"Cuando las Convicciones y los Intereses se Encuentran”.
El conflicto entre nuestras convicciones y nuestros intereses es una batalla interna que puede desestabilizarnos.
Este choque surge cuando los valores que defendemos se ven amenazados por decisiones que, aunque beneficiosas en el corto plazo, comprometen nuestra integridad o propósito a largo plazo.
Este dilema puede generar estrés, culpa y dudas, afectando tanto nuestras relaciones como nuestra toma de decisiones.
Recuerdo un proyecto con una multinacional que requería negociar términos que, si bien favorecían a la empresa, perjudicaban indirectamente a pequeños proveedores locales. Mis principios me impulsaban a buscar equidad, pero mis intereses como consultor me pedían resultados rápidos. Tras noches de reflexión, propuse una solución intermedia: términos que beneficiaran a la empresa y que incluyeran apoyo estratégico para los proveedores. No fue fácil, pero me permitió dormir con la conciencia tranquila.
Cinco consejos para gestionar este problema:
El choque entre convicciones e intereses no es una debilidad, sino una oportunidad para reafirmar quién eres y qué defiendes. Cada decisión que tomas es un paso hacia definir tu legado profesional y personal.
𝐋𝐚 𝐯𝐞𝐫𝐝𝐚𝐝𝐞𝐫𝐚 𝐜𝐨𝐡𝐞𝐫𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚 𝐧𝐨 𝐫𝐚𝐝𝐢𝐜𝐚 𝐞𝐧 𝐞𝐯𝐢𝐭𝐚𝐫 𝐜𝐨𝐧𝐟𝐥𝐢𝐜𝐭𝐨𝐬, 𝐬𝐢𝐧𝐨 𝐞𝐧 𝐞𝐧𝐟𝐫𝐞𝐧𝐭𝐚𝐫𝐥𝐨𝐬 𝐜𝐨𝐧 𝐢𝐧𝐭𝐞𝐠𝐫𝐢𝐝𝐚𝐝.