Comunicación interna: una oportunidad para crear vínculos, marcar ritmo e inspirar

En muchas empresas existen colaboradores “de alto impacto o aportación”, casi indispensables para la ejecución, una especie de empleados imprescindibles y grupos “elite”, que nos hacen cuestionarnos si en verdad existe en las empresas una sana competencia, una distribución equitativa de las responsabilidades u oportunidades, y si realmente sin este grupo elite se cae la operación de la organización.

Respecto a este tema, me viene a la mente la conferencia Why it's time to forget the pecking order at work de Margaret Heffernan, donde la autora cuestiona a las organizaciones la tendencia de impulsar “super empleados” y grupos formados por “super estrellas” en vez de promover la inteligencia social y el trabajo realmente colaborativo.

La escritora y empresaria nos hace reflexionar que más allá de buscar equipos de trabajo conformados por superestrellas las empresas necesitan enfocar sus esfuerzos en lograr que las personas se conozcan entre sí, que exista un soporte social que respalde cualquier interacción o actividad. Lo que verdaderamente motiva a las personas son los lazos de lealtad y confianza, por ello la rivalidad debe ser remplazada por el capital social, sólo cuando todos los colaboradores se sienten valorados es cuando se libera la energía, el compromiso, la imaginación y el impulso necesarios para crear lo mejor inimaginable.

Pero antes de impulsar el capital social es necesario comprender cómo se mueve el mundo laboral actual, que sin duda, no es el mismo de hace diez años. Los avances tecnológicos, el cruce generacional que viven las empresas, el dinamismo de mercado, la falta de sentido de pertenencia del colaborador y la pérdida de confianza en la comunicación empresarial son algunos de los factores que provocan las grandes tasas de rotación, el escaso crecimiento de la curva de aprendizaje y la erosión social en las organizaciones.

Muchas empresas ignoran que para ser competitivas y enfrentarse con éxito al cambio al que nos empuja inexorablemente el mercado deben motivar a su talento, y no sólo retener a los “mejores” sino a todos aquellos que actualmente son parte de las filas de las empresas; inculcarles una verdadera cultura corporativa que los haga identificarse y comprometerse con la organización. Es aquí donde la comunicación interna se convierte en la clave para potenciar el sentimiento de pertenencia y para aumentar la permanencia del talento.

Actualmente tres generaciones estarán en cruce los próximos 10 años: los baby boomers, la generación X y la generación Y (los millennials), por ello algunos de los retos para las empresas son la gestión del talento y por supuesto la transmisión de conocimiento.

De acuerdo con el estudio “Millennials at the Work” realizado por PWC en 75 países, para el 2020 los millennials constituirán 50% de la fuerza laboral en el mundo, estamos hablando de nativos digitales, que se enfrentarán a la inexperiencia que sólo sus predecesores podrán remediar.

 ¿Estamos listos para conectar a las diversas generaciones y crear grupos de trabajo sin protagonismos y llenos de inteligencia social?

Generar entornos de diálogo sanos entre los colaboradores y la organización, no tener miedo a la apertura y libertad de expresión del entorno, parecen ser algunas de las soluciones.

¿En qué parte nosotros como líderes del área de recursos humanos podemos llegar a ser capaces de lograr esa conexión tan buscada por las empresas?

La respuesta es simple: comunicación interna y tecnología. Los directores están conscientes que su mejor opción es humanizarse, que la satisfacción de los empleados es esencial y fomentar el concepto de capital social podría ser un buen primer inicio, también hoy tenemos la ventaja de que la tecnología juegue de nuestro lado.

 En un plan a mediano plazo las empresas deben pensar en mínimo tres variables para implementar próximamente y que ayudarán a mejorar el entretejido social que las conforma:

1. Movilidad
2. Tecnología colaborativa
3. Rede sociales

La movilidad es una ventaja competitiva y una estrategia necesaria para las empresas, representa un incremento en la productividad, un ahorro en la economía y un aumento en la satisfacción tanto del talento como de los colaboradores externos. Por su parte la aplicación de tecnologías sociales en las empresas aumenta la interacción de los trabajadores entre un 20 y un 25%.

La encuesta Global Millennial Survey 2014, elaborada por Telefónica - que incluyó a 6.700 jóvenes de América Latina, Estados Unidos y Europa Occidental, de edades entre 18-30 años - destacó que 73% cree que uno de los principales beneficios de tener una formación digital es mejorar la calidad de su trabajo, contar con esta habilidad ayudará a las empresas a implementar nuevas formas de trabajo.

El cruce generacional que viven las empresas ha hecho latente la necesidad de crear áreas y expertos capaces de idear estrategias que mejoren el clima laboral, fomenten el aprendizaje colectivo, generen pertenencia e incentiven el liderazgo. La comunicación interna nunca dejará de ser Beta; los cambios tecnológicos, las tendencias mundiales, el mestizaje dentro de las organizaciones orillan a las empresas a estar en constante desarrollo y cambio. Hoy la comunicación no es sólo un manual que se consulte de vez en cuando, es estrategia, es planeación, es prospectiva.

El talento humano es el verdadero artífice de las organizaciones, y si queremos optimizar en resultados empecemos por hacer sentir a nuestro talento como parte de la organización, con ello lograremos que se comprometan realmente, que se identifiquen con la misión, filosofía, valores y estrategias de la empresa, que se atrevan a dar todo de sí mismos, a asumir retos y trabajar hasta alcanzarlos, y esto sólo se logra con una efectiva comunicación interna.

Para articular una estrategia de comunicación interna del negocio hacia las personas, es necesario tener una congruencia entre la comunicación y la cultura organizacional, definir por qué somos lo que somos, tener mensajes y comunicación transversal así como una visión Integral; saber escuchar, planificar y evaluar; tener una identidad, apostar por la tecnología como el nuevo compañero de vida de las empresas, entre otros elementos que estaré profundizando en próximas ocasiones.

Sin duda son muchos tópicos que deben ponerse sobre la mesa para mejorar la productividad de las empresas, pero sobre todo la convivencia social dentro de las mismas.

La colaboración, la inteligencia social y la gestión de empresas con talento multigeneracional hoy en día son temas centrales de la reflexión de los expertos y de la interlocución en diversos congresos y foros. Es importante que comencemos a entender cómo funciona la comunicación interna en otros países y que nos ofrece hoy la tecnología para mejorarla.

José María Quijano Torres

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