Corrupción (una vez más) en el sistema público de nuestro país. Hoy, Municipal.

Corrupción (una vez más) en el sistema público de nuestro país. Hoy, Municipal.

El reciente encarcelamiento preventivo de Daniel Jadue, exalcalde de Recoleta, imputado por delitos de cohecho, estafa, fraude al fisco, administración desleal y ocultamiento de bienes, pone de manifiesto—una vez más, para las estadísticas de la política y justicia chilenas— una triste realidad en nuestra sociedad: la corrupción ha permeado nuestras instituciones a tal punto que se ha convertido en un tema casi banal. Esta situación no solo sigue sumando en la desconfianza pública, sino que también deteriora los cimientos de nuestra democracia.

 

Es lamentable que la corrupción se haya normalizado en la vida cotidiana chilena. La sensación de impunidad y la falta de consecuencias reales para quienes transgreden la ley destroza de a bocados el sistema. Aquí es donde los planes de Compliance se presentan como una herramienta—a criterio propio y de muchas y muchos individuos— imprescindible para restaurar la integridad y la confianza en nuestras instituciones.

 

Los planes de cumplimiento no deben ser vistos como simples trámites burocráticos, sino como pilares fundamentales para una gestión transparente y eficiente. Su aplicación debe ser autónoma, libre de influencias externas, y debe abarcar desde el cumplimiento normativo hasta una estrategia de comunicación eficaz. Este último elemento es esencial para informar y educar a la ciudadanía sobre cómo deben ser las cosas, creando una cultura de integridad y responsabilidad. Hago hincapié en esto, porque lo que se busca es justamente eso, un cambio, que además de mejorar las prácticas, cambie la cultura.

 

El caso de Jadue es un llamado más, de entre tantos que lo preceden, de atención urgente para todos. Chile necesita un cambio, y aquí estamos comprometidos a ser parte de esa transformación. Los planes de Compliance no solo ayudan a prevenir delitos como los que enfrenta el exalcalde, sino que también promueven una gestión ética y responsable en todas las áreas de la administración pública y privada.


La implementación de estos planes no es genérica, debe ser rigurosa y adaptada a las necesidades de cada institución. Solo así podremos lograr que se cumplan los estándares éticos y legales necesarios para una gestión transparente. Además, es crucial que se desarrollen mecanismos de control y auditoría independientes que aseguren la efectividad de estos planes.

 

Para evitar que la corrupción siga siendo un mal endémico en nuestra sociedad, necesitamos hacer. Podemos construir un país donde la transparencia y la ética sean la norma, y no la excepción.

 

Cristina Zúñiga

Directora Cultura Compliance


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