Carta a la salud mental

Por: Florentina Espinosa Urreta

¿Cuándo la salud mental va a ser una prioridad? ¿Cuándo pase otra guerra? ¿Cuándo llegue otra epidemia? ¿Cuándo “comiencen” lo suicidios? ¿Qué necesita la humanidad para darse cuenta que está enferma? No solo aquel que mata, aquel que roba, aquel que abusa. ¿Cuándo nos vamos a dar cuenta de que estamos rotos?

En los últimos años la violencia ha incrementado a nivel mundial en todos los rangos de edad y en todos los sexos. Hemos creado crisis económicas, luchas sociales, nos hemos sentidos excluidos por tener gustos o preferencias distintas al otro; nosotros hemos excluido y nos hemos segregado. Enseñamos a los niños a elegir entre familias, a competir entre ellos, a “defenderse y ser mejores que el otro”, pensamos que con una copita, un tabaco, un cafecito o un toque lo malo pasara y todo será maravilloso. Nos volvemos dependientes de nuestros gustos y deseos.

Preferimos que nuestras redes sociales sean perfectas y escondemos lo que pensamos y sentimos por miedo a compartir, subimos fotografías que no nos transmiten nada pero 100 personas dan un like y eso vale el esfuerzo. Tenemos parejas que no nos llenan, amigos que no nos escuchan, familias fragmentadas que piensan conocerse, amarse y mantenerse unidas.

Nos burlamos de quienes elegimos que nos representen, criticamos y nos quejamos pero seguimos produciendo y utilizando aquello que tanto odiamos. Idolatramos al consumista, al que exige atención, al que se siente vacio y no al que produce, piensa y cuida. Tenemos miedo a reproducirnos por el daño que nosotros mismos nos hemos hecho.

Cuanta falta nos hace amarnos y amar al otro, no quererlo. Cuanta falta nos hace ser personas completa y no reflejo. Carecemos tanto de amor que al verlo cerca nos autodestruimos. Olvidamos los valores de los que tanto recitamos de niños pero que jamás aprendimos a usar.

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