Crítica de 'Midsommar'
Te cuento qué me ha parecido la segunda película de terror de Ari Aster sin ningún spoiler.
Recientemente he podido ver Midsommar (2019), el segundo largometraje del joven director neoyorquino Ari Aster, conocido por su gran trabajo en Hereditary (2018), película referente del género del terror y el misterio y una de las más aclamadas en los últimos años, siendo señalada para algunos como la mejor de su género en la última década.
Midsommar es una película de terror impresionista que se destaca por enfocar prácticamente toda su acción durante el día, ya que está ambientada en una región norteña de Suecia durante el solsticio de verano, época del año en la que el sol apenas se pone durante un par de horas. En su mayoría, el largometraje goza de planos abiertos y largos en un ejercicio de concentración en la belleza rural del paisaje, los decorados y la puesta en escena casi teatral por momentos del conjunto de los personajes.
Dani (Florence Pugh) es una chica que pasa por un momento extremadamente duro a causa de una reciente tragedia familiar. Christian (Jack Reynord), su pareja, está algo confuso consigo mismo y con Dani, la cual mantiene una relación de dependencia emocional hacia él. Ellos y su grupo de cuatro amigos deciden ir a un remoto campamento en Suecia, dónde cada solsticio de verano se celebran unas extrañas festividades durante nueve días. Lo que comienza siendo un viaje de estudios y una escapada emocional para la pareja, se irá enturbiando a medida que se llevan a cabo los rituales, cada vez más extremos y perturbadores, a plena luz del día.
Maravillosa actuación de Florence Pugh (Lady Macbeth) que centra casi toda la atención del filme en una consecución de primeros planos y planos largos que representan el frágil estado mental de la protagonista y la realidad alterada por las drogas. La película no quiere jugar con el espectador acerca de lo que es real y lo que no, sino que usa el recurso de la realidad alterada para construir lo perturbador a plena luz del día y esconder al mismo tiempo la verdad sobre lo que parece ser, a todas luces, una secta peligrosa.
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Se trata de un filme visceral, violento, sangriento, con algunas escenas realmente gore, no aptas para aquellos con menos estómago. Aster va jugando con lo macabro y lo bello, lo espeluznante y la tranquilidad, mezclando la belleza del folklore sueco, los cantos melódicos y una banda sonora apacible, con los silencios, las miradas, el trastorno de los sentidos, y la incomodidad que genera todo un colectivo amable y pacífico, en principio.
Midsommar asombra con su elegancia y, a la vez, violencia, ya sea por lo visceral o por lo psicológico, y capta al espectador con una tensión sutil que se va ensuciando por momentos para volver a suavizarse en un ciclo algo repetitivo, resultando algunas partes de la película un tanto largas, sobre todo la primera hora, en la que se profundiza demasiado en la relación entre unos personajes algo planos y poco interesantes, a excepción de Dani y Christian, que adoptan el papel de protagonistas.
Cabe destacar que Aster es un cineasta muy joven y todavía con mucho por demostrar, pero se trata de un director que apuesta por un cine de terror de autor, alejado de muchas de las convenciones del terror americano de Hollywood. Midsommar puede encantarte o tal vez no gustarte, pero es una película muy recomendada por ser una muy buena producción, material interesantísimo, entretenida y realmente perturbadora, saliéndose también de lo usual al apostar por una ambientación diurna y sectaria. Buena película.
Te gustará si te ha gustado: Hereditary, The Wicker Man, The Green Hell, The Forest.
Filmmaker
8 mesesLa vi hace unos días. Me impacto mucho. No es una película de terror tradicional. Te envuelve de tal manera que quedas atrapado.