Ciudades inteligentes: desarrollos con impacto real
El concepto de ciudad inteligente da para el marketing y los grandes anuncios, pero lo que la gente y las grandes urbes necesitan son soluciones que aporten valor real. Pero, ¿qué implementaciones en el mundo resultan inspiradoras en este sentido? Un estudio de Juniper Research sugirió que las cinco ciudades del planeta que ofrecen mejor calidad de vida a los ciudadanos en materia de movilidad, sanidad, seguridad pública y productividad son Singapur, Londres, Nueva York, San Francisco y Chicago. La investigación afirma que en general el concepto de ciudades inteligentes tiene el potencial como para “devolver” hasta 125 horas anuales a cada ciudadano. Por ejemplo, los embotellamientos del tráfico pueden hacer perder hasta 70 horas anuales y, en este sentido, la solución que propone el estudio es disminuir el número de vehículos aumentando en paralelo el uso de automóviles compartidos, coches eléctricos, vehículos autónomos y servicios de transporte veloz. Con respecto a la movilidad, se estima que la implementación de la infraestructura habilitada para IoT en Singapur (soluciones de tráfico inteligente y conectado), hará que los conductores ahorren hasta 60 horas al año. En este sentido en San Fancisco, Estados Unidos, se utiliza un sistema que analiza datos del tráfico para establecer consejos dinámicos circulatorios. En otras ciudades estadounidenses también se están usando señales de tráfico programadas: concretamente en Los Ángeles, San Antonio, Pittsburgh y algunas otras ciudades los sistemas que llevan a cabo este control adaptativo de la señal recopilan datos de sensores ubicados estratégicamente, los procesan rápidamente y pueden determinar sobre la marcha qué semáforos deben ponerse rojos, y cuáles verdes. Las autoridades de Transporte estiman que esto puede mejorar los tiempos de viaje en más de 10%, y en algunas áreas con señales muy desactualizadas en un 50%. Por su parte, en Redwood City (California) se usa un modelado predictivo y un marco de inteligencia artificial (IA) para identificar patrones de uso y hacer que el estacionamiento sea más eficiente. Allí la policía también cuenta con lectores de matrículas para encontrar vehículos robados, identificar registros vencidos y efectuar comprobaciones en las bases de datos penales.
Seguridad
Sin lugar a dudas, las mejoras tecnológicas pueden disminuir los índices de inseguridad. De hecho, hay casos que dan cuenta de esto. Por ejemplo, en San Diego, Oregon y Portland, en Estados Unidos, se implementaron soluciones que aprovechan el alumbrado público de la ciudad para generar datos valiosos: las luces se transforman de este modo en balizas de una infraestructura digital conectada que permite efectuar monitoreos y habilita a que una serie de departamentos locales desarrollen procesos más seguros, eficientes y limpios.
Por otro lado, todo indica que la proliferación de cámaras de vigilancia y seguridad en las ciudades va a continuar. Si bien este tema despierta preocupaciones lógicas sobre la privacidad y sobre posibles tácticas de estado policial, también es cierto que mejora la seguridad pública, reduce las tasas de delitos en algunas áreas y facilita la captura de delincuentes. Con los nuevos desarrollos de IA el video puede monitorearse en tiempo real para identificar objetos y actividades específicas. Por ejemplo en la estación ferroviaria de Zhengzhou (Henan, China), ya se utiliza inteligencia artificial para identificar a un posible sospechoso: la solución incluye gafas tintadas con capacidad de reconocer casi al instante el nombre, género, etnia e incluso el historial web reciente. Y cruzando la información con bases de datos policiales, consiguen localizar criminales fugados.
Energía
Hay ciertas ciudades que también están desarrollando redes inteligentes para administrar mejor el uso de la energía. En Chattanooga (Tennessee, EE.UU), por ejemplo, se implementó una micro red solar en el aeropuerto municipal. Y en la zona del Polígono 27 de San Sebastián, en España, se está probando un sistema de alumbrado inteligente que genera ahorros a nivel de los consumos y del mantenimiento. En este último caso el sistema no solo pasa por cambiar bombillas convencionales por LED, sino que incorpora sensores y servicios IP que incluyen detección de presencia, lo que provoca que la intensidad de la iluminación suba o baje en función de la presencia o no de personas o vehículos. Los resultados: durante 2017 la disminución del consumo llegó al 50%, y se espera que este año la merma supere el 60%.
El paradigma de ciudad inteligente está dando sus primeros pasos. Las autoridades de cada ciudad deberán evaluar qué soluciones específicas pueden aportar una mejora real a la vida de sus habitantes, sin dejarse llevar por cantos de sirena.
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