Cómo flexibilizar tu ego en el Diseño
Por Martha López y Laura Sanz.

Cómo flexibilizar tu ego en el Diseño

¿Hasta qué punto tu ego puede eclipsar el sentido común, obstaculizar la experiencia del usuario y generar conflictos con las expectativas del cliente? ¿Puede el ego ser domado para convertirse en una herramienta valiosa en lugar de una trampa? En el mundo del diseño, el ego del diseñador puede ser tanto una bendición como una maldición. Si bien la confianza en tus habilidades es esencial, es importante saber cuándo dejar a un lado el ego y centrarse en lo que realmente importa: el proyecto en sí, la experiencia del usuario y la satisfacción del cliente. 


¿El ego ayuda o obstaculiza los proyectos?

El ego, esa voz interna que a menudo nos susurra que somos los genios detrás de cada creación, puede ser una espada de doble filo en el mundo del diseño. La pregunta que a menudo surge es: ¿el ego nos impulsa hacia la excelencia o nos obstaculiza en nuestros proyectos?

Un toque de ego o tener un ego saludable, puede ser un motor para la creatividad y la confianza en uno mismo, impulsándonos a explorar nuevas ideas y soluciones. ¡Pero ojo! Si tu ego se infla tanto que te sientes como el dios del diseño, es probable que tus proyectos se conviertan en un desastre. Cuando el ego es desmedido y nos lleva a una actitud inflexible, puede cerrarnos a la retroalimentación valiosa y obstruir la colaboración esencial en el diseño. Por lo tanto, el equilibrio entre la confianza en nuestras habilidades y la humildad para aprender de los demás se convierte en la clave para determinar si el ego ayuda o estorba en nuestros proyectos.

La importancia de escuchar al cliente. 

El cliente no siempre tiene la razón y no siempre deja de tenerla. Seamos claros, todos hemos soltado comentarios tipo “Ya me ha pedido otra revisión, no se aclara” o  “qué poco se tiene en cuenta el diseño, yo sé lo que hago”, y quién diga que no es porque no quiere que su jefe lea este artículo 😂.

Hay que dejar claro que el diseñador ha estudiado para esto, se ha desarrollado en temas como UX Research, visual design, arquitectura de la información…, conoce las Heurísticas de Nielsen, los tres principios del Lean UX y los 7 principios de Gestalt en UX/UI. Además, se ha memorizado todos los libros de Steve Krug, Jesse James Garrett y Donald A. Norman, entre otros. Bien, todos estos factores no hacen que tenga la verdad absoluta, falta un conocimiento esencial que se aprende con la experiencia y proyecto a proyecto: tener la capacidad de escuchar, entender y plasmar las necesidades del cliente. El ego puede hacer que ignores las peticiones y sugerencias del cliente, creyendo que tu visión es la única que importa. Pero, en realidad, el cliente es el que tiene el conocimiento sobre su audiencia y sus objetivos. Ignorar al cliente puede resultar en una mala relación y en un diseño que no satisface sus necesidades.

El trabajo en equipo con el cliente es una parte fundamental de cualquier proyecto de diseño. En Realnaut , escuchamos, debatimos y entregamos resultados en ciclos cortos gracias a nuestro enfoque Agile, trabajando de manera colaborativa para llegar a soluciones que satisfagan tanto las peticiones del cliente como a los usuarios finales. Cuando el ego se interpone en la colaboración, puedes encontrarte en medio de disputas innecesarias. En lugar de ver al cliente como un obstáculo, es importante considerarlo como un socio valioso que aporta su conocimiento y experiencia (y dinero 🙊).

Transformar el ego en asertividad: Clave para un diseño más efectivo.

Después de haber trabajado en numerosos proyectos y con distintos clientes hemos llegado a la conclusión de que podemos darle la vuelta a la tortilla y hemos convertido nuestro ego en una herramienta que nos ayuda a plasmar nuestras creencias sin tener la verdad absoluta. La razón hay que tenerla, demostrarla y que te la quieran dar. Hemos transformado el ego en asertividad. Ser asertivo significa expresar de manera honesta y respetuosa tus opiniones y necesidades, sin pasar por encima de los demás ni adoptar una actitud pasiva. Esta habilidad nos capacita para establecer comunicaciones francas tanto con nuestro equipo como con nuestros clientes. En lugar de imponer nuestras ideas de manera dogmática, buscamos un equilibrio entre expresar nuestros puntos de vista y escuchar a los demás. Este enfoque nos permite construir puentes en lugar de muros, fomentando un ambiente de colaboración y apertura.

