¿Cómo evitar publicar contenido vacío o superfluo en LinkedIn?
¿Te ha pasado que lees una publicación en LinkedIn y piensas: “¿Esto realmente aporta algo?” Muchas veces, encontramos frases recicladas o reflexiones superficiales que no solo saturan los feeds, sino que generan la impresión de que quien las publica no está ofreciendo nada nuevo.
Cuando alguien comparte frases trilladas como “No te va a quitar el trabajo la IA, te lo va a quitar quien sepa usarla” o “Recibí el CV de un candidato y lo rechazé dos veces”, están repitiendo algo que ya hemos leído hasta el cansancio, sin añadir ninguna perspectiva personal o análisis profundo.
Publicar contenido así transmite que no se ha hecho el esfuerzo de pensar a fondo en los problemas, preguntas o inquietudes reales de la audiencia. Peor aún, puede proyectar la imagen de que el autor está simplemente buscando llenar un espacio en lugar de aportar valor.
Cómo evaluar el valor de tus publicaciones
Crear contenido valioso no ocurre por casualidad. Requiere lecturas, reflexión, claridad de objetivos y un conocimiento profundo de la audiencia a la que te diriges. Antes de compartir cualquier idea en LinkedIn, es esencial preguntarse si realmente está aportando algo útil o significativo.
1. ¿Es relevante para mi audiencia?
El primer filtro debe ser la pertinencia.
Pregúntate:
¿El contenido responde a un problema real de nuestros seguidores?
¿Es útil para otros profesionales de nuestro sector?
Por ejemplo, en lugar de publicar un mensaje genérico sobre la importancia de las habilidades blandas, podrías compartir un caso práctico. A veces, la relevancia en un tema trillado radica en mostrar acciones concretas que otros puedan aprender o replicar.
2. ¿Aporta una nueva perspectiva?
El hecho de que un asunto sea popular no significa que deba ser abordado de la misma manera.
Busca ángulos diferentes:
¿Cómo puedes relacionar el tema con algo único?
¿Tienes datos, experiencias o ejemplos que no se hayan mencionado antes?
Por ejemplo, si decides hablar sobre la incorporación de tecnología en la educación, no te limites a repetir su importancia. Comparte tu experiencia profesional y habla de los desafíos que enfrentaste y cómo los superaste.
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3. ¿El contenido es accionable?
Un buen contenido no solo informa; inspira a la acción.
Evalúa si tu publicación deja claro:
¿Qué puede hacer el lector con esta información?
¿Le ofreces pasos concretos o recomendaciones aplicables?
Un artículo sobre cómo fomentar la lectura en estudiantes, por ejemplo, debe incluir sugerencias específicas: estrategias que los padres puedan aplicar en casa o actividades que los profesores puedan implementar en el aula.
4. ¿Invita a la interacción?
Las publicaciones en LinkedIn no son monólogos. Para que tengan impacto, deben generar conversación.
Revisa si tu contenido incluye:
Preguntas abiertas para la audiencia.
Un llamado para compartir experiencias o ideas propias.
Por ejemplo, en lugar de simplemente anunciar que lograste un ascenso, podrías preguntar a las personas: “¿Qué estrategias les han ayudado a destacar profesionalmente?” Esto convierte una publicación informativa en un espacio de intercambio.
Publicar menos, pero mejor
Creo que el mayor error en LinkedIn es sentir que publicar es una obligación. Veo perfiles que publican diariamente y, en ocasiones, sus contenidos terminan siendo trillados y superfluos.
¡No pasa nada si no publicas uno o más días! Hacer un buen contenido debe ser un trabajo más artesanal y menos mecanizado.
Si te has convertido en una máquina de publicar, quizá deberías evaluar si realmente estás ofreciendo valor.
Publicar en LinkedIn es una oportunidad para aportar algo significativo a tu red. Si el contenido que compartes es relevante, aporta nuevas perspectivas, es accionable e invita a la interacción, estarás construyendo una presencia que inspira confianza y conexión.
Y tú, ¿cómo evalúas el valor de tus publicaciones?