Correo electrónico: ¿el centro de nuestra identidad digital o una barrera a superar?

Y cómo @notieneemail.com nos enseñó que el email no siempre es necesario

Piénsalo por un momento: ¿cuántas veces usas tu correo electrónico en el día? Probablemente más de las que imaginas. Ya sea para iniciar sesión en tus redes sociales, consultar el periódico , o o comprar algo en las rebajas, el correo se ha convertido en el centro de nuestra vida digital. Incluso puede que te pases horas usando el correo como herramienta principal de trabajo. No importa cómo lo uses, el correo está en el centro de nuestra vida digital. Pero, ¿cómo llegamos aquí? ¿Y sigue siendo esta la mejor manera de gestionar nuestra identidad online?

Todo comenzó en 1971, cuando Ray Tomlinson envió el primer correo electrónico. Era algo simple, casi anecdótico: “something like QWERTYUIOP”. Un mensaje sin mucho significado, solo una prueba. Sin embargo, este primer paso marcó el inicio de una revolución en la comunicación y, eventualmente, en nuestra identidad digital.

El primer correo electrónico fue la semilla de lo que luego sería la identidad digital de millones de personas. Estos mensajes iniciales, aparentemente insignificantes, terminaron moldeando cómo vivimos hoy nuestra vida digital.

En los años noventa, con la llegada de servicios como Yahoo! Mail y Hotmail, el correo electrónico se volvió accesible para todos. Ya no solo era una herramienta para trabajadores de tecnología o investigadores; cualquiera podía tener su propia dirección. Con el auge de las redes sociales y servicios en línea, el correo electrónico asumió un nuevo rol: ser nuestra identidad. Desde Facebook hasta Spotify, usar tu correo para registrarte se volvió la norma. Pero esta evolución no vino sin complicaciones.

Usar el correo electrónico como identificador único ha traído problemas importantes. Primero, compartir el mismo correo y contraseña en distintas plataformas crea una vulnerabilidad: si una plataforma se ve comprometida, las otras también quedan expuestas. Un ejemplo claro es el ataque masivo a LinkedIn en 2012, donde millones de credenciales de usuarios fueron filtradas. Muchas de estas contraseñas fueron luego utilizadas para acceder a otras plataformas donde los usuarios empleaban el mismo correo y contraseña, exponiendo aún más información sensible. Esto pone en riesgo tu información personal.

Para intentar proteger su privacidad, muchas personas comenzaron a crear alias de correos electrónicos o usar correos falsos. Estos alias permiten mantener cierta privacidad y anonimato, especialmente cuando no se quiere vincular la identidad real. Sin embargo, esto también ha generado complicaciones en la gestión de la identidad digital, pues gestionar varios alias puede resultar confuso e impráctico.

La falta de seguridad en los correos y contraseñas ha hecho necesaria la verificación en dos pasos. Métodos como la autenticación por SMS o aplicaciones específicas añaden una capa extra de seguridad, pero también complican ligeramente el proceso para el usuario. Esto hace que muchos perciban la tecnología como algo más complejo y menos accesible, especialmente aquellos que no son expertos en tecnología.

En este contexto, surgen nuevas ideas. Apple, Google, Microsoft y la Alianza FIDO, por ejemplo, están desarrollando métodos como los passkeys, que eliminan la necesidad de recordar contraseñas y vincularse exclusivamente al correo electrónico. Apple presentó esta tecnología en junio de 2022, seguida de Google en octubre de 2022, y Microsoft en el mismo período. También están los sistemas de inicio de sesión que permiten compartir un alias temporal, manteniendo tu correo principal privado.

El correo electrónico debería ser una pieza opcional en el diseño de productos. Requerir el email como elemento obligatorio nos obligó a crear una solución específica con el dominio "@notieneemail.com". Necesitábamos una manera para que los administradores pudieran crear usuarios sin compartir el correo electrónico real. El sistema de autenticación requería un email para crear una cuenta, lo cual se convirtió en un obstáculo significativo, especialmente en los casos donde no era posible o deseable usar un email real. Esto frustraba tanto a administradores como a usuarios potenciales.

La solución fue usar un dominio personalizado: "@notieneemail.com" en las cuentas que venían sin email. De esta forma, cuando un usuario no quería o no podía proporcionar un email real, el sistema generaba automáticamente un alias con este dominio. Esto permitía que el registro siguiera adelante sin problemas, simplificando el proceso y eliminando barreras tecnológicas que habrían impedido a muchas personas acceder a nuestra plataforma.

Aunque esta solución funcionó, también nos dejó una enseñanza importante: si el correo electrónico fuera una pieza opcional en el diseño del producto, no habríamos tenido que invertir tiempo y recursos en desarrollar esta funcionalidad alternativa. El correo es útil para los Product Managers, especialmente para mantener comunicación con los usuarios, pero no debería ser una barrera que complique el uso del producto. Enfocar el diseño del producto alrededor de esta necesidad puede complicarlo innecesariamente.

Tal vez el futuro no esté en eliminar el correo electrónico, sino en hacerlo más versátil. Imagínate tener un único correo que funcione como identidad principal, pero con diferentes niveles de privacidad según el servicio que uses. Algo así como lo que Apple logra con sus inicios de sesión, donde decides si compartes tu correo real o uno generado automáticamente. Ahora imagina que otros proveedores, como Google o Microsoft, también ofrecen esta flexibilidad. Por ejemplo, podrías iniciar sesión en una red social utilizando un alias temporal generado por Google, que se desvincula fácilmente si ya no quieres usar ese servicio. Esto permitiría que el usuario mantenga el control total sobre su privacidad y la información compartida, sin estar atado a un ecosistema específico como el de Apple.

Esta flexibilidad permitiría un equilibrio entre privacidad y usabilidad, reduciendo los riesgos de seguridad y simplificando la gestión para los usuarios.

El correo electrónico ha sido un pilar fundamental de nuestra identidad digital, pero no está exento de problemas. A medida que las tecnologías evolucionan, es hora de replantearnos si el correo debe seguir siendo el centro de todo o si podemos encontrar alternativas más seguras y sencillas.

El futuro de la identidad digital está en nuestras manos. ¿Será más correo o algo completamente nuevo? Solo el tiempo lo dirá.

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