caso de WeWork nos enseña que no basta con tener una idea brillante, sino hacer que de resultados sostenibles.

Lograr el equilibrio

Cuando se habla de generar un buen ambiente de trabajo, de tener tiempo para actividades personales,

De divertirse en el trabajo, no quiere decir que se deba perder:

• La disciplina y la consistencia.
• El enfoque en los objetivos.

Se trata de buscar un modelo que facilite el trabajo y genere bienestar EN EL LARGO PLAZO, y créeme esto es lo más complicado de lograrse hoy en día en el mundo empresarial actual.

No obstante, como el caso de Adam Neumann, el exceso termina por hacer perder la brújula.

Y, ¡cuidado!, así como un líder puede inspirar a ir por resultados positivos sorprendentes, su actitud también puede atraer hacia un lado negativo, en el que todo se convierte en una fiesta.

 Y una fiesta sin lugar a dudas muy costosa por cierto, porque como ya dije, WeWork hoy debe alrededo de 50,000 millones de dólares.

La clave, como persona, como profesional y como empresa es: Equilibrio.

Disfrutar no significa derrochar, ni tratar bien a los demás implica cumplir caprichos personales o hacer fiestas todos los días.

El equilibrio se logra con autocontrol, claro que debe ser emocionante que tu idea genere millones, sin embargo, debes estar preparado tanto para tropezar como para el triunfo.

Y una vez que llegas, no sentarte a ver qué sucede, sino comprometerte con el paso que sigue y luego el otro, siempre uno a la vez, pero bien firmes.

 Eso es lo que genera consistencia y sostenibilidad, de lo contrario, toda la empresa irá a la deriva.

Lo que sigue

Desde hace tiempo que Adam Neumann fue despedido de WeWork, sin embargo el daño ya estaba hecho.

La nueva directiva anunció una reestructuración para salir de la deuda y luego para continuar con sus operaciones,

 Basados en un modelo más estable y sin despilfarros.

 Por su parte, Neumann anunció una nueva empresa, llamada Flow, la cual, asegura,

“Revolucionará el mercado inmobiliario en Estados Unidos”, tal como hizo en 2010 al revolucionar el trabajo en las oficinas.

Esperemos que haya aprendido la lección y no cometa el mismo error de tener una gran idea y no ocuparse en hacerla sostenible. 

En su caso y en el de WeWork, como hemos dicho, se vale tropezar, y ahora la importante es saber aprovechar su experiencia

Para levantarse y continuar con una visión diferente.

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