Conexión pedagógica con lo digital y lo real
Es altamente probable que la mayor parte de los y las docentes en este contexto estén implementando, al menos, una acción de características digitales de cada al aprendizaje de sus estudiantes y de gestión interna institucional.
Parece ser que las tecnologías han pasado a asumir roles claves en la gestión del aprendizaje y no solo en la comunicación.
Los entornos digitales de enseñanza, asumiendo la validez de lo anterior, tienen parámetros distintos de los presenciales, pero buscan objetivos similares: promover el desarrollo integral, ofrecer espacios de contención socioemocional, aportar al desarrollo del pensamiento crítico, generar interacción y comunidad. ¿Cómo abordar todos esos aspectos si el entorno cambia? Hay mucha referencia en la literatura acerca de los entornos digitales de enseñanza y aprendizaje, pero hay escasa información sistematizada que sea rescatada desde el contexto de pandemia, básicamente, porque los efectos de las prácticas pedagógicas habituales en las brechas de aprendizaje todavía están por verificarse. Sin embargo, es posible encontrar algunos hallazgos interesantes que pueden nutrir estratégicamente la realización de clases efectivas. Stephen Downes, investigador del aprendizaje digital, ha esbozado algunos focos que se pueden tener presentes para implementar en aula digital:
Interacción desde los recursos digitales. Las plataformas de educación digital han intervenido las prácticas de enseñanza, redireccionando el foco hacia el protagonismo docente, que desde un tiempo a esta parte se ha querido sustituir por el aprendizaje activo de estudiantes. Ese aparente error de configuración se resuelve con solo asegurar que en cada espacio de clases virtuales exista al menos una acción de interacción. Los focos de esa relación pueden ser académicos o sociales, tendiendo hacia la producción verificable de algún aprendizaje o hacia la contención socioemocional; el punto será el mismo, las plataformas no deben ser un elemento que desintegre las relaciones de comunidad.
Distribución para la autonomía. La cantidad de horas lectivas en contextos digitales tiende a disminuir, por tanto, se añade una mayor orientación hacia la autonomía en el aprendizaje para cada estudiante. Académicamente se refuerza la acción individual y se retira del escenario el componente colaborativo, en términos generales. ¿Cómo detener esta tendencia? La metodología de Aprendizaje Basado en Proyectos en entornos digitales, permite la instalación de autonomía del aprendizaje a partir de la distribución de acciones dentro de un grupo colaborativo. Los entornos de reunión grupal serán entonces una instancia para la ‘rendición de cuentas’ y ajustes dentro de las tareas distribuidas. En este momento y lugar es clave la acción docente de mediar para acompañar esa distribución, considerando ritmos e intereses en el aprender.
Clases de fortalecimiento. La situación grupal de conexión permite afianzar elementos que todas y todos deben tener instalados para avanzar en el cumplimiento de los objetivos. La autonomía del aprendizaje digital se puede implementar en las acciones previas y posteriores a la reunión grupal, donde se interactúa con las acciones ya realizadas o por realizar. El sentido será, considerando eso, que se gestione siempre una acción productiva de carácter grupal y/o individual, reforzada por los objetivos de logro que como grupo ya deben manifestar. Así, se optimiza el tiempo de clases virtuales y se sigue promoviendo la autonomía en el aprendizaje.
La conexión pedagógica con lo digital y lo real será promovida a partir del impacto que tienen las acciones de enseñanza instaladas en los espacios digitales. Si bien resulta ser complejo, hay características interesantes de este entorno que pueden fomentar el desarrollo del pensamiento.
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