¿Dónde se mezclan: el «yo emprendedor» con una visión o sueño a materializar, un propósito inspirador y un negocio próspero?

¿Dónde se mezclan: el «yo emprendedor» con una visión o sueño a materializar, un propósito inspirador y un negocio próspero?

En tu marca

Cuando iniciamos el viaje de emprendimiento, lo que se materializa en la empresa que creamos es un balance entre lo que hacemos y lo que amamos, es decir, creamos un espacio en el cual pasamos nuestro tiempo haciendo lo que nos llena, sin embargo, cuando se inicia este viaje, es fácil caer en la trampa de: decir y mostrar lo que haces, dejando a un lado lo que amamos. Esto tiende a suceder porque realmente no sabemos transmitirlo o comunicarlo.

Es aquí donde entran las marcas, pues estas, nos ayudan a explicar y comunicar lo que hacemos sin dejar de lado el por qué lo hacemos. Nos permiten definir un propósito y usarlo como guía para todo lo que queremos lograr como organización.

Una marca no sólo funciona para definir un propósito

De hecho, las marcas nos permiten tener un mejor panorama de todo lo que hacemos en nuestra organización. Nos permite definir con quién queremos entablar relaciones, cómo comunicarnos y expresarnos, cómo nos vemos como organización, incluso nos permite entender si lo que ofrecemos tiene una diferenciación notable o si debemos ajustar algunas cosas para poder reclamar ese puesto de ser “los únicos en el mercado”.

Si las marcas son tan sorprendentes, podrías preguntarte ¿por qué no todos tienen una? la respuesta es simple, muchos creen que esto es algo reservado solo para las grandes empresas (con dinero de sobra).

Sin embargo, si esto fuera cierto, no tendríamos marcas en el mercado como Inspirit que ayuda a generar espacios de conversación, innovación y desarrollo en las organizaciones o Great, que invita a comenzar un viaje de crecimiento y desarrollo profesional. El único punto en común de estas marcas, es que buscan ayudar e invitan a participar en algo mucho más grande que ellos mismos.

Entonces, ¿por qué de verdad no todos trabajan en su marca?

Pues desde lo profesional puedo opinar que por desconocimiento. La constante es que las personas inician sus emprendimientos con la sola mentalidad de vender, vender, vender y esto no es malo, de hecho es muy importante tener esa mentalidad activa, sin embargo, cuando sólo nos preocupamos y prestamos atención a las transacciones, obviando o dejando de lado las relaciones, nos convertimos en lo que probablemente más repudiamos de la industria en general: terminamos convirtiendo a las personas en números y datos, sin tener en cuenta que también son seres humanos con valores y sentimientos.

Si eres como nosotros y no te gusta la idea de solo generar transacciones, puedes comenzar a cuestionarte lo siguiente acerca de ti y tu organización:

  • ¿Lo que ofrezco, lo hago solo por vender o porque de verdad puede ayudar a alguien?
  • ¿Serías tu propio cliente?
  • ¿Te has preguntado alguna vez si quisieras comprar tu propio producto/servicio?
  • ¿Si compraras en tu organización, volverías a comprar allí? ¿Te tratarán como esperas?
  • ¿Qué opinión crees que tienen las personas sobre tu organización, producto/servicio?
  • ¿Qué quieres alcanzar como emprendedor?
  • ¿Estás haciendo todo lo posible para alcanzar tu visión?
  • ¿Qué necesitas mejorar para alcanzar tu visión?

A veces ocurre que estás en el camino correcto, haciendo lo que amas y lo único que necesitas hacer es que todo esto se conecte con el camino de otros. Si tienes este sueño y confías en lo que haces, busca compartirlo y encuentra a esa comunidad que piensa como tú para que te acompañen en el recorrido.

Si llegaste hasta aquí, gracias por leer.

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