Cómo gestionar de forma segura los productos químicos en el ámbito sanitario? 🧫🧪☢️

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Introducción:

Muchas ocupaciones conllevan el uso o generación de sustancias que pueden producir daños a las personas que trabajan o las manipulan. Por eso es esencial involucrar y sensibilizar a todos los empleados sobre la importancia de acatar las normativas y reglas de seguridad generales aplicables al manejo de productos químicos, ya que una mala práctica por parte de un solo trabajador puede comprometer la seguridad de todo el grupo. Por lo tanto, la meta del equipo directivo del Hospital o del responsable del Laboratorio debe enfocarse en fomentar ese compromiso entre todos los miembros del centro de trabajo.

Pero ¿Qué es considerado como Agente químico peligroso? La Comisión Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo lo define como aquel que puede representar un riesgo para la seguridad y salud de las personas trabajadoras debido a sus propiedades fisicoquímicas, químicas o toxicológicas y a la forma en que se utiliza o se halla presente en el lugar de trabajo. Se consideran incluidos en esta definición, en particular:  

– Los agentes químicos que cumplan los criterios para su clasificación como sustancias o mezclas peligrosas establecidos en el Reglamento CLP.

– Los agentes químicos que dispongan de un Valor Límite Ambiental de los indicados en el apartado 4 del artículo 3 del Real Decreto 374/2001, de 6 de abril, sobre la protección de la salud y seguridad de los trabajadores contra los riesgos relacionados con los agentes químicos durante el trabajo.

Legislación y normativa:

Si bien el empleador debe facilitar al trabajador información sobre los agentes químicos peligrosos presentes en el lugar de trabajo, el empleado debe conocer y respetar Normas Mínimas dentro del Laboratorio Clínico, a saber:

1. Identificación del producto químico: Es fundamental saber qué tipo de sustancia se está manipulando. Todos los productos deben estar correctamente etiquetados, mostrando los peligros asociados (frases H) y las precauciones recomendadas (frases P).
2. Etiquetado de envases: Los envases deben estar siempre etiquetados. No se pueden reutilizar sin antes eliminar la etiqueta original y asegurar que la nueva sustancia esté claramente identificada.
3. Cierre adecuado de envases: Después de su uso, los envases deben cerrarse correcta e inmediatamente, incluso si se utilizan con frecuencia.
4. Almacenamiento seguro: Es crucial almacenar los productos químicos de manera adecuada, considerando sus incompatibilidades y reacciones potenciales al contacto con otras sustancias.
5. Higiene personal: Lavarse siempre las manos después de manipular productos químicos, evitar comer, beber o mascar chicle mientras se trabaja con ellos, y no oler los productos, especialmente si se desconoce su naturaleza.

El Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico es responsable de los aspectos medioambientales de los Reglamentos REACH y CLP, que son clave para asegurar la protección de la salud humana y el medio ambiente frente a los riesgos de los productos químicos.

REACH, que significa «Registro, Evaluación, Autorización y Restricción de sustancias y mezclas químicas», es un Reglamento de la UE que busca mejorar la seguridad ante los riesgos químicos y fortalecer la competitividad de la industria química europea.

Por otro lado, el Reglamento CLP, que trata sobre «Clasificación, Etiquetado y Envasado de sustancias y mezclas químicas», implementa en la UE el Sistema Globalmente Armonizado de clasificación y etiquetado de productos químicos de la ONU, promoviendo una armonización internacional en este ámbito.

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Efectos sobre la salud:

Los agentes químicos pueden provocar diversos efectos en el organismo. Entre los principales se encuentran:

• Efectos irritantes y asfixiantes: Generalmente resultan de la exposición a gases y vapores. Los irritantes afectan principalmente las mucosas del sistema respiratorio y ocular, mientras que los asfixiantes reducen el oxígeno en el ambiente o interfieren con su transporte y utilización.
• Efectos sobre el sistema respiratorio: Pueden causar enfermedades pulmonares ocupacionales como neumoconiosis, neumonitis por hipersensibilidad, asma laboral, cáncer respiratorio y otras patologías relacionadas con la inhalación de partículas, humos y gases irritantes.
• Efectos cutáneos: Provocan dermatosis profesionales, como lesiones causadas por ácidos y bases fuertes (ortoérgicas) y reacciones alérgicas que requieren una sensibilización previa al alérgeno.
• Efectos mutagénicos en células germinales: Implican mutaciones hereditarias en las células germinales humanas.
• Efectos carcinogénicos: Son producidos por sustancias que inducen el cáncer, caracterizado por el crecimiento descontrolado de células que pueden diseminarse a otras partes del cuerpo.
• Efectos tóxicos para la reproducción: Afectan la función sexual y la fertilidad en hombres y mujeres, el desarrollo de los descendientes y pueden impactar a los lactantes.
• Efectos por exposición a alteradores endocrinos: Surgen de la exposición a sustancias que modifican la función del sistema endocrino, causando problemas de salud en la persona afectada o en sus descendientes. Estos efectos varían según el momento de la exposición y el equilibrio hormonal del individuo.
• Efectos sistémicos: Se presentan en tejidos alejados del punto de absorción y pueden ser agudos (aparecen rápidamente tras la exposición y pueden ser reversibles o irreversibles) o crónicos (se desarrollan tras una exposición prolongada y pueden persistir después de cesar la exposición).

Es imprescindible que el personal sanitario del servicio de prevención conozca las enfermedades que se produzcan en la plantilla y las ausencias de trabajo por motivos de salud, ya que pueden aparecer o repetir síntomas o signos compatibles con efectos de exposición de corta duración a un agente químico.

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