CRISIS DEL RELATO SECTORIAL ANTE LAS PRINCIPALES TENDENCIAS DE CAMBIO SOCIAL

La narrativa es -como principio de elaboración de una trama coherente articulada hacia la definición de un escenario concreto- la que sostiene la dirección y relación en el largo plazo de los diferentes actores, sus funciones y funcionalidades.

Definir una narrativa implica otorgar un significado concreto, muy relacionado con el sentido y dirección que se quiere tomar. En el momento en el que un organismo establece su narrativa, condiciona toda su visión estratégica e impacto en el entorno. Es su carta de presentación de quién soy, qué quiero y como lo quiero conseguir; articula su planificación estratégica y su operatividad para el corto, medio y largo plazo. Sólo una revisión y evaluación consciente y continuada de la misma, permite a los organismos trabajar en la definición de su relato y su respuesta oportuna y pertinente ante los cambios en el entorno.

Uno de los principales retos a los que se enfrentan los grandes sectores (tecnología, energía, defensa, política…) es ser capaces de acercar el relato sectorial al entorno social. Las velocidades de avance y cambio social no han sido capaces de encontrar la vía de encuentro con los objetivos y direcciones de los grandes sectores estratégicos.

Las vías de comunicación se han impuesto a las de diálogo, las vías de discurso han silenciado las opciones de encuentro… En la era de la Comunicación y de la Tecnología, se ha dejado de escuchar, de tender puentes y de buscar instrumentos de reflexión conjunta y proactiva. Los discursos se han convertido en propuestas unidireccionales, poco participativas o interactivas, los lenguajes son endogámicos y especializados, poco acostumbrados a su conversión a un relato más universal, abierto y participativo, coherente con lo que se quiere construir a futuro. Es la guerra de relatos donde se habla, pero no se escucha, donde se propone, pero no se establecen canales de acción conjunta.

Los relatos triunfantes son aquellos que permiten la identificación y la participación. Es por ello que los grandes sectores se enfrentan al enorme reto de entrar en los primeros procesos educativos y de percepción social (la escuela, los medios de comunicación, la representación política y social…) para orientar las grandes ideas hacia los caminos para su construcción.

Son precisamente los relatos los que legitiman las estrategias e impulsan las tácticas. Pero en los últimos años, los grandes sectores se enfrentan a estas principales tendencias de cambio social y de su relación con su entorno: brecha de confianza ante un mundo incierto, rápida evolución de las necesidades, digitalización y tecnología, sostenibilidad y responsabilidad social y competitividad global en todas sus esferas y niveles. La capacidad de proactividad, adaptación y anticipación de los grandes cambios asegura la viabilidad de las estrategias y su impacto. Pero si esto no va acompasado de un relato coherente y pertinente, presente, conocido y aceptado por todos, la dirección organizativa y sectorial queda descolgada de su definición y relación con su entorno.

Los grandes sectores deben retomar su propuesta narrativa para sortear las repeticiones del funcionamiento del sistema y los circuitos cerrados de acción y lejanos de la percepción y necesidad de la sociedad.

Los relatos sectoriales no se pueden quedar en juegos de lenguaje o luchas por el dominio de la inmediatez y de las tendencias; deben construir propuestas positivas de presente y futuro, que incorporen plataformas de encuentro, reflexión y acción conjunta entre los principales actores: la empresa, la escuela, los medios de comunicación y la administración pública.

El principal reto ante la crisis sectorial es ser capaces de escribir el relato de nuestro entorno presente y futuro, para el desarrollo de la modernidad, desde la construcción de una propuesta de valor y de acción de forma conjunta.