CONOCE TUS HABILIDADES BLANDAS
Tómate tu tiempo para conocerte a ti mismo.
Hay dos tipos de habilidades que identificar:
Habilidades duras o hard skills: parten del cociente intelectual de una persona y tienen que ver con la capacidad para realizar un determinado tipo de tarea o actividad; están vinculadas al conocimiento, a lo mesurable en términos exactos, a destrezas puntuales. Por ejemplo, dominar inglés en nivel avanzado. Se pueden medir y calificar.
Habilidades blandas o soft skills: están relacionadas con el cociente de inteligencia emocional, que es el conjunto de rasgos de personalidad, habilidades sociales, comunicación, lenguaje, hábitos personales, que caracteriza a las relaciones con otras personas. Componen la capacidad de una persona para interactuar efectivamente con compañeros, jefes, clientes, etc. Algunas de estas habilidades pueden ser: capacidad para trabajar bajo presión, flexibilidad y adaptabilidad ante distintos escenarios, habilidad para aceptar y aprender de las críticas, curiosidad e imaginación, pensamiento crítico y analítico, autoconfianza y capacidad de ser confiable, comunicación efectiva, habilidades para resolver problemas, administración del tiempo (puntualidad), capacidad para trabajar en equipo y de manera colaborativa, proactividad e iniciativa, voluntad para aprender… Y por supuesto la capacidad de pensamiento divergente, asociativo, creativo.
Soft Skills son las que han estado más ocultas –e incluso discriminadas– en los entornos laborales, pero son las que están resurgiendo con más fuerza. ¿Por qué? Pues porque cuando hablamos del pow (presfut of work = presente + futuro del trabajo) hablamos de colaboración, de proyectos colaborativos, de entornos laborales donde prima lo social (social business, social network…) y se trabaja en redarquía. Y ¿qué es lo que hace que una red de colaboración funcione adecuadamente?
Las habilidades blandas (soft) que son las que complementan a la tecnología (hard). Habilidades para liderar, gestionar, equilibrar, trabajar en equipo y hacer posible la consecución de objetivos: autonomía, pasión, proactividad, autoliderazgo, integridad, coherencia, capacidad de escucha activa, interés, curiosidad, autenticidad, buena gestión del tiempo, responsabilidad personal y social, capacidad de reflexión, confianza, motivación, aprendizaje continuo, humildad, empatía (clave por ejemplo en procesos de Design Thinking)…
Sí, justo esas habilidades que las empresas cada vez valoran más por aquello de «puedo enseñarte el conocimiento pero no puedo enseñarte a sentir pasión por lo que haces». Y por ello está muy bien tengas las tuyas identificadas. Lo bueno de las habilidades blandas, como su nombre indica, es que aunque son difícilmente medibles juegan con la ventaja de ser adaptables, moldeables y evolutivas. Podemos trabajar en ellas para mejorarlas, potenciarlas y conseguir así una mayor empleabilidad en el trabajo en red, desde la perspectiva de lo social.