¿CÓMO IDENTIFICAR LA INFLAMACIÓN CRÓNICA EN LA PRÁCTICA CLÍNICA?
La inflamación crónica de bajo grado es una condición subyacente que contribuye al desarrollo y progresión de múltiples enfermedades crónicas, como las cardiovasculares, metabólicas y autoinmunes. Sin embargo, a menudo pasa desapercibida en sus etapas iniciales porque no presenta síntomas claros y evidentes. Entender los mecanismos fisiológicos y bioquímicos detrás de este estado inflamatorio y aprender a identificarlo mediante marcadores específicos es clave para la intervención clínica temprana.
EL AGUA EXTRACELULAR (ECW) COMO MARCADOR CLAVE
El agua extracelular (ECW) constituye aproximadamente el 40% del peso corporal en condiciones normales. Este componente es fundamental para el equilibrio hídrico del organismo, ya que facilita el intercambio de nutrientes y desechos metabólicos entre las células y su entorno. Sin embargo, un aumento en la ECW es una señal temprana de desequilibrio sistémico.
Este aumento puede ser provocado por:
En condiciones normales, el ICW, que representa entre el 57% y el 60% del agua corporal total, debería mantenerse en equilibrio con la ECW. Cuando este equilibrio se rompe, con un aumento del agua extracelular y una reducción de la intracelular, el cuerpo pierde capacidad de autorregulación, lo que indica inflamación activa.
LA MATRIZ EXTRACELULAR (MEC) COMO RESERVORIO PROINFLAMATORIO
La matriz extracelular, que debería representar entre el 15% y el 20% del peso corporal, actúa como un intermediario clave en la comunicación celular. Sin embargo, cuando la inflamación se cronifica, la MEC sufre alteraciones significativas. Se acumulan proteínas alteradas, sodio, especies reactivas de oxígeno (ROS) y productos finales de glicación avanzada (AGEs).
Los AGEs, formados principalmente en estados hiperglucémicos, no solo favorecen el daño celular sino que también interfieren en los procesos de reparación tisular. Este ambiente hiperosmótico e inflamatorio perpetúa la disfunción metabólica, alimentando un ciclo en el que el daño y la inflamación se retroalimentan. Este estado impacta negativamente en la presión osmótica de la MEC, dificultando el drenaje de desechos metabólicos y la entrada de nutrientes a las células.
Además, la pérdida de FFM, que conlleva una reducción de ICW, agrava aún más el estado hipersódico de la MEC. En estos casos, el desequilibrio no es solo dietético (por consumo elevado de sodio), sino también metabólico, ya que la pérdida de masa magra disminuye la capacidad del cuerpo para retener agua intracelular y mantener la homeostasis.
EL EJE HPA Y SU RELACIÓN CON LA INFLAMACIÓN
El eje hipotalámico-pituitario-adrenal (HPA) regula la respuesta al estrés, pero su disfunción está estrechamente vinculada a la inflamación crónica. El Ángulo de fase mide la integridad de la membrana celular y su capacidad para intercambiar iones, por lo que un valor bajo señala no sólo un estado inflamatorio persistente, sino también una disminución en la eficiencia metabólica celular.
La disfunción del eje HPA está asociada a una cronificación de los procesos inflamatorios y a la aparición de síntomas inespecíficos (MUS), como fatiga crónica, insomnio, ansiedad, disfunción autonómica y dificultad para manejar el estrés. Estos síntomas suelen ser ignorados o malinterpretados, retrasando el diagnóstico y perpetuando el daño.
CÓMO RECONOCER EL DESEQUILIBRIO SISTÉMICO
Identificar la inflamación crónica requiere un enfoque integral que combine múltiples herramientas diagnósticas:
IMPLICACIONES CLÍNICAS
La inflamación crónica de bajo grado no solo afecta la composición corporal, sino que también tiene repercusiones profundas en la capacidad del organismo para manejar el estrés y mantener la homeostasis. Su impacto en el sistema nervioso autónomo, el metabolismo energético y la capacidad adaptativa del cuerpo subraya la importancia de intervenir tempranamente.
Abordar la inflamación crónica implica:
La inflamación crónica de bajo grado es un proceso insidioso pero reversible si se detecta a tiempo. Reconocer los desequilibrios en la composición corporal y en los marcadores de estrés celular, como la ECW, la ICW y el Ángulo de fase, permite diseñar estrategias de intervención que no solo abordan los síntomas, sino también la raíz del problema.
Teleoperadora especialista
2 hInteresante
Activista en Salud Pública
18 hLa rosa mosqueta está borrando mis cicatrices junto al tocoferol.