Día del Tannat: conocé la historia de la cepa que llevó a Uruguay al medallero de vinos en el mundo.
Hace algunos años me asomé al mercado vitivinícola del Uruguay, tanto en viñedos y bodegas, y “descubrí” para mi un mundo distinto y variado. Siendo un profesional del agro de la “Pampa Húmeda”, el vino no pasaba para mi más allá de la botella y la copa.
Fue por eso que yo no tenía en cuenta la producción vitivinícola en condiciones de clima y suelo del Uruguay, bien distintas a la aridez de nuestra zona cuyana.
Desde Carmelo/Colonia, pasando por San José/Canelones y llegando al Este, el mapa vitivinícola es bien diverso con interesantísima variedad de producciones y estrategias comerciales.
Me resulta muy interesante compartir este articulo de Rosana Decima para el diario El País, del 13 de abril de 2023, hablando del vino insignia de Uruguay.
“Uruguay, un pequeño país que adoptó una cepa extranjera, la llevó a los ojos del mundo y la convirtió en su emblema.
Desde el 2016, en Uruguay se celebra el Día del Tannat cada 14 de abril. La fecha —elegida por el Instituto Nacional de Vitivinicultura— es un homenaje a Pascual Harriague, que un 14 de abril pero de 1894 falleció en Francia a los 75 años.
¿Quién fue Harriague? Considerado el padre de la vitivinicultura uruguaya, popularmente se dice que fue quien introdujo la uva Tannat a Uruguay. Este inmigrante vasco que tuvo gran visión empresarial, tiene bien merecida una jornada en su honor, pero la historia no es tan así como pasó de boca en boca durante tanto tiempo.
Sí, Harriague fue una figura clave en el desarrollo de la cepa Tannat en la región, pero la introducción de la uva a Uruguay le antecedió.
“El discurso popular, que no es lo que muestra el científico, dice que la uva Tannat llegó con Harriague, y que él la introdujo por Salto”, explicó Estela de Frutos, ingeniera agrónoma enóloga. Y puntualizó: “Hoy sabemos que en el siglo XIX, por el puerto de Montevideo que era el gran punto de entrada, tanto de personas como de bienes, hacia 1870 ya ingresaron las primeras uvas, y una de ellas fue la Tannat”.
Esas uvas que ingresaban por el puerto de Montevideo empezaron a cultivarse, sobre todo al Sur del Río Negro. El gran valor que imprimió Harriague a esta cepa fue llevarla hacia el norte del país y hacerla producir.
“Ya había vinos de estas uvas con anterioridad, pero el gran mérito de Harriague fue difundirla en todo el país y también internacionalmente”, señaló De Frutos.
Tannat y Uruguay, una cuestión de identidad.
La Tannat es una cepa originaria de Francia, pero entre los Pirineos que la vieron nacer, los años que pasaron desde que llegó al pequeño y lejano país sudamericano y las manos que cuidaron las viñas hasta lograr su mejor vino, la historia se fue hizo cada vez más particular. Tanto así que Uruguay encontró en ella su identidad como país productor de vinos.
Actualmente, es la principal variedad plantada en todo el territorio nacional y como muestra de su calidad, basta recordar que el Tannat uruguayo es dueño de centenares de medallas que cosechó en concursos internacionales.
De Frutos destacó que gracias al éxito, la imagen, el nombre y el prestigio que Uruguay le dio a la cepa, adaptándola y adoptándola, es que la desarrolló y la hizo conocer en el mundo. “Uruguay hoy puede ser considerado como un centro de dispersión de la variedad, no de difusión botánica porque el origen es francés, pero si de dispersión geográfica. A partir de 1998, cuando ya se consagró como el país del Tannat, empezó su cultivo en distintas partes del mundo, como Argentina, Chile, Brasil”. Más recientemente se sumaron a la lista tierras lejanas, como Japón o China.
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Una cepa y un vino con personalidad.
El vino tannat tiene características que lo hacen único. El Ingeniero Químico y experto en vinos Eduardo Lanza resaltó la labor de Uruguay con el Tannat: “Hace unos 20 o 30 años, no solamente en Uruguay, sino en otros países incluso Francia, este vino no se distinguía. Pero se hizo un trabajo muy intenso, sobre todo dejando madurar mucho la uva en el viñedo, para que los taninos maduraran junto con ella y se pulieran. Entonces hoy en día es una variedad que puede competir o estar a la altura de las otras tintas, como Cabernet Sauvignon, Merlot, Malbec, etcétera.”
