Cabify: Nos la meten doblada.
En España siempre nos la meten doblada, y son siempre los mismos. Y la culpa es nuestra, ya que, como siempre, la capacidad de análisis del español medio y la calidad de la información de los medios no suele ir más allá del 1 contra 1, izquierda y derecha, empresarios y sindicatos, cabify y taxistas.
Pero en realidad, la mayoría de los problemas reales derivados de la existencia de Uber y Cabify no tiene que ver con estas empresas/startups sino con el cáncer de nuestra querida España: El capitalismo de amiguetes.
En el conflicto nos olvidamos de que el principal competidor del taxi no es cabify, sino los empresarios que, con influencia política configuran una ley de liberalización (que no es mala per se), ad hoc y después se aprovechan de ella.
¿Una novedad en España verdad? Nada que no hayamos visto ya con las privatizaciones o las recalificaciones inmobiliarias y concursos públicos.
Sin embargo en las manifestaciones de los taxistas ponen "Uber fuera" no "Ares Capital fuera" ni "Chapuza de normativa" ni "Basta ya de capitalismo de amiguetes"
En España cada vez que vamos a analizar los problemas básicos de nuestra economía y situación social siempre se rompe la baraja cuando se llega a esos empresarios y políticos que se llevan especialmente bien. Y en este caso taxistas y los trabajadores de las empresas de VTC's son los que sufren las consecuencias del capitalismo de amiguetes.
Yo no defiendo al taxista, si acaso defiendo al trabajador del taxi, pero no al empresario del taxi, aquel que tomó la decisión empresarial de hipotecarse a 30 años para gastarse 150.000 euros en una licencia. Como cualquier otra inversión puede fallar, no veo por qué el que se compró un piso en la burbuja (siendo consciente de que la había) puede perder su inversión y un taxista no.
Este señor "Peseto Loco" afirmó a Equipo de Investigación que pidió un préstamos hipotecario a más de 20 años poniendo de aval su casa para comprar una licencia de taxi de más de 150.000 euros. Y no es el único.
Y se ve que no aprendemos, porque ya se están pagando barbaridades por las licencias de VTC (cuyo coste real asciende a unos 40 euros).
También se habla mucho de las penosas condiciones económicas y laborales que tienen los conductores de las empresas que trabajan con Cabify, que rara vez superan los 900 euros con jornadas de más de 70 horas semanales.
¿Nos rasgamos las vestiduras ante esos datos? Pues sí, porque nos va la polémica, pero en realidad son condiciones muy parecidas a la de los cientos de miles de personas que en España se dedican a la hostelería e industrias anexas en puestos de baja (o nula) cualificación. Si no está de acuerdo con el dato pregunte al próximo camarero que le sirve una caña cuántas horas trabaja, en qué horario, y cuánto cobra.
Pero una vez más, es la asimetría en el reparto de los beneficios entre empresarios sin escrúpulos y sus trabajadores. En este caso Cabify "solo" pone la herramienta, la marca y los usuarios y se lleva su porcentaje del 20% (más que merecido) de las carreras. Lo que haga el empresario con el 80% restante no tiene nada que ver con la app, que tiene que jugar con las (absurdas) reglas del juego.
Incluso, la mayor crítica que se le puede hacer a Cabify, que es la de tener la sociedad matriz en Delaware, también tiene mucho que ver con el problema del capitalismo de amiguetes.
Os aseguro que el motivo por el que la sociedad está en el "semi paraíso fiscal" de Delaware no es la decisión de su fundador y CEO, sino a la EXIGENCIA de los inversores y Venture Capital de que la estructura societaria se lleve a cabo de una determinada forma para evitarse, no tanto los impuestos de la actividad de la empresa, sino los impuestos sobre los activos de los inversores y los beneficios de su exit (venta de acciones) cuando se produzca. Una vez más el capitalismo de amiguetes vuelve a la carga permitiendo (o incluso alentando) este tipo de prácticas. Las startups españolas que reciben inversión extranjera o sobrepasan ciertos importes no tienen opción.
En lo que respecta a las actividades ilegales de algunos conductores (la captación ilegal), la achaco a la presión que los empresarios de dudosa ética proyectan sobre sus empleados. Cualquiera que haya trabajado en telemarketing o trabajos comerciales con mucha presión sabrá de lo que le estoy hablando. Si no haces "trampas", no llegas.
