¿Cómo impacta la conveniencia nuestras habilidades cognitivas?

¿Cómo impacta la conveniencia nuestras habilidades cognitivas?

El otro día hicimos una serie de publicaciones en la cuenta de instagram de Blackbot. Segundos después, estábamos recibiendo mensajes directos que nos preguntaban: ¿Qué aplicación usaron para hacerlo? ¿Qué aplicación necesito tener para hacer algo parecido? ¿Lo hicieron con IA?

Ahí me di cuenta de un fenómeno que ha venido ocurriendo a lo largo de los últimos años. Hemos pasado de un mundo en donde, cuando querías hacer algo nuevo, le preguntabas a otros qué habían estudiado o qué habilidades eran necesarias para desempeñar cierta tarea u obtener cierto resultado, a un mundo en el que preguntamos qué aplicación utilizaste, qué botón necesito apretar o qué prompt necesito utilizar.

Lo cierto es que, en esta transición, hemos reducido el proceso creativo a una serie de pasos mecanizados y predefinidos. Esto por supuesto refleja una transformación en nuestras herramientas, pero también en nuestra mentalidad y enfoque hacia el aprendizaje, la creatividad y la innovación.

Antes, el aprendizaje implicaba un viaje de exploración y adquisición de habilidades. Era común invertir tiempo en comprender los fundamentos, experimentar con diferentes métodos y desarrollar un estilo propio. La pregunta "¿Qué estudiaste?" implicaba un interés por el proceso y una valoración del esfuerzo y la dedicación necesarios para dominar una disciplina.

En contraste, la pregunta "¿Qué aplicación usaste?" revela un deseo de obtener resultados rápidos y eficientes, minimizando el esfuerzo y la comprensión necesarios. Esta mentalidad se alinea con la cultura de la inmediatez que prevalece en nuestra sociedad actual, donde la gratificación instantánea y la eficiencia son altamente valoradas. Sin embargo, este enfoque puede limitar nuestra capacidad para innovar y comprender profundamente los mecanismos detrás de nuestras acciones.

El auge de las herramientas basadas en inteligencia artificial ha exacerbado esta tendencia. Con la IA, muchas tareas que antes requerían habilidades especializadas pueden ahora ser realizadas con solo unos clics o un prompt bien formulado. Esto pareciera haber democratizado el acceso a muchas capacidades, permitiendo a más personas crear contenido y soluciones casi innovadoras. No obstante, también ha creado una dependencia en las herramientas y una superficialidad en su comprensión.

Un ejemplo claro de esto se puede observar en el ámbito del diseño gráfico. Antes, ser un diseñador gráfico requería un profundo conocimiento de teoría del color, tipografía, composición y muchas otras habilidades técnicas. Hoy en día, con aplicaciones como Canva o herramientas de IA que generan diseños automáticamente, cualquiera puede crear gráficos atractivos sin necesidad de una formación extensa. Esto ha permitido una explosión en la cantidad de activos gráficos que se diseñan, pero también ha reducido la valoración y la comprensión del arte del diseño.

Lo mismo ocurre en otros campos, como la escritura, la música y la programación. Herramientas como ChatGPT pueden generar textos coherentes y bien estructurados en segundos, programas de IA pueden componer música “original” y plataformas de desarrollo pueden automatizar grandes partes del proceso de codificación. Aunque estas herramientas son poderosas y democratizadoras, también plantean preguntas sobre el futuro de las habilidades humanas y el valor del conocimiento profundo.

“We’ve gone from hunting and growing our food to pressing three buttons on a phone to get it…” - Seth Godin

Todo esto me recuerda un artículo de Tim Wu, llamado “La tiranía de la conveniencia”, en el que el autor declara que, en los países desarrollados del siglo XXI, la comodidad (es decir, las formas más eficientes y fáciles de realizar las tareas personales) ha surgido como la fuerza que quizás más influye en nuestras vidas individuales y nuestras economías.

“La conveniencia tiene la capacidad de hacer que otras opciones resulten impensables. Una vez que se ha utilizado una lavadora, lavar la ropa a mano parece irracional, aunque tal vez sea más barato. Después de haber probado la televisión en streaming, esperar para ver un programa a una hora determinada parece una tontería, incluso un poco indigno. Resistirse a la comodidad (no tener un teléfono móvil, no usar Google) ha llegado a exigir un tipo especial de dedicación que a menudo se confunde con excentricidad, si no con fanatismo.”

Desde mi perspectiva, la comodidad se ha convertido en una tiranía que amenaza con engullir nuestra capacidad de pensar de forma crítica. La búsqueda constante de lo fácil y lo inmediato ha relegado a un segundo plano el esfuerzo por aprender y discernir, sustituyéndolo por la simple entrega pasiva de información.

Me da miedo que nuestros sistemas de pensamiento se vuelvan tan débiles como el sistema digestivo de algunas aves, cuyos padres deben regurgitar el alimento parcialmente digerido en el pico de sus crías para que puedan absorber los nutrientes necesarios para su crecimiento. Me preocupa que ya no seamos capaces de pensar por nosotros mismos y necesitemos todo digerido y procesado por otros.

Considerando el aumento de la comodidad como ideal, valor y forma de vida, es relevante cuestionar los efectos que esta obsesión tiene en nosotros y en nuestra sociedad. Tampoco quiero caer en la satanización de la comodidad, hacer las cosas más fáciles no es malo; de hecho, a menudo abre oportunidades que antes parecían demasiado difíciles de considerar y generalmente hace la vida menos ardua, especialmente para aquellos más vulnerables.

Sin embargo, es un error asumir que la comodidad es siempre beneficiosa, ya que tiene una relación compleja con otros valores que apreciamos. Aunque se promueve como una herramienta de liberación, la comodidad también tiene un lado negativo. Con su promesa de eficiencia sin esfuerzo, amenaza con eliminar los tipos de desafíos que dan sentido a la vida. Diseñada para liberarnos, puede convertirse en una limitación de nuestras acciones y, sutilmente, esclavizarnos.

Aceptar la incomodidad como norma sería irracional, pero si permitimos que la conveniencia decida todo, estaremos renunciando a demasiado.


Rogelio Torres Rafa

ECD Barcelona Logístics

5 meses

Hola Fernanda, le felicito por su buen articulo 👏 En mi manera de ver, hemos introducido nuevas tecnologías o protocolos para hacer las cosas durante los tiempos. Perp hay algo que no debemos olvidar, aparte de esto, es recomendable en cada situación que nos encontremos, tener en cuenta siempre, utilizar el 100 % de posibilidades de ejecución, si o si, antes de elejir la definitiva yvlantener así nuestra mente activa y despierta a pesar de todo lo nuevo y bueno que nos pueda llegar. 🙋

Víctor Marcelo Caris

Representante Comercial | Desarrollo Empresarial | Consultor

5 meses

Excelente texto Fernanda Por cierto muy enriquecedor y abarcador de los distintos enfoques sin fanatismo. Propones una buena alarma, creo que la respuestas están en tu mismo texto. Resistirse a la comodidad no parece una opción (al menos es natural que sea la opción mayoritaria). Supongo que el desafío es poder pensar a donde nos llevará (como sociedad) el acceso a tales herramientas o comodidades. Si antes unos pocos dotados podían producir arte y ahora todos los que tengan interés (aunque pocas condiciones) lo pueden realizar....se producirán más "obras de arte"? Gracias por compartir y provocar el debate.

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