De Frutos lo describió como un vino que “al verlo en la copa está ´bien vestido´, de color rojo profundo, con matices hasta negros. En la parte olfativa es intenso, en boca tiene volumen. “Cuando se lo presento a un extranjero siempre le digo que es un vino fácil de conocer, que a veces no gusta de primera pero después al saborearlo queda para siempre entre los recuerdos”, sostuvo.
La Tannat es una variedad con una fuerte personalidad que permite llegar a un vino con estructura, intenso, y los bodegueros locales supieron trabajarla para aprovechar la versatilidad que la caracteriza. Así, con ella se pueden hacer vinos frescos, frutados, rosados, licores, entre otros.
Actualmente hay 5.848 hectáreas de viñedos totales cultivados en Uruguay y de ellas 1.575 son de uva Tannat en Uruguay. Nuestro país es el principal productor de esta cepa y cuenta con volúmenes de elaboración que superan incluso a los de su lugar de origen, Francia.
Que un país pequeño como Uruguay adoptara esta cepa y la desarrollara de la forma que lo hizo, logrando que el mundo entero la conozca, es motivo de orgullo y este 14 de abril el Día del Tannat es la excusa perfecta para brindar y tenerlo presente.
Un vino que conserva intacta su identidad.
Desde el siglo XIX al XXI los hábitos de consumo fueron formando un paladar en el consumidor:“En Uruguay, sobre todo en Montevideo, se consumía vino de muy buena calidad, era una sociedad cosmopolita. Y en 1900 sucede que Uruguay deja de ser un país netamente exportador de vino Tannat, para pasar a ser consumidor”, señaló De Frutos.
La experta agregó que el Tannat uruguayo comenzó a ser famoso en el mundo y como muestra de esto, citó un antiguo documento que trascendió públicamente en el que queda más que clara la buena imagen que Harriague ayudó a instalar de este vino nacional. El señor Dornau, miembro de la Cámara de Comercio Francesa de Montevideo, importador de vinos en el Río de la Plata, escribió a Harriague: “La muestra de 1887 que me ha mandado es la de un vino bien que sea nuevo, agradable y de un color subido sin ser espeso, este vino sería un excelente vino después de un año de bodega”. De Frutos destacó que el comentario perfectamente puede trasladarse a nuestros días, ya que el vino conserva intacta su identidad.
A la hora de acompañar la copa de Tannat.
Si hablamos de Tannat, a la hora de armonizar un vino con la comida, siempre se mencionan las carnes rojas, que pueden prepararse al horno o a la parrilla. Le siguen otros platos bien locales, como los guisos, y también entran a la lista los quesos de sabor pronunciado o las pastas. Si bien eso es lo tradicional, hay que recordar que con esta cepa no solo se hace vino tinto: la variedad es grande y hay desde rosados hasta licores, por lo que la compañía de la comida también es amplia, sin olvidar que también entra en juego el gusto de cada consumidor.
Lanza sostuvo que si bien los platos con carne son la combinación clásica para cualquier uruguayo, mirando la evolución del Tannat, “desde las variedades rústicas del comienzo hasta la era actual, en la que tenemos vinos que son mucho más elegantes, más delicados, siempre con cuerpo pero mucho más pulidos, el maridaje que puede hacerse es como la de cualquier otro vino tinto, como un Malbec, Cabernet Sauvignon, etcétera. El experto agregó que gracias al trabajo de los jóvenes enólogos el Tannat ha tenido una transformación en los últimos años, llegando a posicionarse en el nivel de los mejores tintos, por lo que a la hora de combinarlo con comidas puede pensarse en, por ejemplo, pastas con salsas cremosas o en preparaciones como guisos, una de las opciones ideales para el invierno.
Por su parte, De Frutos destacó la diversidad de estilos que pueden lograrse con esta uva y gracias a esto, la variedad de comida que armoniza bien con estos vinos, van desde platos nacionales hasta internacionales. “El Tannat no tiene límites. Con esta cepa se puede hacer desde aperitivos, hasta vino de postre como el licor de Tannat”, señaló.
A la hora del postre, Lanza concluye que el licor de Tannat es ideal para beber junto a algunas preparaciones bien uruguayas como, por ejemplo, panqueques con dulce de leche o algo que incluya chocolate. Lo que hay que evitar son los platos ácidos.”
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