En cuanto al futuro, es evidente la burbuja que rodea el tema de las licencias VTC. En los últimos cabify que he cogido siempre he preguntado a los conductores por como ven el futuro y todos opinan lo mismos: la calle ya está saturada de VTC y taxis.
Tan solo se agota la oferta de coches en momentos puntuales de las noches de fin de semana, de lunes a viernes ya es difícil hacer una facturación decente. Con otros 4000 coches en la calle simplemente no hay trabajo para todos. Si pensáis que ahora hay precariedad esperad unos meses. Ni trabajando 16 horas al día el conductor de taxi o VTC va a poder ganar dinero.
Si a eso le unimos la guerra de "car sharing" que ya estamos viendo en Madrid, y a la que pronto se unirán nuevos players, nos vamos a encontrar con un mercado saturado de opciones para el usuario en la que probablemente ganará quien más pulmón financiero tenga para bajar precios (el servicio de todos o casi todos es igual de excelente).
El taxi ya ha perdido la guerra legítima que tenía con Cabify, como la han perdido muchos otros sectores ante startups, y aunque los taxistas luchen por ganar alguna batalla más, deben regenerarse al 100% y asumir que muchos de aquellos que se hipotecaron en mitad de la burbuja de las licencias jamás recuperarán su inversión, como en cualquier otra burbuja, gente se enriquece y gente paga el pato. Pero los taxistas se están equivocando de enemigo y pretensiones.
Cabify y el resto de apps deben centrarse en su producto y sus usuarios pero deberían cuidar más la ética de las empresas con las que trabajan, ya que eso también afecta a su marca.
El ciudadano tiene que informarse y analizar mejor las situaciones y ser más crítico con quien realmente genera y tolera estas situación de explotación y abuso de poder: los partidos políticos corruptos y sus amigos empresarios afines.
La próxima vez que la opinión pública o los medios de comunicación te planteen una situación de blanco o negro donde la gente de a pie sufre, busca dónde se esconden en la ecuación esos discretos y sibilinos señores que siempre sacan provecho del mérito y trabajo de los demás con su influencia sobre políticos de su misma altura moral.
High Performance Computing Infrastructure Senior Engineer
5 añosVeremos que passa en pocos años con el coche autonomo
Director of Corporate Office at Boostmobile AtoZ
7 añosLa resistencia al cambio es normal en la vida y en todos los sectores de la economía, como bien dices la guerra la tienen perdida , sobre todo si nos fijamos en otros países como EEUU en donde en ciertos estados ya no existen y son Uber o Cabify. Creo que reconvertirse no les vendría nada mal. Al final siempre necesitaremos un taxi o sucedáneo, el negocio no se acaba con la llegada de las apps. En el principio de está guerra, mi pensamiento defendía al gremio taxista pero después de conocer su realidad en cuanto a los empresarios que tienen las licencias, me di cuenta que quienes más perdían eran los conductores y no los dueños de las licencias, con lo cual si el gremio del taxi disminuye como tal, esos conductores podrán refundarse. Saludos
PMOfficers Founder, PMO Consultant, PMOfficer, PMO-AU, PMP, PMO-CC,PMO-SR, PMO-BR, PMO-ST, PMO-CP, PMO-FO.Strategy, Blockchain, IA. Advisor-Trainer-Speaker-Author.Top 4 Global PMO Influencer 2022 & Top 8 2021 (by PMOGA)
7 añosCuando se rompe un paradigma, existe un balance donde unos ganan pero otros no . . . .
Orientación Laboral | RRHH | Formación | Talento
7 añosYo estoy de acuerdo con Javier. Gran parte del problema con las licencias, deriva del propio sector del taxi, donde ellos mismos han limitado (y por tanto encarecido considerablemente) el precio de las mismas con dos objetivos: 1. limitar la entrada de competidores y 2. proveerse la posibilidad de venderla una vez finalice su edad laboral. Sumando a eso, una excesica regularización por parte de los poderes publicos, que en mi opinion tambien quisieron en su dia obtener benficios de esa situación ("capitalismo de amiguetes" como lo llama Jorge, creo que tambien acertado) y que ahora, al entrar en juego nuevos actores, provoca una liberalización del sector para la que ni taxistas ni gobiernos estan preparados.