Cuidar la salud del suelo es cuidar el futuro
El suelo es mucho más que una capa de tierra bajo nuestros pies; es un recurso fundamental que alberga una gran diversidad de microorganismos y organismos que interactúan en un delicado equilibrio y que, en conjunto con el agua, nos proporcionan más del 95% de nuestros alimentos, según datos de Naciones Unidas.
Hoy, en el Día Mundial del Suelo, se nos invita a reflexionar sobre este recurso vital para la vida en la Tierra como un pilar fundamental en la producción de alimentos y en la mitigación del cambio climático.
En Bayer creemos que, para ayudar a abordar estos dos desafíos globales de la seguridad alimentaria y el cambio climático, el futuro de la agricultura debería centrarse más en las prácticas regenerativas, con un enfoque holístico que reconoce la importancia de cuidar la salud del suelo como base de un sistema alimentario sostenible y saludable.
La agricultura regenerativa, en pocas palabras, se trata de "producir más con menos, mientras se restaura más". Si se adopta ampliamente, con su enfoque principal en la salud del suelo, la agricultura regenerativa tiene el potencial de impulsar las cosechas con menos área necesaria para producir alimentos, menos recursos y una menor huella climática y ambiental.
Una de las prácticas que fomentamos desde Bayer en sistemas de producción bajo un esquema de agricultura regenerativa es la implementación de programas de Manejo Integrado de Plagas – MIP – que tiene como resultado un uso óptimo de todas las herramientas que el agricultor tiene para el control de plagas y enfermedades que afectan la productividad. Una de estas herramientas son los productos de síntesis química, que siempre deben usarse siguiendo todas las recomendaciones de las etiquetas; de esta manera el agricultor mantiene el balance de la biodiversidad del suelo y alcanza la inocuidad y calidad de los alimentos que consumimos.
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Los programas MIP que proponemos desde Bayer promueven un entorno más favorable para los organismos beneficiosos del suelo, como las lombrices y los microorganismos que descomponen la materia orgánica.
Otro componente clave de la agricultura regenerativa es la diversificación de cultivos, entendida como rotación de cultivos, cultivos intercalados y/o cultivos de cobertura. Esta práctica resulta en manejos adecuados de las diferentes actividades necesarias para la producción de alimentos, como la fertilización, reducción de la erosión del suelo y promoción de mayor biodiversidad, entre otros aspectos. Esto no solo protege la salud del suelo, sino que también hace que los sistemas agrícolas sean más resilientes a los cambios climáticos y a las plagas.
Además de beneficiar a los agricultores al aumentar la productividad y reducir costos, la agricultura regenerativa tiene un impacto significativo en la mitigación del cambio climático, pues los suelos saludables tienen una capacidad impresionante para almacenar carbono y evitar que éste llegue a la atmósfera. ¿Cómo lo hacen? La biodiversidad que estamos preservando en el suelo descompone restos animales y vegetales en materia orgánica, y el CO2 que ellos emiten en este proceso queda capturado en la matriz del suelo, gracias a que se produce un mínimo disturbio en el suelo y se mantiene cubierto con especies vegetales; todo esto genera captura de CO2 en el suelo. Al impulsar la salud del suelo, contribuimos a la captura y retención de carbono, lo que reduce las emisiones de gases de efecto invernadero.
En la actualidad, la agricultura regenerativa en empresas como Bayer la vemos como la evolución de la agricultura mundial para un futuro más sostenible. Creemos firmemente que cuidar el suelo es cuidar el futuro de nuestro planeta y de las generaciones venideras.