Colombia, inherencia para ser líder en la transformación energética mediante el hidrogeno H2
El desarrollo acelerado en el país en el marco de la transición energética mediante la introducción a la red de una gran cantidad de proyectos de generación de energía (en diferentes escenarios de avance) a través de fuentes renovables no convencionales, se está materializando, en gran parte a la continuidad y transversalidad de políticas públicas en el sector durante las últimas administraciones, sumado a esto, las posibilidades y planes de expansión de los sistemas de transmisión, las competencias de las empresas del sector y los desarrollos tecnológicos, en gran medida habilitadores de la transición energética del país, enmarcan un nicho potencial de desarrollo industrial y comercial a través de la producción de hidrogeno molecular (dihidrógeno H2), el cual es un gran mecanismo para la transición energética, impactando y contribuyendo a los compromisos medioambientales.
El acceso seguro a la energía, la sostenibilidad del medio ambiente y el crecimiento con desarrollo económico, componen el Rendimiento del Sistema (SP); por otro lado la estructura de los sistemas energéticos, el capital e inversión, la normativa y compromiso político, el capital humano y participación de la demanda, la infraestructura y los entornos de innovación, así como, la gobernanza de las instituciones componen las dimensiones de la Preparación para la Transición (TR), que enmarcan la estructura del Índice de Transición Energética (ETI) propuesto por el Foro Económico Mundial (WEF), en el cual, Colombia obtuvo para el año 2020 (puesto 25) y 2021 (puesto 29) una puntuación de 62.7% y 66%, respectivamente[1], gracias al desarrollo de algunos habilitadores mencionados anteriormente; el país logró avances sustanciales en su preparación para la transición energética, sin embargo, se requiere un progreso e impulso sostenido en el tiempo para llevar a la materialización de las acciones propuestas.
Es evidente cada vez más, las implicaciones medioambientales y de salud pública, que está desencadenando la utilización de energéticos emisores de grandes cantidades de gases de efecto invernadero (GEI) en los procesos económicos de las comunidades, es por ello, que el redireccionamiento en la producción y utilización de fuentes de energía deben abordarse de manera perentoria y acelerada.
En el último trimestre del 2021, Colombia presento una hoja de ruta a largo plazo, para el desarrollo del hidrogeno. Los pilares que la enmarcan son: Objetivos - Reducción de Emisiones - Crecimiento Económico – Transición Justa - Comunidades. Esta hoja de ruta es apoyada mediante lineamientos, planes de desarrollo, leyes, mecanismos y proyectos, entre los que destacan las subastas de energía renovable en el 2019 y 2021, obligaciones de compra a los comercializadores de un 10% en fuentes no convencionales de energía renovable (FNCER), atractivos tributarios para inversiones en FNCER, Ley de Transición Energética y Hoja de Ruta para proyectos eólicos costa afuera (offshore), entre otros.
Según la Agencia Internacional de Energía (IEA), en sus escenarios de cero emisiones para 2050 (NZE 2050) ya son alrededor de 30 países en el mundo, quienes han desarrollado una hoja de ruta relacionada al hidrogeno. Para 2030 la producción de hidrogeno llegaría a 150 millones de toneladas (Mt) con una capacidad instalada de 850 GW en electrolizadores, las cuales aumentarían a 2400 GW para 2040, en el 2045 la producción de hidrogeno llegaría a 435 Mt con una capacidad instalada de 3000 GW en electrolizadores, finalmente para el 2050 se llegaría a una producción de combustibles a base de hidrogeno de 520 Mt, con la premisa de un sector energético predominante a nivel mundial por energías renovables de fuente solar principalmente, no obstante esto dependerá de un enfoque único e inquebrantable de todos los gobiernos, mediante un trabajo entrelazado en estrecha colaboración con las empresas, inversionistas y la ciudadanía, además de una extrema cooperación internacional entre los países, especialmente para garantizar que las economías en desarrollo tengan las herramientas para alcanzar la meta de cero emisiones en el tiempo estimado[2].
El hidrogeno no se presenta aisladamente en la naturaleza, principalmente para los usos en la transformación energética debe extraerse del agua, hidrocarburos o biomasa, lo cual se vincula al proceso de producción del hidrogeno y a la fuente de energía empleada para ello, lo cual al final se relaciona con las emisiones de CO2 asociadas a la producción del hidrogeno (verde, azul, gris). Lo anterior es pieza fundamental al desarrollo del vector del hidrogeno dentro de las hojas de ruta, planes y programas, entre otros.
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La especificidad en la implementación de proyectos con el hidrogeno dependerá de los usos y aplicaciones que se quieran dar: movilidad y transporte, re-electrificación de procesos, sector industrial, sector agropecuario, almacenamiento de energía, producción de energéticos derivados, entre otros, en donde los sectores de mayor demanda energética y en los cuales el H2 aportaría con mayor impacto, serían el sector transporte y el sector industrial, los cuales demandan un 40% y 22%, respectivamente.
Colombia, con más de 740.000 cuencas hidrográficas y dentro de los 10 países a nivel mundial con mayor oferta de agua, con acceso a los océanos Atlántico, Pacifico y una ubicación geográfica privilegiada para exportación, el recurso de viento con un promedio de 9 m/s y 25 GW como potencial de producción eólica, radiaciones solares sobre los 4.5 kWh/m2, además de reservas en carbón, y gas que puede ser el energético de la transición, encuadran un ambiente excelente para el desarrollo del vector energético del hidrogeno en el país.
Las condiciones y potencialidades del país generan ambientes propicios para convertirse en un referente en la producción de hidrogeno y ser un jugador relevante del mercado mundial. Así mismo, sus compromisos que se dirigen a reducir sus emisiones en un 51% para 2030 potencializan la inherente necesidad de búsqueda de liderazgo en la transición energética mediante el hidrogeno.