BATALLAS LOCALES
El proceso electoral de este año 2024 será principalmente diferenciado, contrario a lo que se acostumbra cuando hay competencia por la presidencia del país. Esta vez ningún candidato presidencial tiene el peso moral, la capacidad de convencimiento ni el liderazgo para convocar totalitariamente a sus fuerzas partidistas en torno a un proyecto. Nadie, incluyendo a sus estructuras y partidos, los quiere de a de veras. Es trabajo por compromiso e interés, no por convicción. Cualquier otro nombre en la boleta tendría la misma condición actual, pues liderazgos con potencia en este país hay pocos y en esta elección no están participando.
Además, son candidatos nacidos de procesos viciados, todos. Claudia Sheinbaum fue impuesta por el presidente, cuestionada por Marcelo Ebrard y está siendo negada en mítines, pues no jala por su falta de carisma natural. La gente acude a sus eventos obligada y regañada. Cerró la precampaña con algunas protestas de la misma gente de Morena. Xóchitl Gálvez surgió de sorpresa, sin ella misma esperarlo ni desearlo, en la búsqueda de tener un perfil que cumpliera la tarea de ser la antítesis del mote de fifís que el presidente implantó sobre quienes integran los partidos opositores.
Una candidata venida de menos a más, que no forma parte de la clase política, que está fuera de los formalismos y que, de llegar, gobernaría a su estilo personal. Esa es la imagen que se está manejando. Pero ha tenido un recorrido de campaña difícil, lleno de tropiezos y que no mueve, no enamora. Álvarez Máynez ni se imaginaba como candidato presidencial, pero tampoco a otro cargo de elección popular. Le tocó bailar con la más fea y por empujón repentino de alguien más. Tuvo que hacerlo a destiempo y no con todo en contra, pero sí con casi nada a su favor. Es un perfil no campañero, frío, seco, que no se haya con el discurso que le dejaron ni la energía que se veía.
Es el estratega que hicieron candidato, pues antes de esto era el coordinador de campaña de Samuel García. Aunado a eso, le dejaron varios Movimientos Ciudadanos, no uno. Está el de Samuel García, por supuesto, y también el de Enrique Alfaro y no se puede dejar de mencionar, el de Dante Delgado. Tres ideas distintas y lejanas sobre lo que quieren para su partido. Por eso, las campañas presidenciales no unificarán las estatales, las legislativas ni las municipales. En esta ocasión no serán punta de lanza ni significarán arrastre completo. Las campañas se diferenciarán, también lo harán los candidatos y, como consecuencia de ello, los resultados de la elección.
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Por eso, en este 2024 las batallas serán locales. Más allá de la contienda por la presidencia del país, lo demás no está dicho. Será una pelea férrea, centímetro a centímetro. Claudia Sheinbaum, quien tiene la preferencia de las encuestas, no les garantiza a los demás candidatos de su movimiento que el voto se unificará como sucedió con el presidente, que todo se votará Morena. Y es que ya lo dije, todos los morenistas no están con ella, pero sí con el proyecto del presidente, que sería ella, pero no significan la misma cosa, lo que la gente y los liderazgos lo saben. De ahí que sea casi imposible que Sheinbaum logre 4 de 4, o 5 de 5 o 6 de 6, dependiendo de qué estado o municipio se trate.
Xóchitl Gálvez no sólo no será de ayuda para sus candidatos, sino que ella misma sabe que nunca serán de su proyecto, ni la apoyarán al 100%, lo que es mutuo. Esto se debe a que las candidaturas no las definirá ella, como es la costumbre de los candidatos presidenciales. Cada caso dentro de la coalición sigue un proceso distinto, pues en algunos lados podrán ponerse de acuerdo los partidos, pero en otros habrá pugnas irremediables, de las que saldrán equipos descontentos, los que trabajarán de brazos cruzados o simplemente no lo harán, en detrimento de esa campaña en particular. No serán candidatos de Xóchitl y ella no será tampoco de ellos.
Álvarez Máynez está a dos galaxias de lograr el empuje y la motivación de Samuel García. Los candidatos que ganen de Movimiento Ciudadano lo lograrán por su puro y personal esfuerzo y trabajo. Sólo los liderazgos locales genuinos y fuertes podrán dar a MC alcaldías y diputaciones, y tendrán que seguir un proceso de campaña a solas. Que las batallas sean locales significa, en todos los casos, que los candidatos presidenciales no definirán gubernaturas, alcaldías ni diputaciones, así como tampoco serán de ayuda para obtenerlas. Esas las ganará quien mejor campaña realice, tenga la confianza de la gente y su liderazgo sea de años, lo que da posibilidad a cualquier partido de obtener, más allá de la presidencial, puestos públicos en 2024.