Coaching de Equipos.
Definimos el coaching de equipos como un proceso de acompañamiento de un equipo en el descubrimiento, la redefinición y la optimización de sus procesos y modos de actuación colectivos, de modo que éste, el equipo, se haga responsable de mejorar su rendimiento y su satisfacción, para que el resultado del conjunto supere el potencial de la suma de sus partes.
El coaching de equipo es un proceso de acompañamiento de un profesional a un equipo de trabajo para que este último logre alcanzar unas metas determinadas que él mismo se marca. Esta guía o acompañamiento, que en el caso de dirigirse a una persona (coaching individual) busca potenciar sus recursos y generar nuevos aprendizajes para mejorar sus resultados personales o profesionales, cuando se dirige hacia un equipo de personas trata de optimizar los recursos de dicho equipo como tal, esto es, en su conjunto.
El coach ayuda al equipo a verse, a escucharse, a preguntarse, todo ello desde un punto de vista amplio, objetivo y relajado. Les acompaña a tomar conciencia de sus interacciones y de los problemas que pueden generar, contribuyendo a mejorar su rendimiento en el ámbito laboral, acompañando al equipo en el proceso de optimización de sus propios recursos. Les acompaña a ordenar, relacionar, jerarquizar, evaluar, cuestionar, buscar alternativas, planificar…, en definitiva, a ver desde otra perspectiva y finalmente a actuar en consecuencia. El coach de equipo no aporta ideas propias, ni expone sus propios juicios, sino que potencia los del equipo de trabajo y, además, motiva. Ofrece al equipo una nueva forma de mirarse, nuevos métodos y herramientas, hasta el momento no utilizadas o infravaloradas y que, con una correcta puesta en práctica, pueden mejorar las relaciones del equipo, su productividad, su positividad, la implicación de todos, la motivación y la rapidez y efectividad en la toma de decisiones.
Un aspecto muy importante en el coaching de equipos es que se convierte en un activador del desarrollo y del aprovechamiento del talento de las personas que componen los equipos, potenciando la diversidad, generando contextos que potencien su creatividad, mejorando las interacciones en el seno del equipo y desembocando en un mejor desarrollo del trabajo. Ser conscientes de qué situaciones o relaciones negativas ponen freno al desarrollo del equipo, es imprescindible para tratar de superarlas o, en su caso, modificarlas. Para ello será interesante descubrir los roles de cada individuo dentro del equipo, las funciones y responsabilidades de cada uno, etc. Esto aumentará el autoconocimiento, la confianza, la comunicación y la vinculación con el líder, autorregulando las relaciones dentro del equipo. Así nacerá un compromiso y una visión compartida, que se potenciarán con la participación individual, los apoyos entre individuos y que redundarán en la buscada cohesión del equipo. El entrenamiento en técnicas, habilidades y competencias aumentará, creará y desarrollará comportamientos productivos en detrimento de los innecesarios o negativos para el buen funcionamiento del equipo, a la vez que promoverá una conversación fructífera en torno a lo que cada equipo quiere lograr para sí mismo.