¿Cuál es la prioridad de tu organización?
Si le hacemos esta pregunta a cualquier dueño o gerente de una empresa o gestor de cualquier tipo de organización la respuesta seguramente será del tipo: “Crecer y expandir nuestro mercado” “Aumentar la productividad en tanto %” “Brindar un servicio de excelencia a la comunidad” o el típico “ser cada día más competitivos en el mercado”.
La gran mayoría de los modelos y herramientas de gestión aplicados a los negocios dan por sentado que las organizaciones buscan la eficiencia, y por lo tanto, mejorar siempre, no importa el contexto en el cual nos estemos moviendo. Pero, ¿qué pasa cuando esto, en realidad simplemente no sucede? Solemos, a veces inconscientemente, atribuir a las organizaciones la cualidad de ser entidades que buscan la mejora continua, reducir costos, aumentar la productividad, actualizar permanentemente los procesos. Atribuimos de forma ineludible que las organizaciones tienen dentro de sus principales objetivos, si no, el principal, aumentar la eficiencia siempre.
En la experiencia que hasta el momento tengo del mundo organizacional, he descubierto que esto no siempre es así, y no en pocas ocasiones descubro que existen otros objetivos que se anteponen a la mejora continua. ¿Qué hacemos con todos los modelos de gestión que dan por hecho esto? ¿Será que no son aplicables a un gran número de organizaciones? ¿Será que la complejidad organizacional supera a todo tipo de parametrización que podamos implementar? ¿Será que debemos indagar, analizar y diagnosticar bien los procesos humanos antes de comenzar a querer implementar cambios?
¿Será que debemos indagar, analizar y diagnosticar bien los procesos humanos antes de comenzar a querer implementar cambios?.
Sobran ejemplos de organizaciones que en su día a día no está como objetivo prioritario el querer cambiar para mejorar, para hacer más eficientes las tareas. Existen numerosas organizaciones, que aunque lo declaren, por supuesto, no tienen previsto realizar ningún cambio en busca de la eficiencia. ¿Esto quiere decir que estas organizaciones son inviables? Quizás tengan más vida que muchas otras que se llenan de herramientas que están de moda en el mercado. Quizás, por el contrario, están en camino a desaparecer, el tiempo será quien juzgue.
La realidad organizacional nos muestra que existen múltiples objetivos, y que incluso a veces, se contraponen con la búsqueda de la eficiencia.
Pensemos por ejemplo en la empresa que busca tener a sus empleados en condiciones físicas, psíquica y emocional lo mejor que esté dentro de sus posibilidades, muchas veces a costa de la eficiencia. ¿Alguien podría juzgar este comportamiento de irracional?
Conozco también organizaciones que buscan incluir a las personas en sus procesos de trabajo, no importa si lo hacen bien o mal, o si son las personas óptimas para determinada actividad, importa involucrar a ciertas personas, importa socializar y dar lugar al desarrollo personal, la tarea en sí misma se convierte en un objetivo, no sólo un medio.
Existen otras que su lógica funcional hace que vivan “apagando incendios”, lejos queda de ellas la planificación y la mejora continua. El horizonte temporal es el inmediato, y mientras las alertas vayan siendo atendidas, la organización marcha, ¿hasta cuando?, dependerá de la naturaleza organizacional de la que estemos hablando.
¿Qué hay de las empresas que buscan la rentabilidad actual para el accionista a costa de productividad futura? Si un sistema, aunque en el largo plazo ineficiente me proporciona rentabilidad presente será el elegido. Esa alianza que es “pan para hoy y hambre para mañana” será la finalmente aceptada.
Ni hablar del organismo público que tiene una metodología de trabajo funcional al poder político de turno, donde hay múltiples actores e intereses que atender, independientemente si un programa es más pareto eficiente que otro. Está comprobado incluso, que a mayor polarización de partidos políticos, el gasto público aumenta ¿Por qué? Porque es mayor la cantidad de “colores” a los que hay que dejar contentos.
La realidad organizacional nos muestra que existen múltiples objetivos, y que incluso a veces, se contraponen con la búsqueda de la eficiencia.
En definitiva, partir de la idea de que las organizaciones buscan mejorar constantemente sus procesos y militar por la implementación de herramientas en pos de ello es un objetivo noble y necesario. Pero atención, existen otras lógicas, otros objetivos, otras prioridades; que de no ser atendidas puede que nos aleje de la realidad, y nada más ineficiente que esto para la búsqueda de la eficiencia, vaya paradoja de la gestión.