¿Cómo afrontan las empresas tecnológicas la victoria de Trump?
La reelección de Donald Trump ha vuelto a poner al mundo de la tecnología en alerta. En este segundo mandato, las Big Techs se enfrentarán a diferentes desafíos, desde los más que probables aranceles hasta cambios en las políticas regulatorias.
¿Cómo reaccionarán las empresas? La verdad es que es complicado saber qué es lo que ocurrirá, pero lo que sí tenemos claro es que esta nueva presidencia plantea nuevos retos y oportunidades para las compañías tecnológicas y su relación con el gobierno de Estados Unidos.
La amenaza de los aranceles…
… nada más, y nada menos, que un 60% a los productos importados de China.
Para compañías como Apple, Amazon y Google, que dependen en gran medida de cadenas de suministro globales, este arancel representará un aumento tanto de costes como de precios de venta al consumidor.
¿Se podrá minimizar el impacto? Sí. Para ello, algunas empresas ya han comenzado a diversificar sus proveedores, trasladando las operaciones hacia otros países de Asia o Hispanoamérica. Sin embargo, este cambio no es tan sencillo. No debemos olvidar que este tipo de transiciones requieren tiempo y recursos.
Según Trump, esta medida protegerá los empleos en Estados Unidos, pero la industria sabe que una producción exclusivamente local puede afectar tanto la competitividad como la innovación en el sector tecnológico.
Elon Musk y Donald Trump: ¿amigos por interés?
No es ningún secreto, ambos han mantenido una estrecha relación durante toda la campaña electoral. Comparten la misma opinión sobre la independencia tecnológica, por lo que Musk ha hecho de Estados Unidos la base de sus operaciones. Industrias estratégicas, como la aeroespacial, encajan bien con las tesis de Trump en defensa y desarrollo interno.
Esta cercanía representa una ventaja para el dueño de Tesla y SpaceX, quien podría beneficiarse de políticas gubernamentales que impulsen sus proyectos.
Sin embargo, el resto de empresas ven este vínculo como un potencial conflicto de intereses. Es de esperar que Trump priorice los proyectos de Musk, limitando las oportunidades para esas compañías.
¿Es justo que el desarrollo de la industria esté condicionado por las relaciones personales de un presidente? Es evidente que no. De hecho, entendemos que exista preocupación sobre la imparcialidad en el trato del gobierno hacia las otras empresas tecnológicas. ¿A quién no le pasaría?
El control sobre las Big Tech
En su primer mandato, Trump dejó muy claro que su intención era regular a las grandes compañías tecnológicas, criticando a Meta, a la antigua Twitter y Google ante la opinión pública. Todo hace suponer que, con su reelección, es probable que algunas de estas compañías se enfrenten a una vigilancia mucho más estricta.
Para las grandes tecnológicas, cumplir con estas regulaciones podría implicar cambios en sus modelos de negocio y una mayor inversión en transparencia y control de datos. En los últimos años, empresas como Meta y Google han estado implementando políticas internas para mejorar la transparencia en la moderación de contenido y los datos de usuario, pero todo hace presagiar que las regulaciones serán aún más severas.
Para estas empresas, encontrar el equilibrio entre cumplir con normativas y mantener su competitividad no será nada fácil.
Inteligencia artificial y seguridad.
Otro punto clave del plan de Trump es mantener la supremacía de Estados Unidos en tecnología e IA. Compañías como Google, Microsoft y Amazon, entre otras, lideran en la actualidad proyectos de IA, pero la administración podría ofrecer incentivos adicionales para impulsar el desarrollo de este tipo de tecnologías en suelo estadounidense.
Aunque, aparentemente, esta iniciativa promete potenciar el desarrollo, también genera una cierta controversia. ¿Se acabará utilizando para la defensa o el control estatal? Si es así, nos imaginamos que no será bienvenida.
Aun así, Trump podría llegar a presionar para que las empresas tecnológicas colaboren en defensa y seguridad, aprovechando el poder de la IA para fortalecer la posición de Estados Unidos en el mundo.
La reelección del líder republicano representa una nueva etapa para las Big Techs. Los aranceles, las diferentes normativas y la relación personal entre Trump y Musk, dibujan un panorama incierto, en el que solo las empresas más adaptables y resilientes podrán prosperar.
Para el sector tecnológico, esta victoria es un recordatorio de que la política influye cada vez más en el desarrollo y la dirección de la industria. La clave estará en ajustar las estrategias para adaptarse a la nueva situación, priorizando la innovación y la capacidad de adaptación ante los retos que traerá esta nueva legislatura.