¿Cómo actúa un mentiroso?
por Berit Knudsen
El Reporte, Viernes 27 de mayo de 2022
Los mentirosos se enfadan haciéndose las víctimas, responden a la defensiva y se rehúsan a dar explicaciones. Desvían la atención mostrándose ofendidos o apenados. Cuando su mentira es descubierta, negarán todo hasta que sus historias resulten insostenibles. Aquí algunos ejemplos.
Los problemas del Perú, especialmente la corrupción, vienen de muchos años o décadas atrás. Hemos tenido malos gobernantes, con diferentes graduaciones y la corrupción siempre estuvo ahí. Pero pocos como Martín Vizcarra que hizo de la mentira un arte mediante el cual dañó profundamente nuestro sistema, engatusando a la población, manipulando a la prensa, encerrándonos por meses mientras más de 200 mil peruanos morían y muchos otros actos imperdonables. Pero más grave fue que paralelamente continuaba con su agenda para controlar al país, incluso después del abrupto final de su mandato. Hoy que se van poniendo en evidencia sus descaradas mentiras, 10 años de inhabilitación para ejercer cargos públicos debería ser sólo el primer paso.
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Martín Vizcarra nos engañó con el famoso referéndum del Sí, Sí, Sí, No y hasta hoy muchos desconocen la función que ejercía el Consejo Nacional de la Magistratura, cómo se reguló el funcionamiento de las organizaciones políticas, por qué se prohibió la reelección de congresistas y por qué rechazamos la bicameralidad, pero apoyamos a Vizcarra. Se cerró el Congreso, nadie salió a protestar y nuestras vidas continuaron. Lo que no conocimos fueron todas las maquinaciones y jugadas políticas que van poniéndose en evidencia una a una. Todo esto fue la antesala de lo que hoy vivimos, porque nadie sabe para quién trabaja. Los peruanos están cambiando, tal vez menos de lo que quisiéramos, pero esta dramática coyuntura nos debe hacer tomar conciencia del peligro de endosar nuestro futuro con un cheque en blanco a los gobernantes. Ahí está en Palacio el exasesor de Vizcarra, Daniel Salaverry… Para muestras un botón.
La complicidad de Francisco Sagasti y su descaro para mentir aparentando una imagen intachable, hicieron posible la llegada al gobierno de Pedro Castillo y sus secuaces. Su presencia en palacio fue una ingeniosa jugada de laboratorio del partido Morado y los partidos progresistas, urdida para desarticular una vez más la democracia, avalados por los grupos de izquierda promotores de las marchas y la prensa a cargo de la convocatoria. Sagasti se opuso al nombramiento de los miembros del Tribunal Constitucional, destituyó al Comandante General de la Policía, desacreditó a las Fuerzas Armadas ante su preocupación por el proceso electoral, se negó a atender la solicitud de auditoría de las elecciones, se parcializó a favor del candidato vinculado a movimientos terroristas, sin mantener la obligada imparcialidad, emitiendo opiniones favorables a Pedro Castillo. Hoy nos enteramos de que este admirador de terroristas, que conserva con orgullo los autógrafos a él dedicados por los miembros del MRTA, fue quien allanó el camino a Bruno Pacheco hacia la Secretaría General de Palacio, modificando los requisitos mínimos para ocupar dicho cargo.
Hay mucho que contar sobre el presidente de turno, pero me limito a mencionar los monólogos durante sus elaboradas apariciones, eludiendo a la prensa por temor y donde su recurrente mensaje es: no me dejan gobernar, el problema se forjó hace 200 años y la tristemente célebre frase “podemos meter las patas, pero no las uñas”. Siempre adelantando excusas, acusando de mentirosa a la oposición, mostrándose ofendido, en esos espacios donde nadie puede contradecirlo, evadiendo su propia deshonestidad. Esa es la realidad de un país, con gobernantes sumergidos en la corrupción y la mentira.
Hoy esas mentiras se ven convertidas en actos desesperados por buscar la propia salvación y esos gobernantes de Perú Libre se debaten ante la ola de destapes y denuncias que esperamos sigan en aumento hasta que caiga el gobierno más incapaz y corrupto de nuestra historia.