Conexiones que transforman

La influencia de las relaciones en nuestro viaje vital

Permíteme compartir con vosotros una historia que ilustra el poder de las relaciones en nuestro viaje vital.

Hace algunos años, mientras viajaba en #AVE a Madrid, conocí a una persona que cambiaría el curso de mi carrera. No fue un encuentro planeado; simplemente nuestros asientos estaban uno junto al otro en este tren de alta velocidad. Conversamos sobre diversos temas, desde nuestras experiencias profesionales hasta nuestras aficiones. Fue una charla agradable, pero en ese momento no pensé que tendría un impacto duradero en mi vida.

Meses después, recibí una llamada de esta misma persona. Recordaba nuestra conversación y me sugirió la posibilidad de recomendarme para un puesto de Dirección que un #headhunter le había ofrecido a él. Ese proyecto, para el cual fui finalmente elegido, no solo me permitió explorar nuevas áreas profesionales, sino que también me abrió puertas a oportunidades que nunca había imaginado.

Esta experiencia me enseñó una lección valiosa: nunca subestimes el poder de un simple acto de conectar con alguien. Aquella conversación casual en un viaje no fue solo un intercambio de palabras; fue la siembra de una semilla que, con el tiempo, dio frutos inesperados y abundantes. Hoy en día guardo aún relación con esa persona que cambió el rumbo de mi vida.

Si hay algo de lo que estoy orgulloso en mi carrera profesional es la cantidad y calidad de relaciones que ido estableciendo a lo largo de estas cuatro décadas.

Cuando yo era adolescente era un chico más bien poco sociable. Introvertido y algo tímido y seguramente con poca autoestima. Unos ingredientes nada halagüeños que pudiesen presagiar que yo tuviese la capacidad de desarrollar una amplia red de contactos.

Sin embargo, con el paso del tiempo, fuí desarrollando habilidades de relación y empezando a disfrutar del proceso de establecerlas. Esto me permitió estar abierto a establecer conexiones en cualquier momento y lugar.

Poco a poco, fuí creando y perfeccionando mi propia metodología. Recuerdo que antes de que existiera LinkedIn , yo ya solía utilizar mi propia red de contactos creada a través de red de #alumni de la Universidad o de las Escuelas de Negocios donde había estudiado. Esa red estaba basada en la confianza que se labraba día a día. Si contactaba a alguien que no conocía personalmente, pero citaba que yo también había estudiado un programa en dicha Escuela, la probabilidad de que mi mail fuese leído y contestado era mayor.

De aquella época, finales de los 90 guardo buenos amigos, a los que he acudido siempre que he tenido una duda, he necesitado un consejo o que me pudieran dar una referencia. Me han ayudado en mi carrera profesional, en el desempeño de las posiciones que he ejercido a lo largo del tiempo e incluso me han aconsejado en temas personales.

Todos nosotros tenemos esa red. El problema es que muchos de nosotros no somos conscientes de que la tenemos. Otros no la cultivamos adecuadamente y solo acudimos a ella cuando la necesitamos.

Yo suelo comparar el oficio del vendedor con el trabajo del campesino. Pongo este ejemplo porque todos vendemos. Cuando queremos conseguir un trabajo, estamos haciendo una venta pero cuando buscamos un candidato para cubrir una vacante en nuestra empresa, también. ¿No pensáis lo mismo?

Por ello un campesino tiene que plantar una semilla, regarla, cuidar la planta que surja de ella y mimarla para que, con el paso del tiempo, le dé sus frutos.

Tampoco debe poner demasiadas expectativas. Todos sabemos que la recogida de una buena cosecha también está al albur de las inclemencias del tiempo que no dependen de nosotros. Y esto también pasa en las relaciones interpersonales.

Yo no sería quien soy yo si no fuera por todas excelentes personas que han confiado en mí en algún momento. Si tuviera que dar un consejo a una persona que inicie su carrera profesional o la quiera reorientar, le diría que cree conexiones, cuide sus relaciones, que actúe con ética y que se gane la confianza de las personas con las que interactúe. Eso no quiere decir agradar a todo el mundo. Uno debe ser fiel a sí mismo y actuar de acuerdo a sus principios.

Además, todos vamos aprendiendo en el camino y, sin duda, nos vamos a equivocar. No nos arrepintamos de nada de lo que haya acontecido. Todo lo que sucede es porque conviene y si nos hemos equivocado, debemos aprender para no repetirlo.

En esta reflexión sobre la influencia de las relaciones en nuestro viaje vital, espero haber transmitido la importancia de forjar conexiones auténticas y significativas. Mi experiencia personal demuestra que las relaciones no solo enriquecen nuestro ámbito profesional, sino que también añaden valor a nuestra vida personal.

Invito a cada uno de vosotr@s a considerar vuestra propia red de contactos. ¿Estáis cultivando esas relaciones con la misma atención y cuidado que un campesino dedica a sus cultivos? Os animo a que no solo busquéis en vuestra red cuando necesitéis algo, sino que también ofrezcáis vuestro apoyo y experiencia a otros.

Me encantaría que pudierais compartid vuestras historias, retos y éxitos. ¿Cómo han influenciado vuestras relaciones en vuestro camino profesional y personal? ¿Os han sucedido situaciones como la vivida por mí en aquel tren de alta velocidad? Vuestras experiencias pueden inspirar a otros a valorar más sus propias conexiones y aprender de ellas.

No olvidéis utilizar la función de comentarios para compartir vuestras experiencias o plantear preguntas. Estoy deseando leer vuestras historias y aprender de ellas. ¡Juntos podemos enriquecer aún más nuestra comunidad!

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Créditos: Gracias a Daniel Abadía por ceder su foto en Unsplash . Disponible para contratación