Carl Gustav Jung - El mundo interior

Habiéndose doctorado en siquiatría en 1905, Jung pasó a ser médico jefe de la clínica psiquiátrica de la Universidad de Zurich, cargo al que renunció en 1909, agotado de trabajo. La metodología de Jung establecía implicarse con el paciente; antes que asumir una posición de autoridad, para Jung el terapeuta debía dejar que el paciente lo afecte personalmente, tanto a nivel consciente como a nivel inconsciente. Esta implicación puede explicar aquel agotamiento algo tempranero, como el hecho de que un poco posteriormente pudiera vaticinar en buena medida el advenimiento del partido nazi que fue el preludio de la Segunda Guerra Mundial.

Al establecer el concepto de «persona», Jung nota que en la construcción que cada cual hace de su personalidad intervienen un sin número de aspectos, sin que ninguno, necesariamente, tenga que ser el fundamental. Este carácter inclusivo, antes que excluyente, marcaría la diferencia entre su psicoanálisis y el de Freud. Para Jung, Freud reducía todo a la sexualidad, al ámbito de Eros; mientras que Nietzsche reducía todo a la Voluntad de Poder. Intentar comprender la realidad considerando sólo estas perspectivas sería un error, justamente, cuando la neurosis surge de elaborar la personalidad sobre bases inadecuadas, de representar un papel que detestamos.

Un aspecto a destacar es la fortaleza moral de Jung, evidenciada en el apoyo abierto y decidido a Freud cuando este contaba con toda la antipatía del ámbito, primero, y luego, con la exposición de su propio criterio en «Transformaciones y símbolos de la libido», publicación que terminó sellando la ruptura con Freud. Destrozado por esta ruptura y con la Primera Guerra Mundial invadiendo toda la realidad, es que Jung comienza a confrontar a su propio inconsciente. Habiendo aceptado ser por entonces un hombre sin mitos, ni siquiera el cristiano, comenzó a darle cabida a diferentes representaciones arquetípicas, como la Sombra.

Iniciado, o mejor dicho, permitiéndose la concepción de los arquetipos, Jung comienza su investigación sobre la Alquimia estudiando «Goldene Blüte» y luego «Artis Auriferae Volumina Durno», llegando a comprender, después de años de instrucción, el enlace de la psicología analítica con la Alquimia, en tanto que, así como en la Alquimia las operaciones son bidireccionales, tal cual, hay un ida y vuelta entre el yo y el inconsciente. Y algo todavía más trascendental, con la Alquimia, Jung termina por asir el papel fundamental de lo femenino, como el de las diversas concepciones de la figura del Cristo en el inconsciente colectivo.

Su estudio profundo sobre la negación y/o rechazo de lo femenino le permitió a Jung acceder a un nivel de entendimiento de la psiquis que para entonces era completamente desconocido, acaso impensable en Europa (dadas las construcciones masculinas sobre el Dios cristiano). Llegada su madurez intelectual, y tras una vida emocional intensa, con los viajes que realizó recorriendo India, África, llegando incluso a Nuevo México, interactuando con culturas antiguas Jung termina dándose cuenta de cuánto se ha perdido el hombre occidental en un materialismo inútil, al alejarse de la ritualidad primitiva y la comunicación que esta permitía con los arquetipos primigenios.

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