¿Cómo impulsar la educación en contextos vulnerables?

¿Cómo impulsar la educación en contextos vulnerables?

En México, las infancias y juventudes que viven en contextos vulnerables enfrentan una serie de desafíos estructurales y sociales que limitan su acceso a la educación.

Una de las principales dificultades es la falta de recursos económicos en los hogares, donde sus familias no pueden pagar útiles escolares, uniformes ni el transporte. 

Existen casos, donde las niñas y los niños asumen el cuidado de sus hermanos o abuelos mientras sus padres trabajan. También y con mayor frecuencia de lo que nos gustaría, estas infancias y juventudes se desarrollan en entornos de violencia intrafamiliar, donde la educación no ha sido una prioridad por generaciones. Este fenómeno es recurrente en zonas de alta marginación, donde  la supervivencia de la familia depende de la colaboración de todos los miembros del hogar, incluidos los más pequeños.

Los datos refuerzan esta cruda realidad. En México, de acuerdo con el IMCO, hay 34.8 millones de niñas, niños y jóvenes que deberían asistir a la educación obligatoria, pero 6.4 millones de ellos no lo hacen, lo que equivale al 18%. 

La situación es aún más grave entre las poblaciones indígenas, debido a la falta de infraestructura, a las barreras lingüísticas y a la enorme distancia que existe entre las comunidades y planteles escolares que parecen haber sido construídos para quedar en el olvido. 

Alianzas que dan esperanza

Ante este desalentador escenario, la sociedad ha comenzado a tomar acción para garantizar que infancias y juventudes puedan acceder a educación, sin importar las barreras que enfrentan. 

Con este objetivo en mente, Fundación Kasuga y Fundación para la Asistencia Educativa (FAE) unen esfuerzos para trabajar con niñas y niños en los municipios de Nezahualcóyotl y Chimalhuacán en el Estado de México, quienes han crecido en contextos vulnerables, trabajando en los rellenos sanitarios para apoyar a sus familias. 

La iniciativa busca brindar a estas infancias (niñas y niños menores de seis años): educación, alimentación, seguimiento nutricional y servicios de salud. 

Se trata de un modelo educativo innovador que consiste en acercar a sus entornos, en este caso al relleno sanitario, espacios para la educación. Incluso, se ha instalado un aula digital equipada con 12 computadoras, lo que les permite a los estudiantes acercarse a la tecnología desde muy pequeños.

 

Las infancias ahora reciben educación, alimentación, salud y transporte. Con ello aseguran las condiciones para que puedan continuar su aprendizaje a pesar de lo adverso de su circunstancia. 

Esta iniciativa conjunta, impulsada por  FAE y la Fundación Kasuga es un claro ejemplo de cómo, con voluntad y mucha acción, se puede poner un “granito de arena” para transformar la vida de miles de niñas y niños que hoy enfrentan un camino lleno de obstáculos para acceder al aprendizaje.

Finalmente, la educación no debería ser un privilegio, sino un derecho al que las infancias, sin importar su circunstancia, puedan acceder.

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