Curva en J: Superando el Desafío Inicial en la Adopción de BIM
En la actualidad, la metodología BIM (Building Information Modeling) se ha consolidado como una herramienta esencial para mejorar la eficiencia y calidad en los proyectos de construcción. En el sector inmobiliario y retail en Perú, su implementación está comenzando a tomar relevancia, aunque todavía se encuentra en una fase inicial.
El Estado peruano ha reconocido la importancia de BIM en los proyectos públicos y ha establecido como meta que, para el año 2030, todos los proyectos estatales se desarrollen bajo sus estándares. Este mandato ha generado un impulso significativo en la industria de la construcción, promoviendo la adopción progresiva de BIM como una herramienta clave para aumentar la productividad, reducir errores y mejorar la coordinación entre disciplinas.
Las ventajas de BIM son muchas y su impacto positivo se extiende a lo largo de todo el ciclo de vida de un proyecto, desde la planificación inicial hasta la operación y mantenimiento. Sin embargo, la transición hacia esta metodología no está exenta de desafíos. Tal como ocurre en muchas industrias que adoptan nuevas tecnologías, las organizaciones en Perú enfrentan obstáculos propios del cambio, y el proceso no es inmediato.
Es aquí donde la curva en J juega un papel crucial. Este concepto ayuda a visualizar cómo, en las etapas iniciales de la adopción de BIM, las organizaciones pueden experimentar una caída temporal en su capacidad operativa debido a la curva de aprendizaje y adaptación. No obstante, con una planificación estratégica adecuada, esta caída puede mitigarse, permitiendo una recuperación más rápida y sostenible. A largo plazo, los beneficios tangibles de BIM —mejor coordinación, mayor precisión y optimización de recursos— comienzan a superar los desafíos iniciales, llevando a las organizaciones hacia un nivel de eficiencia superior.
Recientemente, mientras estudiaba en la maestría que estoy cursando, tuve la oportunidad de conocer y profundizar en el concepto de la curva en J. Este concepto me sorprendió por lo bien que se ajusta a la realidad que enfrentan las industrias, especialmente en sectores como el inmobiliario y retail en Perú, donde la adopción de BIM (Building Information Modeling) apenas comienza. A través de mis estudios, pude ver cómo esta curva refleja las dificultades iniciales que surgen cuando las organizaciones implementan una nueva metodología o tecnología sin la planificación adecuada.
¿Qué nos dice sobre la adopción de BIM?
La curva en J es un modelo que ilustra de manera clara cómo las organizaciones experimentan una caída inicial en su productividad o capacidad operativa cuando adoptan nuevas tecnologías, y BIM no es la excepción. En muchos casos, la adopción de BIM trae consigo un periodo de aprendizaje y ajustes, lo que puede generar frustración, especialmente cuando las expectativas en torno a esta metodología son muy altas.
Al principio, es común que los equipos y gerentes esperen ver mejoras inmediatas (representadas en la línea celeste de expectativas utópicas), pero en la realidad, se observa una disminución en la capacidad productiva debido a la falta de experiencia y familiaridad con las herramientas y procesos propios de BIM. Este desajuste inicial puede generar incertidumbre, pero es parte del proceso natural de adopción.
La clave está en planificar este proceso con anticipación para minimizar el impacto y asegurar una recuperación más rápida (línea roja). Si el cambio es monitoreado adecuadamente y se invierte en la capacitación del personal, es posible reducir el tiempo necesario para que el equipo y la organización recuperen su capacidad operativa y comiencen a experimentar los beneficios de BIM.
Expectativas y realidad
Uno de los mayores riesgos al implementar BIM sin una planificación estratégica es caer en lo que la curva en J define como la "ruta actual de las organizaciones" (línea azul), donde la falta de preparación y previsión hace que el proceso de adopción sea mucho más largo y complicado de lo necesario. Sin una estructura clara, los equipos pueden enfrentar errores recurrentes, lo que aumenta la curva de aprendizaje y extiende la caída en productividad.
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Este escenario no solo afecta los resultados del proyecto, sino que también puede generar resistencia al cambio dentro de los equipos, quienes al no ver mejoras inmediatas, pueden perder confianza en la efectividad de BIM.
Por el contrario, con una planificación adecuada y un seguimiento constante, la adopción de BIM puede seguir la ruta ideal (línea roja). En este caso, aunque se experimenta una caída inicial en la capacidad, esta es mucho menor y se logra una recuperación más rápida, donde los beneficios de BIM —como la mejora en la coordinación, reducción de errores y ahorro de tiempo y costos— se hacen evidentes en menor tiempo.
Mitigar el impacto del cambio: Estrategias clave
La adopción de BIM puede parecer un desafío considerable al principio, pero con las estrategias adecuadas, es posible minimizar el impacto negativo que conlleva la curva en J. A lo largo de mi experiencia implementando proyectos BIM en diversas organizaciones, he visto de primera mano cómo una buena planificación y el uso de herramientas adecuadas pueden hacer que esta transición sea mucho más fluida y menos traumática para los equipos.
Para lograr una adopción exitosa de BIM, es importante aplicar una serie de acciones estratégicas que permitan a las organizaciones adaptarse sin una pérdida prolongada en su capacidad operativa. A continuación, detallo algunas de las estrategias que he estado probando en los proyectos BIM que gestiono, y que han demostrado ser efectivas:
Implementar estas estrategias no solo facilita una adopción más fluida de BIM, sino que también asegura que los equipos puedan aprovechar al máximo su potencial desde el principio. Con la planificación adecuada, el soporte necesario y expectativas realistas, las organizaciones pueden mitigar el impacto del cambio y posicionarse para un éxito a largo plazo en la implementación de esta metodología.
Conclusión
Adoptar la metodología BIM por primera vez puede ser un proceso desafiante, especialmente si no se planifica de manera adecuada. La curva en J es un recordatorio de que, aunque la capacidad operativa de la organización pueda disminuir temporalmente, la clave está en adoptar una estrategia bien pensada que permita superar las dificultades iniciales y, a largo plazo, disfrutar de todos los beneficios que BIM puede ofrecer.
El éxito en la adopción de BIM no solo depende de la tecnología, sino también del enfoque humano. Es fundamental ser pacientes durante la transición, entender que los equipos enfrentarán una curva de aprendizaje y que los resultados no se verán de inmediato. La presión por obtener mejoras rápidas puede ser contraproducente; en su lugar, es mejor fomentar un ambiente donde el equipo se sienta apoyado, se le brinde el tiempo necesario para adaptarse y se reconozcan los avances a medida que estos se logran.
Además de la paciencia, es crucial acompañar a los equipos con una formación continua, facilitando recursos y herramientas que les permitan superar los desafíos de la implementación. Crear un entorno de apoyo, donde se promueva la comunicación abierta y la colaboración entre los diferentes actores del proyecto, contribuirá significativamente a una adopción más fluida de la metodología.
En definitiva, planificar la adopción de BIM con expectativas realistas, invirtiendo en capacitación y en la preparación de los equipos, es la mejor forma de asegurar que los beneficios a largo plazo superen con creces los obstáculos iniciales. Ser pacientes, estratégicos y proporcionar el soporte adecuado durante la transición permitirá que las organizaciones capitalicen todo el potencial de BIM, logrando una mayor eficiencia y calidad en sus proyectos futuros.