Como bajar el gasto de agua en tu cultivo. Una perspectiva cientifica.

Como bajar el gasto de agua en tu cultivo. Una perspectiva cientifica.

El consumo de agua en los cultivos es un aspecto crítico que influye directamente en su desarrollo y rendimiento. Varios factores, como la temperatura, la humedad, el déficit de presión de vapor y la humedad del suelo o sustrato, intervienen en esta ecuación compleja. En este contexto, entender y controlar estas variables se presenta como un enfoque clave para la gestión eficiente del recurso hídrico en la agricultura.

Determinantes del Consumo de Agua:

La temperatura y la humedad atmosférica son elementos fundamentales que inciden en la cantidad de agua que las plantas necesitan para su crecimiento. El déficit de presión de vapor (DPV) emerge como una medida precisa de la humedad en el aire, señalando cuánta humedad falta en comparación con la cantidad máxima que podría contener a una temperatura y presión específicas. Un DPV elevado indica un alto requerimiento de humedad, y este dato, combinado con la medición de la humedad del suelo, proporciona una visión integral del equilibrio hídrico necesario para el cultivo.

Optimización del Sistema de Riego:

El sistema de riego desempeña un papel crucial en la gestión del consumo de agua. El riego por goteo, especialmente cuando es autocompensado en terrenos con más del 5% de pendiente, destaca como la opción más eficiente. Su precisión garantiza una distribución homogénea del agua, maximizando su utilidad y reduciendo desperdicios.

Medición de la Humedad del Suelo:

La capacidad del suelo para retener y liberar agua varía según sus características físico-químicas. Suelos arcillosos pueden retener más agua, mientras que los arenosos permiten una liberación más fácil. La medición constante de la humedad del suelo es esencial, no solo para comprender las necesidades del cultivo, sino también para prevenir condiciones propicias para enfermedades radiculares como el Fusarium, que prospera en entornos húmedos y poco aireados.

Beneficios de una Gestión Eficiente:

Al optimizar el gasto de agua y mantener la humedad del suelo cerca de la capacidad de campo, se logran beneficios tanto económicos como agronómicos. La salud y vigor de las plantas mejoran significativamente cuando el suelo mantiene una humedad que favorece el equilibrio ideal entre agua y oxígeno.

En conclusión, el cuidado meticuloso del consumo de agua y la humedad del suelo no solo impacta positivamente en el rendimiento económico del productor, sino que también contribuye al desarrollo robusto de las plantas. Este enfoque científico en la gestión hídrica representa una perspectiva sostenible y fundamentada para la agricultura moderna.

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