COVID-19 aumenta la actividad maliciosa de los Estados-nación

COVID-19 aumenta la actividad maliciosa de los Estados-nación

Por Víctor Ruiz, fundador de SILIKN.

Hemos estado viviendo tiempos difíciles provocados por la pandemia de COVID-19. Debido a esta situación de contingencia, a la que las amenazas cibernéticas le han agregado nuevos niveles de complejidad, innumerables empresas de todo tamaño y sector están tratando de sobrevivir y mantener la continuidad de sus operaciones.

Pero entre las amenazas más peligrosas se encuentra una que ha incrementado sus actividades: los ataques de los Estados-nación, entidades que han buscado capitalizar las debilidades de las empresas, el gobierno y otras organizaciones en medio de la pandemia.

Un Estado-nación es aquel que resulta de la organización socio-política de una nación que comparte un territorio, una lengua y una historia común. Es decir, es el Estado que representa a una nación. Este es el caso de la mayor parte de los Estados modernos de la actualidad.

Por ejemplo, en el caso del tema de ciberseguridad y Estados-nación, empresas y gobiernos de todo el mundo han señalado a China como la fuente de una avalancha interminable de ataques contra el comercio occidental, instituciones académicas, los secretos militares y gubernamentales, así como la investigación y desarrollo, con el fin de obtener una ventaja competitiva para los intereses chinos.

Sin embargo, un Estado-nación opera de esta forma porque es difícil demostrar que lo hace y hacer que rinda cuentas. Debido a que es extremadamente difícil demostrar de manera concluyente la fuente de los ciberataques, las organizaciones internacionales, como las Naciones Unidas y las organizaciones comerciales, dudan abiertamente en acusar o condenar a algunos Estados-nación por participar en actividades maliciosas en Internet.

Pero, aunque tomamos a China como ejemplo, hay muchos países que pueden realizar ataques cibernéticos, como Estados Unidos, Rusia, Reino Unido, Corea del Norte, Irán, Israel o Francia, por mencionar a algunos.

¿Por qué estos ataques son perjudiciales? Por ejemplo, a finales de 2019, más de una cuarta parte de las empresas habían experimentado un ataque de este tipo. En 2018, el 20% de las organizaciones pensaban que habían sido atacadas por un Estado-nación y esta cifra aumentó a 30% en 2019. Antes del COVID-19, ya había razones para creer que esa cifra aumentaría en 2020.

Si bien las instituciones financieras y las organizaciones gubernamentales y políticas se han mantenido como objetivos populares para los ataques cibernéticos, ahora analistas de diferentes partes del mundo han encontrado un crecimiento inusual en los ciberataques contra las organizaciones que investigan el COVID-19 cuyo origen es posiblemente China. Los sectores de atención médica, farmacéutica y de investigación que trabajan para hacer frente al COVID-19 han sido los objetivos principales de esta actividad, por lo que la recomendación es que estas organizaciones tomen las medidas necesarias para proteger sus sistemas.

Los encargados de las áreas de sistemas y seguridad de las empresas deben mirar sus negocios a través de los ojos de los criminales, lo cual significa evaluar las debilidades en ciberseguridad y abordarlas de inmediato, específicamente, debilidades antiguas y sin parches, pues los delincuentes cibernéticos extranjeros continúan explotando vulnerabilidades de software conocidas públicamente, y a menudo anticuadas.

Un ejemplo de este tipo de amenazas es Naikon, un grupo de atacantes cuyos objetivos principales son organismos de gobierno de alto nivel, así como instituciones civiles y militares. Naikon es una de las Amenazas Avanzadas Persistentes (APT) más activas en Asia, especialmente en el Mar del Sur de China y lleva aproximadamente, desde al menos 2010, espiando a entidades en la zona. Los analistas de la compañía de ciberseguridad Check Point dijeron que Naikon ha estado lejos de estar inactivo en los últimos meses, intentando piratear organizaciones gubernamentales en Australia, Indonesia, Filipinas, Vietnam y otros países del sudeste asiático.

Es importante señalar que los atacantes son muy conscientes de las industrias más afectadas por la pandemia y han utilizado cada vez más el coronavirus como punto de entrada para una vulneración cibernética. Autoridades de diversos países han recibido y revisado miles de quejas relacionadas con estafas, muchas de las cuales operaban desde sitios web que anunciaban vacunas y curas falsas, operaban campañas de caridad fraudulentas, entregaban malware u hospedaban varios otros tipos de estafas.

En algunos casos, los sitios fraudulentos pretenden ser administrados o afiliados a organizaciones o agencias de salud pública. A medida que la información errónea continúe circulando en el transcurso de la pandemia, los delincuentes de los Estados-nación capitalizarán este tipo de vulnerabilidades.

¿Están los departamentos de tecnología y ciberseguridad conscientes de estos riesgos inminentes provocados por Estados-nación. Esperamos que sí y también esperamos que estén capacitando a su personal, desarrollando campañas de concientización, creando políticas y procedimientos, al mismo tiempo que refuerzan sus sistemas con soluciones avanzadas para la prevención de amenazas. Hoy más que nunca, es hora de que las empresas respalden a sus equipos de ciberseguridad y les ayuden a enfrentar las amenazas de los Estados-nación.

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