Cliffhanger: Al borde del precipicio
El caudillo del pueblo fue asesinado de un disparo entrando a su oficina en pleno centro de la ciudad, esto desató una ira incontrolable entre sus seguidores que lo veían como la esperanza de cambio en 1948, un año muy hostil en la historia de la humanidad, la rabia del pueblo se transformó en una gigantesca y salvaje protesta que casi arrasó la Capital de la ciudad con protestas, destrozos y caos.
Esta ardiente violencia quedo impregnada en las grandes ciudades y se fue contagiando en el país entero, que fue testigo como en sus llanuras las armas se alzaban de manera enceguecida en nombre de posiciones políticas radicales cuyo combustible era la injusticia social, todo esto acentuó una crisis que hábilmente la clase política aprendió a ignorar, mientras que la nación se sofocaba en sus propios odios sin sentido.
En medio del desesperante ahogo, el pueblo se ha salvado incontables veces a sí mismo, sufriendo un intenso conflicto donde cada gobernante ha hecho lo que bien le ha parecido, tratando de llevar negociaciones infructíferas durante años, donde la guerra se ha mantenido de pie, otros líderes han decidido hacer una lucha armada frontal donde la única solución es la rendición de las generaciones que han crecido en el monte y que con el pasar de los años han perdido sus ideales, convirtiendo esta guerra en un negocio muy rentable para ambos bandos.
55 años después de una guerra que muchos ya no saben cómo empezó, la nación se encontró ante una especie de milagro, el gobierno después de 5 años de larga negociación firma un acuerdo para desmovilizar a uno de los grupos más grandes que nació en esa ya lejana época de naciente ira, lo acordado fue sometido a votación donde una leve mayoría del pueblo decidió no aceptar lo acordado, dejando el acuerdo en un estado de suspenso que lleva más de un año, aunque vale la pena aclarar que esta negociación no trae la paz definitiva pero si un alivio a cientos de familias que viven en carne propia el conflicto. Ahora los nuevos líderes de esta nación tienen la misión de decidir el rumbo que va a tomar esta historia dejando a los 50 millones de habitantes, que viven en este país en una impaciente espera que no parece tener fin.
Eso que viven los colombianos se conoce en el mundo del guionismo como Cliffhanger un recurso narrativo que despierta al máximo la intriga del espectador, dejándolo en vilo y con el deseo de saber qué es lo que viene en la historia, esta situación psicológica en la narrativa ficcional se puede considerar perfecta para mantener conectado al espectador, pero viéndolo desde la realidad, los colombianos sin importar su posición política o social llevan más de 50 temporadas de serie esperando que este Cliffhanger real que parece eterno, llegue a su final, por el momento siguen esperando expectantes lo que suceda en el próximo capítulo.