BOLIVIA NACIÓN HERMANA DIVIDIVA POR LUCHAS DE PODER INTESTINAS
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BOLIVIA NACIÓN HERMANA DIVIDIVA POR LUCHAS DE PODER INTESTINAS
Bolivia atraviesa una fase de alta tensión política y social que algunos observadores comparan con una posible guerra civil, pero la realidad es más compleja. A pesar de las divisiones, las protestas y los enfrentamientos ocasionales, el país aún mantiene un grado de cohesión que evita una ruptura total. Esta situación crítica, sin embargo, ha aumentado las divisiones entre los sectores pro-gobierno y los opositores, cada vez más marcadas por cuestiones étnicas, económicas y regionales.
Las razones de este clima de conflicto incluyen disputas políticas sobre el manejo de los recursos naturales, la polarización sobre los derechos indígenas y las políticas de centralización versus autonomía regional. También influyen las tensiones generadas por la desaceleración económica, agravada por la dependencia de Bolivia en la exportación de gas y minerales, cuyo precio y demanda se han visto afectados. A ello se suma una administración política que enfrenta críticas tanto internas como externas sobre la transparencia y la corrupción.
Es importante tener en cuenta que, aunque el término "guerra civil" puede sonar alarmista, en realidad Bolivia ha demostrado una resiliencia notable para resolver conflictos a través del diálogo en múltiples ocasiones.
Hoy en Bolivia existe una tensión considerable entre el actual presidente, Luis Arce, y el ex presidente Evo Morales, quien gobernó durante 13 años y fue una figura central en el Movimiento al Socialismo (MAS). Aunque Arce y Morales pertenecen al mismo partido, sus diferencias se han vuelto cada vez más evidentes, y esto ha generado una división interna entre las diferentes organizaciones campesinas del partido.
La relación entre Arce y Morales se ha vuelto tensa debido a diferencias en la visión política y en el control de la estructura partidaria. Arce ha buscado en ocasiones distanciarse de Morales para construir su propio liderazgo, lo que ha provocado que algunos sectores del MAS apoyen a uno u otro. Esta disputa no solo afecta al partido gobernante, sino que también se suma a las tensiones sociales en Bolivia, exacerbando el clima de polarización que vive el país. En Bolivia, el MAS se refiere al Movimiento al Socialismo - Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos, un partido prácticamente indígena.
El MAS ha tenido un papel protagónico en la política boliviana, especialmente bajo el liderazgo de Evo Morales, quien fue el primer presidente de origen indígena. Actualmente, el MAS sigue siendo una fuerza política importante en Bolivia, aunque enfrenta desafíos internos y tensiones, especialmente entre la facción que apoya al ex presidente Morales y la que respalda al actual presidente, Luis Arce.
Luis Arce llegó a la presidencia de Bolivia en octubre de 2020, en un contexto de crisis política, social y económica que se originó el año anterior con la renuncia de Evo Morales. Su ascenso fue influenciado por varios factores clave con la Crisis electoral y renuncia de Evo Morales en 2019. En las elecciones de octubre de 2019, Morales fue declarado ganador, pero hubo denuncias de fraude que provocaron masivas protestas en todo el país. La situación se agravó cuando la Organización de los Estados Americanos (OEA) publicó un informe señalando irregularidades en el proceso electoral. Esto derivó en un estallido social que, junto con la presión de las fuerzas armadas y la policía, obligó a Morales a renunciar y exiliarse.
EL TEMA COCALERO TAL VEZ SEA EL PROBLEMA QUE NO SE VE EN EL CONTEXTO POLÍTICO BOLIVIANO
En Bolivia, la coca ha sido parte de la cultura andina durante siglos. Es masticada (acullico), utilizada en ceremonias y apreciada por sus propiedades para mitigar el hambre, el cansancio y el mal de altura. La hoja de coca es legal y protegida en Bolivia, siendo cultivada principalmente en los valles de Los Yungas y el Chapare.
Política de “Coca Sí, Cocaína No”- Bajo la administración de Evo Morales era el slogan, pero de 12.000 hectáreas cultivables autorizadas las llevó a 22.000 en su gestión lo que encendió alertas de la DEA organismo de EEUU que combate el flagelo de las drogas en Sudamérica.
Esta política cocalera consistía en regular la cantidad de coca permitida para cada productor (principalmente en el Chapare), y también en crear cooperativas que supervisaran la producción. Se legalizó una cantidad de producción de coca en ciertas áreas para consumo interno, un acto que despenalizaba el cultivo en un marco legal y buscaba reducir la producción en forma ilegal.
