Cibercrimen
Hace unos días recibí la comunicación de un viejo amigo solicitándome orientación en temas de derecho y nuevas tecnologías; como él, los que hemos nacido en el milenio pasado, desconocemos muchos temas de este nuevo mundo digital; una de las grandes satisfacciones es ilustrar o transmitir lo poco que se sabe, como producto del estudio o de la investigación. A continuación, reflexionaremos acerca de las nuevas formas de criminalidad o la criminalidad en un entorno digital.
Un ciberdelincuente podría estar cerca -o no- de nosotros, quizás esté apoderándose de nuestros datos en este instante, y no hay forma de identificarlo, no se trata de un delincuente común y corriente; y, lo que es peor: muchos lo hacen tan solo por diversión, no persiguen un beneficio económico, otros van más allá y se han especializado en malware y piratería. Han creado virus informáticos y troyanos, diseñados para obtener nuestros datos y apoderarse de nuestros bienes, los hay más peligrosos aún: los que van tras el poder y la seguridad; la cantidad de tráfico en internet es más que impresionante, la cantidad de usuarios se multiplica en cada segundo, cientos de miles de virus informáticos aparecen y decenas de miles de sitios web son infectados en tan solo un día; contrariamente a lo que se cree, la infección no se produce por visitar páginas pornográficas, casi en su totalidad los virus surgen de sitios web de pequeñas empresas o páginas personales.
En estos últimos tiempos, podemos encontrar anuncios donde se ofertan productos y servicios para piratear o para hundir a tus competidores comerciales, por ejemplo, y los hay de todos los precios; cada día son más las plataformas de prueba de virus informáticos, que les permite a los ciberdelincuentes probar la calidad de sus virus antes de lanzarlos al ciberespacio; estos portales digitales cuentan con guías de instalación y soporte técnico en línea, hasta envían correos electrónicos orientando la configuración de un servidor de piratería informática. Muchos de nosotros transportamos nuestros datos en un Flash Drive o Memoria USB, sin tener conciencia del peligro que representa, ella puede contener malware y contagiarse o contagiar con cada equipo donde se conecte, se puede acceder y navegar a la computadora infectada, a los archivos y documentos almacenados en ella, a la cámara web, ejecutar programas, etc.; resulta increíble, cuánto control se puede tener con algo tan simple.
Todos, o casi todos, tenemos teléfonos inteligentes, muchas veces los usamos para tomar y publicar fotografías; la característica de los teléfonos modernos es que, al tomar una foto, incorpora automáticamente la ubicación de GPS del lugar donde se tomó esa foto; resulta peligroso porque nadie le daría a un extraño la dirección de su casa o del lugar donde se encuentra; otra característica es el acceso a redes de wifi, las mismas que van quedando registradas en nuestros equipos, marcando la ruta de nuestros movimientos, amén de la información que se transmite. Surge la interrogante: ¿cuánto de nuestra privacidad y seguridad estamos dando a cambio de la comodidad?, antes de instalar cualquier aplicación o programa, revisemos la configuración y los términos de uso.
La tecnología está cambiando vertiginosamente y esta tendencia es preocupante, si bien es cierto cada vez conocemos más de estas nuevas tecnologías, también hay personas que conocen el mal uso que se puede hacer de ellas. El Derecho, nuestra noble ciencia, como en cada ámbito de nuestra vida, tiene mucho trabajo por delante; los ciberdelincuentes se vienen apoderando de miles de millones de dólares, en su gran mayoría no han sido identificados, menos arrestados o condenados y, es muy probable, que nunca lo serán; Internet no tiene fronteras físicas y las leyes son nacionales, los estados no logran ponerse de acuerdo acerca del tratamiento de estos nuevos delitos.
No les facilitemos las cosas a estos cibercriminales, ellos solo tienen éxito porque nosotros no hacemos lo básico: conectarse con seguridad, actualizar nuestras aplicaciones y programas, revisar los términos y condiciones de uso, asegurarnos de usar contraseñas seguras, no usar la misma contraseña para todos los sitios o cuentas. Internet es un recurso maravilloso para nuestra vida cotidiana, para los negocios, la política, la educación, el arte, etc.; no permitamos que eso cambie.