COMO LOGRAR LA LIBERTAD FINANCIERA CON LOS 4 PILARES DE LA INTELIGENCIA FINANCIERA
Javier se despertó con una sensación de angustia. Miró el reloj y vio que eran las 7 de la mañana. Se levantó de la cama y se dirigió al baño. Mientras se duchaba, pensaba en todas las deudas que tenía que pagar, en el trabajo que odiaba, en la falta de tiempo para disfrutar con su familia. Se sentía atrapado en una rueda de hámster, corriendo sin llegar a ningún lado.
Se vistió y salió al comedor, donde su esposa Ana le esperaba con el desayuno. Ana era una mujer optimista y alegre, que siempre intentaba ver el lado positivo de las cosas. Ella trabajaba como profesora de primaria y le encantaba su profesión. Además, tenía un hobby que le apasionaba: la pintura. Ana dedicaba parte de su tiempo libre a crear hermosas obras de arte que luego vendía por Internet o en exposiciones.
- Buenos días, mi amor -le dijo Ana con una sonrisa-. ¿Qué tal has dormido?
- Mal, como siempre -respondió Javier con un gesto de fastidio-. No puedo dejar de pensar en los problemas que tenemos.
- Vamos, no seas tan negativo -le animó Ana-. Todo tiene solución. Solo hay que tener un plan.
- ¿Un plan? ¿Qué plan? -preguntó Javier con escepticismo-. No tenemos dinero suficiente para pagar el alquiler, el coche, la tarjeta de crédito, la universidad de los niños... Estamos ahogados por las deudas.
- Por eso mismo hay que hacer algo -insistió Ana-. No podemos seguir viviendo así. Tenemos que cambiar nuestra relación con el dinero.
- ¿Qué quieres decir? -inquirió Javier.
- Quiero decir que tenemos que aprender a gestionar mejor nuestras finanzas personales -explicó Ana-. He estado leyendo sobre los 4 pilares de la inteligencia financiera y creo que nos pueden ayudar mucho.
- ¿Los 4 pilares de la inteligencia financiera? ¿Qué es eso? -preguntó Javier con curiosidad.
- Son cuatro conceptos básicos que nos permiten tomar mejores decisiones financieras y alcanzar la libertad financiera -respondió Ana-. Se trata de la mentalización positiva frente al dinero, las reservas, el seguro y la diversidad.
- No entiendo nada -dijo Javier frunciendo el ceño-. Explícame mejor.
- Bueno, te lo resumiré lo más posible -dijo Ana-. El primer pilar es la mentalización positiva frente al dinero. Esto significa que tenemos que cambiar nuestra forma de pensar sobre el dinero y dejar de verlo como algo malo o escaso. El dinero es solo una herramienta que nos permite cumplir nuestros objetivos y vivir mejor. No debemos tener miedo ni culpa por tenerlo o desearlo. Tampoco debemos asociarlo con adjetivos negativos como envidia, avaricia o codicia. El dinero solo amplifica lo que ya somos o tenemos.
- Vale, eso suena bien -admitió Javier-. Pero ¿cómo se hace eso?
- Pues hay varias formas -dijo Ana-. Por ejemplo, podemos identificar nuestro perfil financiero, es decir, cómo nos relacionamos con el dinero según nuestras creencias, modelos de referencia, entorno y experiencias. Hay siete tipos de perfiles financieros: el ahorrador compulsivo, el derrochador compulsivo, el indiferente, el miedoso, el dependiente, el equilibrado y el abundante. Cada uno tiene sus ventajas y desventajas, pero lo ideal es aspirar a ser equilibrados o abundantes.
- ¿Y cómo se hace eso? -repitió Javier.
- Pues hay que trabajar en nuestra autoestima, en nuestra educación financiera, en nuestra visión y en nuestra acción. Tenemos que valorarnos a nosotros mismos y a nuestro trabajo, aprender sobre finanzas personales e inversiones, tener objetivos claros y realistas, y tomar medidas para lograrlos.
- Bueno, eso suena más complicado -dijo Javier.
- No tanto como crees -le aseguró Ana-. Solo hay que empezar por algo sencillo y luego ir avanzando. Por ejemplo, podemos hacer un presupuesto mensual donde anotemos nuestros ingresos y gastos, y así ver dónde podemos ahorrar o reducir. También podemos buscar formas de aumentar nuestros ingresos, ya sea pidiendo un aumento, buscando otro trabajo, haciendo horas extras o creando un negocio propio.
- ¿Un negocio propio? -se sorprendió Javier.
- Sí, ¿por qué no? -dijo Ana-. Tú tienes muchas habilidades y conocimientos que puedes aprovechar. Por ejemplo, eres muy bueno con los números y con la informática. Podrías ofrecer tus servicios como asesor financiero o como programador. O podrías crear una aplicación o un juego que tenga éxito.
- No sé, me parece muy arriesgado -dijo Javier.
- Todo tiene un riesgo, pero también una oportunidad -dijo Ana-. Lo importante es informarse bien, hacer un plan de negocio y tener una estrategia. Además, no tienes que dejar tu trabajo actual, puedes empezar como un proyecto paralelo y luego ver cómo va.
- Bueno, tal vez lo piense -dijo Javier.
- Eso es lo que quiero oír -dijo Ana-. El segundo pilar es el de las reservas. Esto significa que tenemos que tener un dinero disponible para atender emergencias o imprevistos. No podemos vivir al día o gastar todo lo que ganamos. Tenemos que ahorrar una parte de nuestros ingresos y guardarla en una cuenta aparte o en una inversión segura y líquida².
