CÓMO CONSTRUIR ORGANIZACIONES MÁS HUMANAS SIN MORIR EN EL INTENTO

Para quienes han leído lo que he ido publicando en los últimos años, se darán cuenta que hay un hilo conductor común: mi interés por aportar a generar una sociedad más a escala humana.

Hace algunos años tuve la tremenda oportunidad de participar de la Fundación Desafío de Humanidad (https://www.desafio.cl), fundada por dos grandes y visionarias personas:

*Puedes visitar sus perfiles en LinkedIN haciendo click en sus nombres

Lo que me atrajo a Desafío en aquella época, en que estaba en búsqueda de un sentido más profundo de la vida, fue que participaban mayoritariamente gerentes generales y gerentes de personas (me resisto a usar el concepto de “recursos humanos”, que me parece muy “utilitarista”) de todo tipo de empresas.

El planteamiento con el que Denis y Pedro le dieron origen a Desafío fue que si queríamos humanizar a la sociedad, una buena manera de hacerlo era a través de humanizar aquel espacio donde las personas adultas pasamos la mayor parte de nuestro tiempo despiertos: las empresas u organizaciones.

Iniciativas como “Navidad con Sentido”, el “Mes de la Alegría”, el apoyo a organizaciones sociales que buscaban fomentar el desarrollo de las capacidades de jóvenes en sectores vulnerables para que no cayeran en la drogadicción, entre varias otras fueron verdaderas oportunidades de aprendizaje en mi búsqueda.

Pero sin duda que la experiencia más enriquecedora de ese período lo constituyeron los “Encuentros en lo Alto”, retiros en El Colorado de Jueves a Domingo, donde teníamos la oportunidad de convivir con gente de todo tipo de experiencias vitales (no sólo empresarial), de todas las religiones, y de las más diversas miradas de la vida. Era una forma de RE-CONOCER al Otro (así, con mayúscula).

Si bien después seguí un camino diferente al de Desafío, nunca olvidé todo lo que ese paso me aportó. Creo firmemente en que cada uno de nosotros viene a esta vida a cumplir un propósito, que va más allá de sólo “vivir para pagar las cuentas”. Y creo que cuando las personas armamos organizaciones también debemos considerar un propósito.

En esa línea es que inicio hoy esta columna (una más, dirán ustedes) quincenal, en donde quiero compartir mis ideas respecto de cómo humanizar aquellos lugares donde pasamos tanto tiempo de nuestras vidas y así mejorar la forma de relacionarnos. Y leerlos a ustedes también. Se construye comunidad conversando, escuchándonos.

Si lográramos avanzar en esta línea podríamos generar una sociedad más justa desde la base, sin tener que esperar a leyes para ello.

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