CAR-T: la revolución de la inmunoterapia celular contra el cáncer
Zaida, Enrique, Sara son el vivo ejemplo de una de las mayores transformaciones de la historia de la medicina. Con una edad entre 20 y 40 años, se enfrentaron a una situación trágica: los tres fueron diagnosticados con un tipo de cáncer hematológico. Su vida dio un vuelco y su única esperanza pasó a ser seguir las recomendaciones que les hacían sus médicos. En todos ellos, la enfermedad progresó tras recibir el primer tratamiento (quimioterapia) y el segundo (trasplante de médula). Llegados a ese punto, sólo les quedaba una opción: un novedoso tratamiento de inmunoterapia celular que consistía básicamente en la manipulación de sus células con el fin de combatir la enfermedad que padecían reforzando su sistema inmune. Más tarde ellos supieron que a ese tratamiento le llamaban CAR-T.
Ahora que se cumplen siete años de la aprobación por parte de la FDA de los primeros CAR-T, podemos decir que su llegada está cambiando el paradigma del tratamiento de algunos tipos de cánceres hematológicos. Los extraordinarios resultados conseguidos con estas terapias (el 45% de los pacientes siguen vivos a los 5 años cuando su expectativa de vida era de pocos meses), han convertido a estos tratamientos en la gran esperanza para muchos pacientes. Hoy con los CAR-T de Kite Pharma (que pertenece a Gilead Sciences), hemos llegado a tratar a casi 20.000 pacientes en todo el mundo y hemos mostrado resultados transformadores en términos de supervivencia a largo plazo, significativamente mejores que las antiguas terapias usadas en estos cánceres.
Este éxito ha propiciado que hoy se esté adelantando el uso de los CAR-T en líneas de tratamiento más tempranas. Parece evidente que si tratamos antes a los pacientes podremos obtener mejores resultados, puesto que, por una parte, se encontrarían con un estado de salud no tan deteriorado lo que les permitiría aprovechar mejor el tratamiento y, por otro lado, podríamos utilizar Células T que no hayan sufrido el impacto de diversas líneas de tratamiento. Esto se ha podido constatar en nuestro ensayo Zuma-7 en el que se ha demostrado una mejora en la supervivencia global en comparación con el trasplante de células madre, que ha sido el tratamiento estándar en segunda línea durante los últimos 30 años. Esta es la primera vez que una compañía ha podido demostrar eso en un entorno de ensayo clínico y nos hace confiar en conseguir llevar la terapia CAR-T algún día a primera línea.
La llegada de estos tratamientos es el resultado de una apuesta decidida por la investigación, que ha convertido a Gilead en la compañía líder en el campo de la terapia celular. Gracias a este compromiso, hoy contamos con dos tratamientos y cuatro indicaciones que están transformando la vida de pacientes como Zaida, Enrique y Sara.
Para poder llegar más y mejor a todos los pacientes que necesitan estos tratamientos estamos haciendo una gran apuesta por reducir el tiempo de fabricación, ya que estamos seguros que acortando los tiempos mejorarán aún más los resultados.
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Es igualmente importante expandir la red de centros hospitalarios autorizados para administrar estos tratamientos. En este sentido, podemos decir que en España vamos por muy buen camino ya que, en muy poco tiempo, hemos incrementado el número de centros autorizados, pasando de 9 a 25 en la actualidad. Nuestro objetivo debe seguir siendo aumentar el número de centros y así acercar aún más estas terapias a todos los pacientes.
Ahora, nuestro gran reto, es conseguir trasladar el beneficio clínico obtenido en los cánceres hematológicos a los tumores sólidos. Actualmente es un gran desafío porque el microambiente tumoral es más complejo y resulta difícil encontrar una diana adecuada, pero el gran esfuerzo investigador que estamos realizando nos hace ser optimistas.
En Gilead nos sentimos muy orgullosos de liderar este proceso, al igual que lo hemos hecho en otras áreas como el VIH o las hepatitis virales, donde hemos sido capaces de transformar la vida de miles de pacientes. Durante más de 35 años, hemos sido fieles a nuestra misión, que nos recuerda cada día que investigamos para desarrollar tratamientos para enfermedades que amenazan la vida, buscando hacer posible aquello que parecía imposible.
Es muy gratificante trabajar en una compañía pionera y que ha hecho de la innovación su razón de ser. Ahora estamos viviendo una etapa increíble de desarrollo y consolidación de unas terapias que han llegado para quedarse y de las que esperamos una eficacia cada vez mayor.