Cómo transformar los datos en insights

El análisis avanzado de datos supone un antes y un después en las compañías. Ya no solo mejora el nivel de eficiencia a la hora de tomar decisiones y gestionar operaciones, sino que implica dar un paso más en lo que a la maximización del valor de nuestros activos se refiere. Esto es aplicable a la compañía en su conjunto, así como a todos y cada uno de los departamentos y personas que la conforman. Porque el dato sí puede ser el pilar angular sobre el que se construyen y toman todas las decisiones. Ahora bien, hay que saber cómo hacerlo, porque podemos fracasar en el camino. 

Soy fiel defensora de apostar por la cultura del dato en las compañías, de poner en valor la información que día a día se genera y de darle una interpretación rápida y acertada para mejorar la toma de decisiones. Lo que conocemos como empresas Data Driven (de las que os hablé en este artículo). 

El éxito de las empresas a la hora de interpretar la información pasa, por un lado, por saber canalizar y materializar los datos y escoger aquellos que realmente nos van a ayudar a cumplir con nuestros objetivos; por otro lado, por hacer llegar el dato a las personas que realmente los necesitan. 

¿Esto que implica? Que debemos invertir tiempo en definir estrategias de gestión basadas en datos. Es decir, en construir un entorno de trabajo que nos permita recopilar, archivar, extraer y utilizar los datos esenciales de manera segura y eficiente. Una estrategia de gestión que optimice el uso de la información, lo que se traduce en una mejora en los procesos y, por ende, una mejora en nuestra propuesta de valor. 

Materializar los datos y transformarlos en decisiones correctas. Ese es el objetivo de una estrategia de gestión basada en datos.

Debemos convertir los datos en estrategia, en insights accionables. Para ello, voy a destacar las 4 fases a tener en cuenta a la hora de implantar una estrategia de gestión basada en datos, habiendo siempre una sintonía entre el trabajo humano y los procesos tecnológicos:

1. Descubrir y organizar.

La empresa debe de identificar y definir cuáles son los objetivos que quiere alcanzar, saber con qué tecnología cuenta, así como qué activos están a su disposición y cuál es su rol en la estrategia de datos.  Igualmente hay que ser capaces de identificar los principales problemas, errores y necesidades. Es decir, tener una visión global del estado de nuestra compañía.

2. Conocer los activos.

Analizar el estado de las fuentes de datos y de los activos tecnológicos es clave para conseguir una visión de 360 grados del objetivo empresarial.

3. Análisis.

Es fundamental para encontrar las brechas que puede tener una compañía en lo que a la arquitectura de los datos, en los procesos, en los trabajadores o incluso en las propias herramientas y tecnologías empleadas se refiere.

4. Gestión del cambio.

La necesidad de coordinar cambios ya sea a nivel organizacional, cultural, tecnológico o incluso, de algún componente más específico como la usabilidad, la integración o la propia seguridad de los datos. Y para tener un control sobre todo ello es necesario apoyarnos en el uso y análisis a través de métricas o KPIs (os contamos sobre ellas en este artículo).

En definitiva, las compañías deben, más que nunca, dar respuesta inmediata tanto a las necesidades de sus clientes como del entorno en sí. Y para ello debemos recurrir a la democratización de la información a través de dashboards de negocio, acercando el dato a las personas adecuadas para que esto se traduzca en una correcta y ágil toma de decisiones. La monitorización de la información no solo nos ayudará a maximizar el desempeño en los procesos de trabajo, sino que vamos a reducir de forma considerable los costes operativos y a adquirir una mayor ventaja competitiva.