¿Cómo nos hacemos protagonistas de nuestra historia?
En momentos difíciles, muchas veces he escuchado a otros decir con gran convicción: “yo sé que todo es para mejor”, frase que desde mi percepción, suena como a una especie de “presagio” que deja a Dios, a la Vida o al Universo a cargo de compensar nuestros dolores cuando las cosas van mal, sin darnos cuenta, que esa mirada podría inducirnos a tomar un rol de espectadores de la situación, en vez de invitarnos a ser los protagonistas, responsables de llevarnos a destino.
Destaco la frase, sin darnos cuenta, porque efectivamente es así, muchas veces no tenemos conciencia del lugar que estamos ocupando en cada una de nuestras circunstancias.
Una manera fácil para descubrirnos, es la de escucharnos a nosotros mismos relatando nuestra propia versión de los hechos, si nuestra explicación de lo ocurrido gira entorno a la responsabilidad que tuvo un otro, dejándonos como víctimas de las circunstancias, estamos en el papel equivocado, porque incluso callar, no hacer, dejar de hacer, aceptar estando en desacuerdo o hacer como que no vimos, es una decisión personal.
Ahora bien, cuando mi análisis es tan exhaustivo respecto de la participación del otro dentro de la problemática y de su responsabilidad sobre mi propio actuar, ¿a quién estoy dejando fuera de la ecuación?... espero que respondas... A MI.
A continuación les dejo algunas preguntas que podrían servirles para tomar conciencia, realizar cambios y buscar nuevas alternativas.
1. ¿Qué está pasando? Describe los hechos, rescata el fenómeno, evita responder los "por qué", estarán cargados de suposiciones y de interpretaciones personales.
2. ¿Cuál es mi participación dentro del conflicto o de qué me puedo responsabilizar?Para contestar esta pregunta:
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a) ¿De qué manera podría estar afectando yo el actuar del otro? Por ejemplo: cuando uno es muy exigente o muy crítico, generalmente no logra potenciar a quienes tiene a su alrededor, incluso puede pasar que tiendan a equivocarse mucho más.
b) ¿Cuánto de lo que percibo que pasa, se relaciona con mis propios conflictos personales? Por ejemplo: si he aprendido a ser una persona desconfiada y ese es el filtro con el que miro la vida, cuántas veces habré desconfiado de una situación o de una persona de manera desmedida? Cómo habrá eso afectado las circunstancias? Qué habría pasado si me hubiera abierto a la posibilidad de que yo mismo estaba tiñendo las cosas con mi propio filtro?
c) ¿Cuánto de lo que pasa tiene que ver con mi propias limitaciones? Por ejemplo: Siento que me pasan a llevar, pero nunca he dicho qué es lo que me molesta, quiero que me consideren, pero cuando lo hacen no sé cómo reaccionar y prefiero dar un paso al costado, quiero ser reconocido, pero yo mismo me quito los méritos, etc.
d) ¿Qué hizo que yo eligiera lo que elegí para estar donde estoy hoy? ¿Fui consecuente conmigo mismo al elegir? ¿Qué prioricé? Muchas veces el trabajo, la pareja, las vacaciones, el auto, la casa, el colegio de los niños, por nombrar algunas circunstancias, han sido elegidas por las razones equivocadas (para ti) desde el minuto cero y desde ahí todo a resultado mal.
En el momento en que miramos los conflictos como una oportunidad para aprender de nosotros mismos, estamos frente a la posibilidad de mejorar y de proveernos una realidad cada vez más acorde con lo que queremos y merecemos. Y es desde ese lugar donde la frase, “yo sé que todo es para mejor”, cobra sentido para mí, ya que cualquier circunstancia por difícil que sea, la estamos usando a nuestro favor.