- ¿Y cuánto hay que ahorrar? -preguntó Javier.
- Pues depende de cada caso, pero se recomienda tener al menos el equivalente a tres o seis meses de gastos fijos. Así, si nos quedamos sin trabajo, tenemos una enfermedad o se nos estropea el coche, podremos afrontar la situación sin endeudarnos más.
- Vale, eso tiene sentido -dijo Javier.
- El tercer pilar es el del seguro. Esto significa que tenemos que protegernos ante posibles riesgos que puedan afectar a nuestra salud, nuestra vida, nuestra propiedad o nuestra responsabilidad. No podemos confiar en la suerte o en el Estado. Tenemos que contratar seguros adecuados a nuestras necesidades y circunstancias, que nos cubran los gastos médicos, el funeral, la hipoteca, el coche, la responsabilidad civil, etc.
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- ¿Y cuánto cuesta eso? -preguntó Javier.
- Pues depende del tipo de seguro, de la cobertura, de la compañía y de otros factores. Pero hay que verlo como una inversión y no como un gasto. Al fin y al cabo, es mejor pagar una prima mensual que tener que afrontar un desembolso enorme en caso de siniestro.
- Bueno, eso también tiene sentido -dijo Javier.
- El cuarto y último pilar es el de la diversidad. Esto significa que tenemos que diversificar nuestras fuentes de ingresos y nuestras inversiones. No podemos depender de una sola cosa. Tenemos que buscar otras formas de generar dinero, ya sea con un negocio propio, con un trabajo extra, con una afición rentable o con cualquier otra cosa que se nos ocurra. También tenemos que invertir nuestro dinero en diferentes activos financieros, como acciones, bonos, fondos mutuos, bienes raíces o criptomonedas.
- ¿Y cómo se hace eso? -preguntó Javier.
- Pues hay que informarse bien, asesorarse por expertos y tener criterio propio. No hay que seguir modas ni consejos de desconocidos. Hay que analizar las opciones disponibles, los riesgos y los beneficios potenciales. Hay que tener en cuenta el plazo, el rendimiento y la liquidez de cada inversión. Y hay que diversificar para reducir el riesgo y aumentar las posibilidades de ganar.
- Eso suena muy complicado -dijo Javier.
- No tanto como crees -le repitió Ana-. Solo hay que empezar por algo sencillo y luego ir aprendiendo y mejorando. Por ejemplo, podemos abrir una cuenta en una plataforma de inversión online y empezar a comprar acciones o fondos de empresas o sectores que nos gusten o conozcamos. O podemos comprar un pequeño apartamento y alquilarlo por Airbnb. O podemos comprar algunos bitcoins y esperar a que suban de valor.
- No sé, me parece muy arriesgado!
- No es tan arriesgado como crees -le insistió Ana-. Solo hay que ser prudente y no invertir más de lo que podemos perder. Además, el riesgo es parte de la vida. Si no tomamos riesgos, no podemos crecer ni mejorar. Piensa en todas las oportunidades que hemos dejado pasar por miedo o por comodidad.
- Bueno, tal vez tengas razón -dijo Javier.
- Claro que la tengo -dijo Ana-. Y te lo voy a demostrar. Mira, he hecho una cosa que te va a sorprender.
- ¿Qué has hecho? -preguntó Javier con intriga.
- He comprado dos billetes de avión para ir a París -dijo Ana con una sonrisa.
- ¿Qué? ¿A París? ¿Cuándo? ¿Cómo? -exclamó Javier atónito.
- Sí, a París -repitió Ana-. El próximo fin de semana. Con el dinero que he ganado vendiendo mis cuadros. Es una sorpresa que te quería dar.
- Pero... ¿y los niños? ¿Y el trabajo? ¿Y el dinero? -balbuceó Javier.
- Los niños se quedan con mis padres, que están encantados de cuidarlos. El trabajo lo tenemos cubierto, ya pedimos unos días libres. Y el dinero no es problema, tenemos suficiente para disfrutar de un viaje romántico.
- Pero... ¿y las deudas? ¿Y los problemas? ¿Y el plan? -insistió Javier.
- Las deudas se pagan poco a poco, los problemas se solucionan con tiempo y el plan se sigue con constancia. Pero la vida se vive una sola vez, y hay que aprovecharla al máximo. No podemos dejar que el dinero nos quite la ilusión, la alegría y el amor. Tenemos que usarlo para crear experiencias, recuerdos y felicidad.
- Ana... no sé qué decir -dijo Javier emocionado.
- No digas nada, solo abrázame -dijo Ana acercándose a él-. Te quiero, Javier. Y quiero que sepas que estoy contigo en las buenas y en las malas. Que juntos podemos superar cualquier obstáculo. Que somos un equipo. Que somos más que el dinero.
- Yo también te quiero, Ana -dijo Javier abrazándola-. Y quiero que sepas que estoy dispuesto a cambiar. A aprender. A mejorar. A ser más positivo. A ser más feliz.
- Me alegra oír eso, Javier -dijo Ana besándolo-. Porque tenemos un futuro por delante. Un futuro lleno de sueños por cumplir. Un futuro donde el dinero sea nuestro aliado y no nuestro enemigo. Un futuro donde los 4 pilares financieros nos sostengan y nos impulsen.
- Sí, Ana -dijo Javier sonriendo-. Un futuro donde tú y yo seamos felices.
FIN.
Ing. Javier Gil
Coach Finaciero
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