Consiga más trabajando menos
Sí, sí... ya sé que parece imposible. Desde pequeños nos hemos convencido de que entre el trabajo y los resultados existe una relación lineal: a más horas, más producción... sea lo que sea que esto signifique.
Sin embargo, veámoslo desde otro punto de vista: todos tenemos la misma cantidad de tiempo para utilizar, 24 horas al día, 1.440 minutos. Y todos utilizamos esa cantidad de tiempo, de una forma o de otra. ¿Quién nos asegura que ese tiempo lo utilizamos de la forma más productiva posible?
Naturalmente, primero tendremos que definir qué es para nosotros la productividad, pero para hacerlo sencillo y utilizar un sistema de medida directo, pongámonos en la piel del dueño de un negocio que, obviamente, querrá obtener los mejores resultados posibles en términos de beneficio económico.
Muchos empresarios han caído en la trampa de que, a más horas de dedicación, conseguirán más y mejores beneficios
Muchos empresarios han caído en la trampa de que, a más horas de dedicación, conseguirán más y mejores beneficios. Y muchas veces se sienten culpables cuando no están trabajando activamente su negocio. Piensan, de alguna manera, que le están restando posibilidades de desarrollo, crecimiento y beneficios.
Pero esto no necesariamente es así. De hecho, muchas veces lo que lastra el crecimiento de las empresas, sobre todo de las medianas y pequeñas, es la excesiva implicación del dueño en las tareas del día a día. Ese "estar en todo" acaba por limitar el crecimiento y los beneficios.
A este respecto quiero el caso real de un empresario, participante de uno de nuestros programas SBO, al que llamaremos Arturo (nombre ficticio). Arturo es dueño, junto con su hermano, de una empresa que proporciona servicios a bodegas de toda España. Durante todo el año tienen una gran actividad, pero ya se pueden imaginar en la época de la vendimia: era un sinvivir. Arturo se pasaba los meses de septiembre y octubre, con parte de agosto y noviembre, en la carretera, visitando bodegas, resolviendo problemas, haciendo pedidos a proveedores, dando instrucciones directas a su personal, resolviendo los múltiples incidentes que surgían...
Arturo inició nuestro programa SBO en Abril de este año. Como el programa consiste en talleres grupales de un día de duración, con periodicidad trimestral, cuando llegó la temporada de vendimia Arturo había completado dos talleres; en total, 16 horas de reflexión dirigida.
En el taller de noviembre, el tercero, Arturo estaba ansioso por compartir sus resultados: con lo que había aprendido en los dos talleres del programa, y poniendo en práctica las decisiones que él mismo había tomado, la temporada de este año, según sus propias palabras: "he trabajado prácticamente a media jornada, apenas me he movido de la empresa y, lo mejor de todo, hemos batido récord de beneficios".
Lo que hizo Arturo fue reflexionar, ayudado por nuestro sistema, sobre su vida y sobre su empresa. Fruto de esa reflexión descubrió los puntos claves sobre los que debía actuar
¿Qué hizo específicamente Arturo en esas 16 horas de taller? Muy sencillo: reflexionar, de forma dirigida, con nuestro sistema, sobre su vida y sobre su empresa. Fruto de esa reflexión descubrió los puntos claves sobre los que debía actuar. Y después, metódicamente, implementar los cambios previamente identificados.
Volviendo al título de este artículo: no se trata de "echar muchas horas", sino de hacer lo que es indelegable en cualquier empresario: reflexionar sobre su negocio, identificar los puntos de palanca que permitirán crecer en beneficios, marcar el rumbo de la empresa y planificar, liderar a su gente (el activo más importante de cualquier negocio) y exigir responsabilidad por resultados. Nada más... ¡y nada menos!