CALENDARIO SEXUAL. Prof. Lic. Virginia Martínez Verdier

¿Una, dos, tres veces por semana? ¿Una, dos, tres veces por mes? ¿Más seguido? ¿Más distante? ¿Cuánto tiempo pasa entre una relación sexual y otra?¿Depende de la época del año? ¿Qué es lo esperable? ¿Qué es lo normal?

La frecuencia con la que se relacionan sexualmente es uno de los temas que más intriga a las personas, ya que los coloca en la duda de saber si son normales o no, si hacen lo que se espera socialmente de un varón o una mujer maduros en su modo de expresión sexual.

En la redacción de esta nota estamos pensando en la frecuencia sexual de personas que están en parejas estables, dado que en las personas solas la frecuencia suele ser aleatoria. Estas últimas se manifestarán de acuerdo a sus valores sexuales, a los intentos de búsqueda, a la capacidad de conquista y la posibilidad de dejarse cortejar, a la mayor o menor libertad para ser sexuales y a las oportunidades de encuentro que brinda la vida, entre otras tantas circunstancias posibles.

Algún estudioso dijo que los seres humanos formamos parejas estables para asegurarnos satisfacer diversas necesidades vitales para nuestra subsistencia. Entre ellas, reproducir la especie, poder cuidar adecuadamente de nuestros hijos, tener asegurados el techo, el alimento y la protección, y también tener a mano una pareja sexual con quien poder satisfacer nuestros impulsos sin tener que salir permanentemente en su búsqueda. Es para pensarlo, ¿verdad?

En estas especulaciones dejo de lado la función del amor y me refiero exclusivamente a la manifestación del deseo sexual casi instintivo. En el caso del instinto sexual, ¿cuál es la frecuencia normal de su aparición y necesidad de satisfacción?

Muchos no sabrán responder a esta pregunta porque no saben si su frecuencia es la normal. Otros dirán que lo normal es lo que ellos realizan. En general la diferencia de opiniones estará dada por la vivencia personal de satisfacción o de insatisfacción sexual.

Suele decirse que en los primeros años de pareja la frecuencia es mayor ya que la pasión y el enamoramiento alimentan el deseo. Sin embargo existen parejas que aún jóvenes se encuentran sexualmente de manera espaciada; y otras, que ya maduras, se buscan casi diariamente. ¿Qué es lo normal?

Sabemos de amigos o amigas que se quejan de que su pareja no tiene el mismo ritmo en la aparición de su deseo, que se quedan con ganas o deben ceder aún sin ganas. Esta incompatibilidad en el surgimiento del deseo suele ser uno de los conflictos de pareja más habituales. La frecuencia estará dada por esa negociación, generalmente implícita que cada pareja hace.

Maitena lo patentiza en un chiste: Una señora le dice a otra: “Es que cada pareja tiene sus tiempos, ¿viste? Nosotros con mi marido sexualmente nos entendemos bárbaro, en veinte años, no discutimos ni una sola noche...” Su amiga, asombrada le pregunta: “¿Qué?, ¿tienen sexo todas las noches?”. La señora le responde “No, nunca.”

Es esperable que “entenderse bárbaro sexualmente” sea porque en esa negociación ambos salgan beneficiados. Si uno de ellos pierde por someterse, ambos pierden. Evitar las excusas, hablar sobre las necesidades propias, “hoy por ti, mañana por mi”, ceder sin sacrificios, gozar por el placer del otro. Encontrar puntos de contacto y de equilibrio en la armonía sexual de la pareja es todo un desafío, ¿Vos, se animás?

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