Cooperar, Colaborar, Co-Crear y Co-Construir: ¿De qué estamos hablando?

Constantemente, en el mundo de hoy estamos expuestos a diversos materiales informativos que hablan sobre la colaboración, co-creación y co-construcción. Estos materiales son diversos, nos llegan a través de las redes sociales, de los medios de comunicación tradicionales y también de conversaciones informales entre amigos y colegas.

Se habla muchísimo de la necesidad en este mundo cambiante y cada vez más complejo de formar equipos inter-disciplinarios y diversos que den respuesta a los desafíos que se presentan.

Estamos en un momento de la historia en el cual la interconexión es global. Los cambios tecnológicos nos permiten comunicarnos de manera rápida y casi-presencial con lugares remotos y por ende con personas que se mueven en entornos diversos.

Esta interconexión aumenta las probabilidades de generar vínculos que mejoren nuestras capacidades colectivas de construir. Es en este espacio de interconexión en el qué deberíamos al menos hacer un paréntesis y pensar si la comunicación es mejorable, si las interacciones son realmente sinérgicas y si existe un camino de aprendizaje en ese contexto.

Y es ahí cuándo por lo menos en lo personal, me pregunto: Estamos todos entendiendo lo mismo sobre qué es cooperar? Cuando trabajamos en equipos acoplados que pertenecen a organizaciones distintas, cada grupo decodifica la palabra cooperación de la misma manera? Qué significa co-crear para uno, y qué, para el otro? Y quizás lo más importante, cuál es el mejor camino para lograr la mayor sinergia?

Cooperar significa trabajar juntos para un fin común. Es un proceso.

En ese proceso, he visto que en la mayor parte de los casos hay una construcción individual que luego se comparte para ser enriquecida por las construcciones de los otros. Desde mi opinión, esa primera construcción debería ser un bosquejo que permita la intrusión de los otros (y agilice el proceso). Si está muy terminada, es más difícil que los otros puedan intervenir y aportar. Si hay espacio de de-construcción parcial y reconstrucción, se llega a mejores resultados. Para ello debemos ser humildes en nuestra construcción, entender que puede llegar a ser en parte destruida por otros para formar algo mucho mejor.

Colaborar, aunque en el diccionario es un sinónimo de cooperar, se puede entender también como “ayudar”. Cuando ayudamos a otro, nuestro papel es diferente, nuestro rol es ayudar a que sea el otro el que construya.  Ahí el liderazgo de la construcción está en el otro y nuestro papel es apoyar, apuntalar y aportar. Ese proceso, puede ser muy fructífero especialmente si el líder está atento a los aportes y si hay un entendimiento de que todos están construyendo. Si no es así, los que apoyan pueden auto-limitarse y no sentir como propio el proyecto.  Otra vez, podemos decir que la humildad, pero también la escucha forma parte de este proceso. Empoderar a los que están “ayudando” puede hacer más rico el resultado final.

Y cuando hablamos de co-crear y co-construir? En esos casos, la dinámica del equipo se intensifica, el espacio de comunicación debe ser propicio para escuchar, escucharse, preguntar y responder. Ese espacio se ve potenciado cuando el conocimiento mutuo se va haciendo cada vez mayor, se lima la comunicación y se aprende haciendo. Es un espacio de ensayo y error. Los errores deben tomarse como aprendizajes, minimizando los juicios y buscando nuevas soluciones. Debe ser un espacio coordinado lo suficiente para no perder el foco y a la vez que permita los intercambios informales y las desviaciones que podrían ser base para otras construcciones futuras.

En todos estos procesos, la confianza y la empatía son fundamentales. La confianza se va construyendo y la empatía nos permite ponernos en el lugar del otro y entender, en lo posible, su posición.  En mi opinión personal, la empatía sola no alcanza, porque uno siempre decodifica desde su propia experiencia y aunque se ponga en el lugar del otro, lo hace desde su propia postura. El dar significado a las palabras puede ayudar a que el entendimiento sea mayor.

En resumen, lograr sinergias en equipos  se hace trabajando juntos y aprendiendo del proceso, teniendo una base de trabajo clara que contemple al menos algunos de los siguientes puntos:

• Dar espacio al otro, a sus opiniones y sus formas de ver aunque sean diametralmente diferentes a las nuestras.
• Ser lo suficientemente humildes para entender que aunque seamos muy empáticos podemos errar en lo que interpretamos del otro.
• No caer en los prejuicios.  Pasar de “Ellos” y “Nosotros” a “Todos Nosotros”.
• Ser auténtico con uno mismo, mostrar lo que queremos respetando a los demás.
• Dar espacio a la incomodidad y superarla cada vez que surja, usando la pregunta, interpelando al otro, en el buen sentido, para entenderlo y entenderse mejor.
• Ser generosos y entender que el trabajo colectivo es de cada uno de los que intervienen, o sea de todos.

Las mejoras tecnológicas han aumentado el grado de interconexión a niveles insospechados. Es hora de poner el énfasis en la dimensión humana.

Por suerte, hay mucho camino por recorrer y mucho para aprender.