Criptomonedas - Sobre su relación con la regulación
Artículo anterior: Criptomonedas - El poder de los primeros usuarios
Después de haber entendido como la terminología asociada con las criptomonedas es causa de confusión y haber analizado el poder que tienen sus primeros usuarios, vamos a abordar un tema de vital importancia: la relación de las criptos con la regulación. Es importante esta relación por tres motivos diferentes, que coincidirán con las partes en las que se estará dividido este artículo:
- El origen de las criptomonedas está asociado con la regulación.
- Las criptomonedas y el BlockChain mejoran sustancialmente nuestro ordenamiento jurídico.
- ¿Están reguladas las criptomonedas?
El origen de las criptomonedas está asociado con la regulación
No es casualidad que Satoshi Nakamoto escribiese el artículo fundacional del bitcoin en noviembre del año 2008, apenas unos meses después de la quiebra de Lehman Brothers. La crisis fue provocada por la combinación de la ambición desmedida con la creciente complejidad de un sistema financiero global, en el que la información se transmitía a la velocidad de Internet. El sistema se mostró ineficaz, y el bitcoin se creó con el objeto de resolver parte de esta ineficacia (sólo hay que leer la introducción del artículo fundacional): un sistema de pago descentralizado, en el cual las partes involucradas no necesitan recurrir a un tercero para dar fe de la transacción. El sistema de confianza tradicional recurría a las entidades financieras (y los estados en última instancia) como garantes de esa confianza. Con la nueva propuesta, la confianza pasaba a estar garantizada por la propia tecnología, reduciéndose los costes del sistema con ello y proporcionándole más autonomía al usuario. Cambiaban las reglas.
Tras la crisis, la regulación del sistema financiero ha ido en aumento, tanto en lo que respecta a las entidades financieras como a los mercados. Los requisitos relativos a la información de productos y clientes se han visto reforzados, pero en ocasiones también se ha restringido el crédito y se han dejado de hacer operaciones debido al cumplimiento normativo. Por ello, los costes de los servicios financieros han aumentado, y también la dificultad para poder invertir capitales pequeños. Cuanto más restrictiva es la regulación, más alicientes tienen los mercados financieros para cubrir las necesidades tanto de ahorro como de inversión por métodos alternativos.
De primeras, puede dar la impresión de que es un sistema que está al margen de la ley. O incluso mejor, puede parecer un sistema ideal para evadir la ley. Esta primera impresión es engañosa, según explicaré durante el resto del artículo. Aún así, durante los primeros años, la nueva tecnología demostró su eficacia como medio para realizar pagos en sectores al margen de la ley. Si bien cayó Silk Road (el FBI subastó 144.000 bitcoins) en 2013, o Alpha Bay y Hansa en 2017, por poner tres ejemplos, la fama negativa de las criptomonedas en este sentido sigue estando ahí.
Hay criptomonedas especialmente diseñadas para el crimen, como es el caso de Monero. También, con ciertas precauciones, se pueden llegar a realizar transacciones de forma anónima con las principales criptomonedas, aunque en ningún caso las criptomonedas proporcionan más garantías de las que proporciona el realizar pagos con dólares en efectivo: nunca olvidemos que en Internet prácticamente todo queda registrado. En cualquier caso, el objeto de esta tecnología no es la ilegalidad, sino precisamente lo contrario: hacer que nuestro sistema jurídico sea más eficiente, según analizaremos a continuación.
Las criptomonedas y el BlockChain tienen el potencial de mejorar sustancialmente nuestro ordenamiento jurídico
Tanto Internet como las criptomonedas no son más que herramientas, herramientas que tienen un gran poder. Mientras que internet permite que la información pueda transmitirse de manera instantaneamente sin importar las distancias, las criptomonedas permiten que esta revolución informática llegue al plano económico, y por lo tanto al jurídico. Hasta la fecha, una gran parte de los gigantes de Internet han construido su imperio monopolizando el valor de la información asociada con sus usuarios (redes sociales, servicios de búsqueda y gestión de contenidos por ejemplo). Con la llegada de las criptomonedas, es tecnológicamente posible descentralizar estos servicios, pudiendo llegar a permitir a los usuarios disponer del valor de la información que comparten.
Hoy por hoy, la red Ethereum es el mejor ejemplo del potencial de mejora del ordenamiento jurídico. Es muy sencillo dejar una marca en su BlockChain (programar una condición if:then -si pasa una condición, entonces haces una acción-) que jurídicamente podríamos llegar a considerar como equivalente a elevar a público un determinado acto. Mientras que ir al notario, o pasar por un registro público requiere tiempo y coste, obtener un certificado de la red ethereum, una vez programado es prácticamente instantaneo y sin coste. Con la misma facilidad se pueden emitir derechos de uso, instrumentos que certifiquen deudas o incluso otras criptomonedas.
