Coadyuvantes silenciosos.
El peligro escondido en el Gluten

Coadyuvantes silenciosos.

Fuente: Dr. David Perlmutter en su libro Cerebro de Pan.

Capítulo: Cambio y fuera (pág. 441/823)

Es un hecho desolador, pero la depresión es la principal causa de discapacidad en todo el mundo. También ocupa el cuarto lugar de incidencia a nivel mundial. La Organización Mundial de la Salud estima que en 2020 la depresión se volverá la segunda mayor causa de sufrimiento, sólo por debajo de las enfermedades cardiacas. En varios países desarrollados, como Estados Unidos, la depresión ya se encuentra entre las principales causas de mortalidad.

Lo más alarmante es que hay un elefante blanco sentado en los botiquines de muchas personas con depresión, que se llama "antidepresivos". Medicamentos como fluoxetine, paroxetine, sertraline y muchos otros tantos, son los tratamientos más comunes para la depresión en Estados Unidos, a pesar de que en muchos casos se ha demostrado que no son más efectivos que un placebo, y en algunos otros casos pueden ser muy peligrosos y hasta provocar suicidios. De hecho, la ciencia ha empezado a demostrar qué tan letales pueden ser estos fármacos. Es decir, cuando un equipo de investigadores en Boston examinó a más de 136.000 mujeres de 50 a 79 años de edad, descubrieron que había un vínculo innegable entre el uso de antidepresivos y el riesgo de sufrir una apoplejía o de morir prematuramente. Las mujeres que consumían antidepresivos tenían una probabilidad 45 % mayor de sufrir apoplejía y un riesgo 32 % mayor de morir por alguna otra causa. Los hallazgos, publicados en Archives of Internal Medicine, provenían de la Iniciativa de Salud de la Mujer, una sustancial investigación de salud pública enfocada a las mujeres estadounidenses. No importaba si las involucradas usaban antidepresivos novedosos, conocidos como inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), o fármacos de generaciones previas, conocidos como antidepresivos tricíclicos, como la amitriptilina. Los ISRS suelen usarse como antidepresivos, pero también se prescriben para el tratamiento de la ansiedad y de otros trastornos de personalidad. Su función es impedir que el cerebro reabsorba la serotonina. Al cambiar el equilibrio de este neurotransmisor en el cerebro, las neuronas mejoran el envío y la recepción de mensajes químicos, lo cual a su vez le da un empujón al estado de ánimo. Este tipo de estudios perturbadores ha llegado a un punto álgido, por lo que algunas de las grandes farmacéuticas están dejando de desarrollar antidepresivos (aunque siguen ganando mucho dinero con ellos: alrededor de 15 mil millones de dólares al año). Como se publicó recientemente en el Journal of the American Medical Association, “la magnitud del beneficio de los antidepresivos en comparación con el de los placebos aumenta según la gravedad de los síntomas depresivos, y puede ser mínima o inexistente, en promedio, en el caso de pacientes con síntomas leves a moderados”. Esto implica que hay ciertos medicamentos que no son útiles en casos graves, pero las implicaciones son gigantescas. Revisemos brevemente algunos otros hallazgos intrigantes que inspirarán a cualquiera que esté pensando en tomar antidepresivos a buscar otro camino hacia la felicidad.

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