En proyectos de diseño, cambiar el ego por la asertividad no solo mejora la calidad de nuestras interacciones, sino que también conduce a soluciones más creativas y centradas en el usuario. Es un paso hacia la madurez profesional y la construcción de relaciones duraderas en el mundo del diseño.


Cómo cambiar el ego por asertividad

Ahora estarás pensando que tú no eres así, que no tienes ego blablabla 🙄, pero estás leyendo este artículo es decir que, te lo has encontrado y te pica la curiosidad o alguien te lo ha pasado. Pero, tranquilo, nosotras también, por eso hemos querido resumir las características principales que, tanto los diseñadores como los clientes, deben tener en cuenta si quieren transformar su ego en asertividad. Es una práctica que en Realnaut nos ha ayudado a mejorar nuestras relaciones con los clientes y, en consecuencia, poder mejorar y construir el producto que necesita y satisface al usuario final. 

Desde la perspectiva del diseñador:

  • Empatía: Los diseñadores deben esforzarse por comprender las necesidades y expectativas del cliente, demostrando empatía hacia sus objetivos y limitaciones.
  • Comunicación abierta y honesta: Los diseñadores deben mantener una comunicación franca con el cliente, expresando sus ideas y opiniones de manera respetuosa y transparente.
  • Escucha activa: Escuchar con atención las inquietudes y requerimientos del cliente es esencial. Esto implica hacer preguntas, aclarar dudas y estar dispuesto a aprender de la retroalimentación.
  • Flexibilidad: Los diseñadores deben ser flexibles y estar dispuestos a adaptarse a los cambios y ajustes requeridos por el cliente a medida que evoluciona el proyecto.
  • Respeto por la visión del cliente: Reconocer que tiene una visión específica para el proyecto y respetar sus preferencias es importante. Los diseñadores deben equilibrar su expertise con la visión del cliente.
  • Asertividad en la defensa de ideas: Los diseñadores deben ser asertivos al presentar sus propuestas, pero de una manera que no imponga su ego sobre el cliente. Esto implica justificar y respaldar sus decisiones de diseño de manera convincente.

Desde la perspectiva del cliente:

  • Comunicación clara: Los clientes deben comunicar sus objetivos, necesidades y expectativas de manera clara y detallada para que los diseñadores puedan comprender y cumplir sus requerimientos.
  • Escucha a las recomendaciones del diseñador: Los clientes deben estar dispuestos a escuchar las sugerencias y recomendaciones del diseñador, aprovechando su experiencia y conocimientos en diseño.
  • Flexibilidad en el proceso creativo: Los clientes deben ser flexibles y abiertos a cambios y ajustes en el diseño, reconociendo que pueden surgir mejoras durante el proceso.
  • Reconocimiento del expertise del diseñador: Valorar y respetar la experiencia y habilidades del diseñador es fundamental. Confiar en su capacidad para tomar decisiones de diseño informadas es esencial.
  • Retroalimentación constructiva: Proporcionar retroalimentación de manera constructiva y específica en lugar de críticas negativas. Esto facilita la mejora continua del proyecto.
  • Toma de decisiones compartida: Colaborar con el diseñador en la toma de decisiones en lugar de imponer una visión rígida. La co-creación puede llevar a resultados más satisfactorios.


La asertividad no se trata de abandonar la pasión por nuestro trabajo, sino de aprender a canalizarla de manera constructiva y efectiva. Es un equilibrio delicado que requiere práctica y paciencia.
Roberto Castelló Soler

Senior Product Designer & UX Strategist

1 año

Buen artículo. Es verdad que, a pesar de los años transcurridos, muchos clientes siguen viendo nuestro oficio como algo ‘artístico’ o que viene dado por la ‘inspiración’. Y esto lo convierte en algo más propenso a ser ‘opinable’. No deja de ser curioso por cuanto que un ‘artista’ - en el concepto que se maneja comúnmente- también tiene un largo periplo formativo e intelectual. Ambos, ellos y nosotros, cultivamos una disciplina. Yo creo que es el precio de trabajar en la economía del conocimiento. Este choque con la realidad supone un pequeño trauma, sobre todo para la gente que empieza. Pero yo creo que encierra dos oportunidades de ser mejores: 1. Nunca dejes de cuestionarte tus propias certezas. Forma parte de nuestro trabajo. 2. Pon el valor la disciplina y tu trabajo con paciencia y asertividad. Sé didáctico pero no condescendiente o altivo. Afortunadamente, a la parte mala del ego la van domando los años. Eduquemos al cliente en esta cultura de testar y analizar con el usuario cuanto se hace. La investigación es una parte fundamental de nuestro conocimiento y nuestro mejor aliado. Y cuando no se pueda testar: asertividad, humildad, mucha pedagogía y mano izquierda. ¡Gracias por el artículo!

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