La coca es una fuente importante de ingresos para miles de familias bolivianas. En el Chapare, una de las principales regiones productoras, gran parte de la economía depende de su cultivo. Debido a la falta de acceso a mercados y la limitada producción de otros cultivos en áreas como el Chapare, la coca se ha convertido en una opción económica más viable y rentable que otros productos agrícolas. Sin embargo, debido a la demanda internacional de cocaína, una porción significativa de la producción de coca termina desviada hacia el narcotráfico y ahí es donde el tema se cae a pedazos donde los límites de la legalidad para controlar cultivos se ven corrompido por organizaciones para fabricar sustancias adictivas.
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Bolivia, uno de los principales productores de coca en el mundo, ha estado en el centro de la política antidrogas de Estados Unidos en América Latina. Sin embargo, la expulsión de la DEA y el enfoque autónomo de Morales llevaron a una reducción en la colaboración entre ambos países en temas antidrogas. Esta situación ha afectado las relaciones diplomáticas, ya que EE.UU. considera que Bolivia no hace lo suficiente para combatir el narcotráfico.
En este contexto, Bolivia ha defendido su derecho a la soberanía sobre la política de coca y ha argumentado que las políticas de erradicación impuestas por otros países no respetan la cultura y las tradiciones bolivianas. El país ha recibido apoyo de instituciones como la Organización de Naciones Unidas (ONU), que en 2013 reconoció el derecho de Bolivia al uso tradicional, pero de allí al uso ilegal hay un tramo muy frágil para controlar que eso no pase.
La cuestión cocalera en Bolivia es un tema que se equilibra entre el derecho cultural de sus comunidades y los riesgos asociados con el narcotráfico, un desafío que requiere soluciones específicas que respeten la autonomía y las realidades socioeconómicas del país.
ORIGEN DE LA POLARIZACIÓN Y LUCHA POR EL PODER EN BOLIVIA
La dinámica política en Bolivia se caracteriza por una intensa lucha por el poder, que incluye tanto al gobierno actual como a las acciones antidemocráticas y golpistas del ex presidente Evo Morales, quien, tras su exilio, ha intentado recuperar el poder a cualquier costo, eludiendo los procesos legales establecidos. Esta situación refleja una tendencia más amplia en la región, donde gobiernos populistas han enfrentado derrotas electorales ante administraciones liberales, lo que ha exacerbado la polarización política.
A primera vista, estas luchas de poder podrían parecer el núcleo del problema; Sin embargo, a mi juicio, el origen de la polarización en Bolivia radica profundamente en la cuestión de la coca. La expulsión de la DEA del país y la decisión de aumentar las tierras destinadas a la producción de coca han creado un entorno propicio para la corrupción y el narcotráfico, que se han convertido en los verdaderos problemas subyacentes, más allá de las ideologías políticas. La coca no solo representa un cultivo con un significado cultural e histórico, sino que también es un factor económico crucial que influye en las dinámicas de poder y en la corrupción, afectando directamente la estabilidad política y social de Bolivia.
Por lo tanto, abordar la cuestión cocalera es esencial para entender las raíces de la polarización y la lucha por el poder en el país, ya que su regulación y control son fundamentales para lograr un equilibrio entre los derechos culturales de las comunidades y la lucha contra. El narcotráfico.
¿POR QUÉ Y QUIÉN BUSCA A EVO MORALES?
Evo Morales es buscado por las autoridades bolivianas y ha sido objeto de notificaciones internacionales de Interpol debido a varias acusaciones graves que surgieron tras su salida del poder en 2019. Las acusaciones en su contra abarcan desde presuntos delitos de abuso de menores y corrupción, hasta su vinculación con políticas que algunos consideran favorecieron el narcotráfico. La complejidad de su situación legal y política implica tanto factores judiciales como un trasfondo de rivalidades políticas y tensiones internacionales.
Acusaciones de pedofilia y abuso de menores. Uno de los cargos más graves contra Morales proviene de la presunta relación con una menor de edad, que habría ocurrido mientras él estaba en el poder. En 2020, surgieron imágenes y testimonios que indicaban una relación inadecuada con una adolescente, lo cual motivó una investigación formal. La Fiscalía boliviana abrió un proceso por pedofilia y abuso de menores, lo que incluyó una solicitud de colaboración con la Interpol, aunque no se emitió una orden de arresto formal internacional. Estos señalamientos han sido utilizados políticamente por sus opositores para criticar su ética y su capacidad para representar al pueblo boliviano.
RODOLFO MARCELO PÉREZ
Editor