Comunicación afectiva
Estos nuevos tiempos han determinado que existe una nueva forma de comunicarnos.
Que existen códigos distintos y que las nuevas audiencias quieren que se les argumente de una manera diferente los mensajes.
Después de haber visto los gruesos errores que cometen a diario los políticos, economistas, comunicadores avezados de los medios de comunicación, y otros, queda en evidencia que muy pocos están entendiendo de cómo tenemos que usar nuestro lenguaje y sobre qué base sustentar nuestros planteamientos. Y ejemplos hay muchos en este último tiempo en nuestro país.
La irrupción de las redes sociales, la globalización, la mayor educación de las nuevas generaciones y el desarrollo enorme que ha tenido la percepción audiovisual en las personas, hace que tengamos hoy un cambio radical en la forma de captar o recibir los mensajes.
Las nuevas audiencias esperan que se les trate con afecto, dignidad y deferencia. Sin engaños, en forma transparente y diciendo siempre la verdad. Porque hoy puedo contrastar todo lo que me dicen y así saber rápidamente quien me está dando una buena respuesta a mis necesidades y expectativas. Y quien no.
La afectividad es el conjunto de sentimientos y emociones de una persona. Y es a eso a lo que tenemos que apelar cuando nos queremos dirigir a otros. Ya sea a través del mundo de la publicidad, el marketing o las comunicaciones. Pero sobre todo desde la política, la economía, el sector social o el emprendimiento. Dando afecto, es decir, respetando los sentimientos o emociones de quienes son mis receptores, en todos los aspectos. Porque hoy tenemos más información, mucha más inteligencia o, sobre todo, muchísimo más conocimiento sobre cómo se manejan las relaciones en nuestra sociedad. Hemos aprendido a opinar, a que el manejo del poder ya no sólo debe estar en manos de una élite, sino que debe ser compartido.
Por mucho tiempo dejamos fuera el afecto sobre a quienes lideramos o dirigimos, en la relación con nuestros hijos o padres, en la interacción frente a las personas con quienes nos cruzamos en nuestro camino por la vida. Ahora es el momento de ejercer una comunicación, no más efectiva, sino que afectiva.