Canjela, ese paco digital
Este jueves, Twitter Argentina fue un cumpleañito. Candela Sánchez -de ahora en más "Canje"-, una influencer de Instagram presente desde hace más de una década en las redes sociales, fue vista a los besos con un varón que no es su marido.
La semana pasada -el hijo en edad escolar- había viajado a Dinamarca y luego a Mallorca. ¿O Ibiza? Las Rancias saben.
Canje publica a diario fragmentos de su vida donde no hay nudo; solo una narrativa del status, relatada a través del disfrute y el placer en la cotidianidad más mundana, acompañada de fotos (algunas) muy pinteresteanas, y una prosa de curiosa poesía.
"Qué placer los tomates de Madrid. Son los más deli que comí hasta ahora. Nada que ver con los de Argentina porque Madrid tiene ese no sé qué. Si pueden, prueben, porque el ojo tiene que ver y la lengua que degustar.
Otra forma de comerlos es cortarlos al medio y ponerle un poco de oli."
Su vida es una peli, tal como la describió. Con una dosis de ficción digna de una serie de Netflix, como cuando la vez que fingió haber sido invitada a un evento de HBO en New York y viajó hasta allí costeándose el viaje que Las Rancias descubrieron que se trataba de una mentira.
Las Rancias. El otro día hablando de Canje con una amiga, me comentó que existe un término que se llama "hatedom", como un fandom pero al revés. Y una ha visto muchas comunidades de fans y de haters, pero lo que veo por primera vez es una persona con hatedom sin fandom.
Y que se entienda: no estoy diciendo que Candela no cuenta con gente que genuinamente la sigue y la quiere, pero una comunidad no se forma, ni se cohesiona ni permanece en el tiempo si no es a través de un elemento ordenador, con una narrativa que responde a una necesidad colectiva, a través de emociones compartidas por una audiencia con valores éticos, estéticos y enemigos en común. Todo eso, englobado bajo un nombre que caracteriza a quienes participan de esa comunidad, entre otros recursos identitarios.
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¿Qué descubren sus fans en ella? No sé. Pero Las Rancias, cuya base de operaciones está en Twitter, son aquellas haters que, sin una líder específica, son la comunidad organizada alrededor del misterio de Canje y de la vida que hay detrás de ese despliegue de felicidad épica sin pausas, en una intensidad que tiene tan poco de auténtico que genera un rechazo peculiar y original.
Al menos en mí. ¿Seré Rancia? Me pregunté muchas veces, pues comparto con ellas no solo emociones sino también -y esto es lo que más me intriga de todo mi comportamiento, conociendo mi desinterés por influencers sin valor agregado-, una adicción infinita a su contenido. Y después me acuerdo que no, que no soy activa participante, que no tengo un fondo de recursos, como decía Libertad Borda (no me acuerdo en qué año y esto no es la universidad) hablando de los elementos de un fandom. E inmediatamente lo llevo al lugar profesional y trato de entenderlo desde otro lado.
Y pienso en las emociones negativas en las dinámicas digitales, en los consumos de contenido que contradicen creencias o valores: atacar ese consumo se convierte en una reafirmación de sus propios principios (Canje tiene una biografía cargada de papelones multidimensionalmente cuestionables). También en el morbo y el placer del escándalo, una especie de retorcida gratificación emocional que funciona como motor de la industria del chisme, el salseo, el puterío. Pero creo que lo más interesante es que su consumo funciona como un reality show (¿o reality fiction? tal como llamase Guido Suller a la realidad parcialmente guionada de los mediáticos), una narrativa continua que nunca se resuelve.
¿Cuál va a ser el próximo episodio de Canje? Su marido (apodado Whoanne) seguirá con ella? ¿Panito (Polito, Panito para Las Rancias) comerá algo que no sea pan o fideos? Una persona que dialoga continuamente con su hatedom más que con su fandom sabe perfectamente que, sea lo que sea, será para responderles a Las Rancias. A las leales rancias.
Mientras pasa eso, el hatedom sigue creciendo y cohesionando su comunidad digital. Y, obvio, ese icon provocador -que mientras se desarrollan los acontecimientos ella sirve con stories con textos que sugieren entregarse al sexo, a la vida y el amor, y una foto de un reno- también.
NECESITO leer opiniones sobre Canje, las rancias, y este artículo, por acá:
ABOGADA/ LIC. Y PROFESORA DE PSICOLOGÍA
1 mesQué extremo! Para nada creo que sea así, ella alimenta el ranceo... Tiene un contenido provocador, y lo hace bien consciente de eso. De hecho estás semanas debe estar extasiada por ser nota de muchos portales y revistas. Estar en tendencia en X se lo debe exclusivamente a las rancias, su aporte como creador digital es inexistente si no se evalúa desde esa retroalimentación.
Lic. Diseño textil | CM | Content creator | Paid media | RRSS | Mkt digital | Growth MKT | Marketing | Ilustración | Fotografía digital y analógica|
1 mesMe sorprende que tanto en el fandom como en este "hatedom" no haya nadie que se salve de la crítica negativa. Por otro lado ¿Qué tan estratégico es que te odien en redes sociales si querés canjes? Me encantaría analizarle las métricas 🤪
Global HR Specialist & Recruiter at Kendago
1 mesMe sorprendio el posteo sobre todo este mundillo que se desarrolla en twitter y creo que lo captaste y explicaste de forma muy elocuente. Es realmente un fenómeno que da, incluso, para una investigacion extensa. Candela sigue siendo una persona relevante por su mismo hatedom, de no ser por esa comunidad sería una influencer chica más. Amé tu articulo, fue una grata sorpresa en este lunes de comenzar a laburar <3
Impulsando el Cambio Sostenible | Analista de Comunicaciones en Solidaridad Network - Programa de Aceite de Palma
1 mesEsto va a ser largo: El caso de Canjela y las Rancias merece un análisis riguroso desde la perspectiva de la semiótica. La construcción de las narrativas de ambos bandos es particularmente fascinante, sobre todo al considerar el argot que ha surgido entre las Rancias para referirse a episodios específicos de su vida. Es innegable que la vida de Canjela, como influencer, no genera la influencia esperada; más bien, provoca una sensación de vergüenza ajena y, en ciertos casos, una ira mediática palpable entre quienes, asumo sin temor a equivocarme, la conocen. Sus gestos, su aparente disociación de la realidad que la rodea —evidente para todos menos para ella—, su desdén por cualquier muestra de vulnerabilidad y sus coqueteos con formas de coaching espiritual de dudosa calidad han transformado su figura en un personaje desprovisto de autenticidad. Resulta particularmente lamentable su persistente esperanza de volver a ser considerada como una herramienta de marketing para marcas o editoriales, a pesar de que continúa alimentando sus redes con contenido carente de sustancia y originalidad.
Escritora en freelance
1 mesMe parece que el objetivo del anti fandom de C.S. es reafirmarse como buenas madres y esposas. Es un lugar común pero C.S es negligente como el promedio de padres. Si el tema fuera la maternidad el foco debería ser el 70% de deudores de cuota solo en AMBA. Hay influencers que si hacen un daño enorme a su comunidad, alguien nombró a Poggio que es la cara de betfun. Que hacemos con todas y todos los que dan consejos financieros, promocionan casinos? Alguien se acuerda de la lista de influencers promocionando VAYO? Cómo terminó eso? Dos personas se suicid4ron al perder todo en VAYO. Una de las más activas en eso fue Jimena Barón que llegó a sortear en un auto jamás entregado y le vende lo que SEA a su comunidad de "mabeles". Abre todo eso me parece totalmente mejor lo de Sánchez.