¿Cómo puedo saber si mi alumno tiene altas capacidades intelectuales?

Ya se llevan varios años desmontando el estereotipo típico del niño de #altascapacidades intelectuales. Tradicionalmente, se ha considerado que este tipo de alumnado eran como pequeños “Einsteins”, muy buenos en cálculo y muy malos en las relaciones sociales.

Sin embargo, gracias a la pruebas psicométricas y a los estudios de la última década, se ha comprobado que a la alta capacidad no únicamente llegan los niños con mente ingenieril y que te sacan los cálculos en tiempo récord, de hecho este es un porcentaje pequeño de este subgrupo de niños 

Recordemos que la alta capacidad es una condición otorgada a aquellas personas que alcanzan los 130 puntos en las pruebas de inteligencia (o 120 puntos, dependiendo del lugar de España donde se resida). La sorpresa ha sido cuando nos hemos encontrado a niños amantes de la música y que odian las matemáticas, a niñas súper creativas que les encanta pintar y hacen pequeñas obras de arte , y a chavales que les chifla bailar y tienen una sensibilidad muy especial.

Todos ellos también son alumnos de alta capacidad, aunque no sean brillantes en lo académico (y ni siquiera lo desean). Sin embargo, aprenden de una manera rápida, se suelen aburrir mucho en clase, en ocasiones hacen las tareas escolares sin ganas y por cumplir. Eso sí, si alguna de estas obligaciones conecta con su talento o pasión, sobresalen de una manera asombrosa (superando en ocasiones las habilidades y conocimientos del profesor).

Para poder ayudar a estos niños debemos romper el estereotipo común que tenemos de los #alumnos “muy inteligentes” y reconocer su enorme sensibilidad y potencial. Un niño muy inteligente no tiene porqué destacar en todo -ni mucho menos-, debe sobresalir en lo que desea y está preparado para lucirse.

Es responsabilidad de los adultos que trabajamos con niños, saber encontrar, enfocar, dirigir y potenciar  este #talento, para que sea utilizado y se ponga al servicio de los demás. Si no, nos encontraremos con talento desaprovechado, niños desmotivados y #autoestima por los suelos.

Por eso, hay que abrir bien los ojos y fijarnos en los detalles más sutiles, mirar la globalidad del alumno (y no solamente su rendimiento académico), para poder conectar con él y llevarlo al máximo potencial que ha venido a ser.

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