¿Cómo evitar el desgaste por empatía hacia las personas refugiadas?

El desgaste por empatía es un fenómeno psicológico que afecta a las personas que trabajan o conviven con otras que sufren situaciones de trauma, violencia o vulnerabilidad. Se caracteriza por una pérdida de empatía, una disminución de la motivación y un aumento del desgaste, la ansiedad y la depresión.

Este fenómeno puede afectar tanto a las personas que prestan ayuda humanitaria o social a las personas refugiadas, como a las propias comunidades de acogida que conviven con ellas. En un contexto de crisis migratoria global, donde más de 80 millones de personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares por conflictos, persecuciones o violaciones de derechos humanos, el desgaste por compasión puede suponer un riesgo para la cohesión social, la solidaridad y la integración.

Según un informe del Migration Policy Institute (MPI), el desgaste por empatía se ha manifestado en varios países que han acogido a grandes poblaciones de personas refugiadas en los últimos años, como Turquía, Líbano, Jordania, Alemania o Suecia. El informe analiza los factores que influyen en el cambio de actitud de la ciudadanía hacia las personas refugiadas, como la duración de su estancia, las condiciones de vida, las oportunidades de empleo y educación, el apoyo institucional y la narrativa política y mediática.

Entre los factores que generan el desgaste por empatía, el informe destaca:

- La exposición constante al sufrimiento y la vulnerabilidad de las personas migrantes y solicitantes de asilo, que a menudo han sido víctimas de violaciones de derechos humanos, abusos, extorsiones y amenazas en sus países de origen, durante su tránsito y en los centros de detención o albergues.

- La falta de recursos y capacitación adecuados para atender las necesidades físicas, emocionales y legales de las personas migrantes y solicitantes de asilo, así como para cuidar la propia salud mental.

- La hostilidad y la criminalización que enfrentan tanto las personas migrantes y solicitantes de asilo como las personas que les prestan servicios, por parte de las autoridades, los grupos antiinmigrantes y algunos sectores de la sociedad.

- La incertidumbre y la impotencia ante los cambios constantes y arbitrarios en las políticas migratorias, que dificultan el acceso al asilo, limitan las opciones legales, prolongan los procesos burocráticos y aumentan el riesgo de deportación o separación familiar.

- La falta de reconocimiento y apoyo por parte de las instituciones públicas, las organizaciones internacionales y la sociedad civil, que no valoran suficientemente el trabajo humanitario y legal que realizan estas personas.

El informe también propone una serie de recomendaciones para prevenir y mitigar el desgaste por empatía, tanto a nivel individual como colectivo. Algunas de estas recomendaciones son:

- Fomentar el autocuidado y la resiliencia de las personas que trabajan con personas refugiadas, ofreciendo espacios de apoyo psicológico, formación y supervisión.

- Promover el contacto directo y positivo entre las personas refugiadas y las comunidades de acogida, facilitando espacios de encuentro, intercambio y participación.

- Ofrecer espacios y recursos para la atención psicológica individual y grupal, así como para la formación continua sobre salud mental y estrategias de afrontamiento.

- Impulsar políticas públicas que garanticen los derechos y las necesidades básicas de las personas refugiadas, así como su acceso al mercado laboral y al sistema educativo.

- Fortalecer el liderazgo y la responsabilidad compartida de los gobiernos locales, regionales y nacionales en la gestión de la crisis migratoria, evitando discursos xenófobos o populistas que alimenten el rechazo o el miedo.

- Sensibilizar a la opinión pública sobre la realidad y la diversidad de las personas refugiadas, contrarrestando los estereotipos, los prejuicios y las falsas informaciones que circulan en los medios de comunicación o las redes sociales.

- Diversificar las fuentes de financiación y reducir la dependencia de los fondos gubernamentales o condicionados a objetivos específicos, en el ámbito de las entidades sociales.

- Fortalecer las alianzas y redes con otras organizaciones que trabajan en el mismo ámbito o en temas relacionados, para compartir experiencias, buenas prácticas, información y recursos.

El desgaste por empatía es un reto complejo que requiere una respuesta multidimensional e integral. Solo así podremos construir una sociedad más inclusiva, justa y solidaria con las personas que han tenido que huir de sus países por causas ajenas a su voluntad.

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