La aplicación práctica de las criptomonedas en nuevos sectores será inmediata y sin excesivas trabas. Con la llegada del 5G, los electrodomésticos, multitud de sensores o diferentes partes del coche tendrán conexión directa a Internet (sin necesidad de pasar por una tarjeta SIM). Esto hará que la información intercambiada en el sistema se multiplique, pudiendose crear nuevas relaciones económicas (gestión de recursos) entre los diferentes componentes del sistema. Por ejemplo, si un electrodoméstico consume o ahorra energía, un coche está en uso, o un equipo proporciona información valiosa a otro equipo, será posible monetizar ese valor por medio de las criptomonedas. En estos casos, las relaciones económicas y jurídicas que se creen entre los diferentes agentes a consecuencia de la tecnología estarán definidas y serán medibles.
En cambio, en sectores tradicionales la penetración será más lenta. Aquellos sectores que tengan una mayor necesidad de seguridad y control en sus procesos, probablemente adopten la tecnología antes. En el sector de la alimentación, gracias al BlockChain se podrá mejorar la trazabilidad de los productos, cuidando la salud y eliminando el fraude. Aquellos sectores industriales que hagan un uso intensivo de la información o tengan gran complejidad logística probablemente también la adopten. En todos estos casos, el uso de la tecnología redundará en un mayor seguridad jurídica del sistema.
¿Están reguladas las criptomonedas?
Como he comentado antes, hay cierta tendencia a considerar que el mundo de las criptomonedas es un sector anónimo y opaco, sin ley, cuando la realidad es bastante diferente. En el mundo hiperregulado en el que vivimos, es dificil encontrar un sector económico ajeno a la ley, por muy novedoso que sea.
Por ejemplo, la legislación internacional contra el blanqueo de capitales es de las armas más potentes que tiene nuestra sociedad para luchar contra el crimen en general y el internacional en particular. Las criptomonedas no son ajenas a toda esta legislación. El que quiera cambiar dólares por bitcoins tendrá que identificarse aportando su documento de identidad, y en la mayor parte de los exchanges a partir de ciertas cantidades también se pide la documentación. Mantener el anonimato, por tanto no es tan fácil, sin contar con las direcciones IP y la trazabilidad total del BlockChain.
Por otro lado, las ganancias obtenidas con las criptomonedas deben de declararse a Hacienda como ganancias patrimoniales en el IRPF (Impuesto de la Renta de las Personas Físicas). Si se usa el bitcoin como medio de pago, también habra que considerar el IVA (Impuesto del Valor Añadido) asociado con la transacción o el ITP (Impuesto de Transmisiones Patrimoniales) según corresponda.
El tipo delictivo de la estafa perfectamente describe aquellas ICOs (Initial Coin Offering - proceso de creación de Tokens destinados al gran público) cuyo fin sea el engaño de terceros a cambio de obtener unos beneficios rápidos. Si bien, la forma de contratación no es tradicional, el código civil aplica a los smart contracts que se generen tanto en Ethereum como en cualquier otra plataforma. Lo mismo sucede cuando aplique la legislación de consumo, el código de Comercio o MiFidII por poner tres ejemplos. Por todo ello se comprueba como las criptomonedas están mucho más reguladas de lo que podía parecer a priori.
Para concluir, unas palabras sobre la posibilidad de prohibir el comercio con criptomonedas, ya que últimamente se habla mucho de que tal o cual país quiere prohibir el bitcoin en particular o el comercio con criptomonedas en general. Si bien todas estas noticias no son positivas, no hay que olvidar que la tecnología Bitcoin o Ethereum es tecnología P2P (peer to peer). Prohibir el bitcoin sería comparable a intentar prohibir la descarga de archivos por el sistema BitTorrent. Cualquier persona, en cualquier pais, puede ser un nodo de la red... y cualquier usuario se puede conectar desde cualquier otro país a la red. Sería como intentar ponerle puertas al campo.
CEO at Anjana Data | Institutional Relations at DAMA Spain | Data Strategy, Data Management, Data Governance & DataOps
6 añosMuy buen artículo Luis, siempre se agradece leer algo de cordura en todo esto. La regulación es muy importante para preservar el buen uso de las tecnologías incipientes pero en realidad esta en concreto tiene la ventaja de favorecer la autorregulación en sus aplicaciones. La propia red con la descentralización de las transacciones asegura total trazabilidad y auditoría permitiendo una supervisión de las mismas. Cuando hablamos de inversión en icos o criptodivisas, el tema cambia. ¿Cómo se regula que un "proyecto" levante 20MM€ en 1 minuto? ¿Cómo se regula que una cripto se revalúe un 1000% en unos meses? Eso es especulación, no va ligado a la regulación, en todo caso a la prohibición. Por eso mucha gente piensa que se va a hacer millonario comprando unos pocos tokens, porque no están reguladas, y en realidad es un error total derivado del desconocimiento.