Día Internacional del Acceso Universal a la Información 2022
La democratización de la inteligencia artificial está cada vez más cerca, conectando a la tecnología y la humanidad.
¿Qué es una IA?
La inteligencia artificial (IA) es un campo de la tecnología dedicado a replicar, e idealmente superar, las capacidades cognitivas de los humanos como el aprendizaje, la resolución de problemas y el reconocimiento de patrones, en sistemas o máquinas, para realizar tareas propias de una inteligencia humana.
¿Cómo lo hacen?
La IA se vuelve “más inteligente” y aprende más rápido cuanto más dato posee.
Las máquinas son capaces de aprender mediante dos tipos de aprendizaje:
Tipos de IA:
Su función es centrarse en una única tarea compleja, sólo está orientado a objetivos específicos.
Los robots que trabajan con ANI pueden ser usados para automatizar tareas repetidas, como buscar en la base de datos o buscar detalles de producto, entre otras incontables tareas.
El funcionamiento del modelo ANI se proyecta a través de la programación de sus acciones.
Algunos ejemplos son el sistema de reconocimiento facial, filtros de spam en correos electrónicos, etc.
Es capaz de aprender y replicar actitudes para resolver diferentes cuestiones, tiene el papel de pensar, lo que conduce a una comprensión única y no completamente robótica.
Tiene la capacidad de evaluar y detectar diferentes necesidades, procesos e incluso emociones para actuar correctamente, adaptándose a diferentes escenarios y proporcionando una solución única para cada situación. Esa es una característica única cuando la comparamos con otros tipos de inteligencia artificial, ya que posee una actividad de resolución muy cercana a la mente humana.
Es la máquina capaz de volverse consciente y autónoma, se la considera capaz de replicar y superar el comportamiento y el pensamiento humano.
Es una tecnología en desarrollo. Un ejemplo claro de ellas son los robots de las películas, sistemas que puedan ser mejores que los humanos en absolutamente todo. Se enfoca en máquinas que tengan emociones y deseos propios.
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Son las más simples y antiguas que se conocen. Están automatizados para reaccionar ante alguna acción, se basan en decisiones sobre el presente.
No tienen memoria, ni pueden administrar una base de datos interna para ejecutar lo que absorben y por lo tanto no tienen la capacidad de aprender y son incapaces de evolucionar.
Un ejemplo claro fue Deep Blue, un sistema capaz de procesar 200 millones de movimientos en un segundo y procesar información y datos en busca del mejor movimiento en tiempo real en función a las jugadas de su oponente, que venció al campeón de ajedrez Garry Kasparov en 1997.
Tienen una pequeña cantidad de memoria disponible permitiéndole a la máquina aprender de los datos, es decir que pueden almacenar la información que recogen durante cierto tiempo y añadirla a su programación para crear nuevos patrones de comportamiento y respuesta para un futuro no lejano.
Crean pequeñas bases de datos a partir de su historial de interacciones. A partir de ahí pueden tomar decisiones para responder a una solicitud o realizar cualquier acción.
Presenta sistemas o máquinas cuya IA les permite entender cómo funciona su entorno, es decir, las personas, objetos y otros sistemas que les rodean. Trata precisamente de las emociones, necesidades y procesos de reflexión que presenta la mente humana.
Son sistemas capaces de aprender en base a nuestros comportamientos y de deducir y saber cuáles son nuestros gustos, necesidades, deseos o hasta cómo esperamos ser tratados.
Actualmente, esta tecnología todavía se ve como un futuro, es una idealización en ejecución.
Se trataría de una IA futurista que desarrolle conciencia de sí misma y sea capaz de tomar sus propias decisiones, diferenciando entre ella y los objetos, personas y sistemas que la rodean.
La idea es que esa inteligencia artificial pueda comprender las emociones y tener las suyas propias.
¿Dónde puede ser encontrada?
Bibliografía: